La principal ventaja de una puerta blindada está clara: disuade a los ladrones, quienes necesitan perpetrar los robos en el menor tiempo posible.

Como mayor desventaja, podemos citar su precio, ya que, aunque son más económicas que las puertas acorazadas, son más caras que las puertas de seguridad.

Otro de los inconvenientes de este tipo de puertas es que en caso de olvido o pérdida de la llave, el cerrajero no podrá abrir de nuevo la puerta sin romper la cerradura y parte de la estructura de acero, lo que acarrea un alto coste económico por el trabajo y la reparación de la puerta.

Las puertas blindadas se caracterizan por poseer una plancha de acero en su interior. Esta plancha refuerza el resto de la estructura de la puerta, habitualmente de madera, y que podemos encontrar en el mercado con multitud de acabados y tipos de madera distintos, consiguiendo un resultado muy estético.

Como explican en Fotocasa, la cerradura integrada en la estructura con que cuentan estas puertas hace imposible su apertura con ganchos o taladros. La seguridad se refuerza con unas bisagras antipalanca y un sistema de bloqueo que fija la puerta al marco. Incorporan, asimismo, mirillas que permiten observar a quien llama a nuestro hogar. Las llaves, por su parte, están fabricadas a medida y son muy difíciles de copiar.

En cuanto a los materiales de fabricación, las puertas blindadas cuentan con propiedades resistentes al fuego, al humo, a los gases y, también, al calor. Logran, además, un mayor aislamiento acústico frente a las puertas de madera convencionales.

El único requisito que exige la instalación de puertas blindadas es que los marcos preexistentes sean metálicos y estén en buen estado, sin restos de óxido, ya que, en caso contrario, los intrusos podrían arrancar el marco y abrir, así, la entrada.