El talento malgastado: el 99% de los niños superdotados se quedan sin identificar

  • El sistema educativo carece de recursos para detectar a niños con altas capacidades y personalizar su currículum.
  • Un 5% de la población escolar son potenciales superdotados.
  • Sin la atención y las herramientas adecuadas no podrán desarrollar sus capacidades.
Alumnos superdotados.
Alumnos superdotados.
LUIS DE FRUTOS
Alumnos superdotados.

Manuela Díaz tiene 19 años. Cuando entró en el parvulario, su profesora le comentó a su madre que poseía unas aptitudes extraordinarias. En los percheros los niños tenían, a modo de identificación, un animal de un determinado color. En la primera semana Manuela se aprendió a qué niño correspondía la gallinita azul, el conejo verde... todas las combinaciones. La profesora, al notar además ciertos problemas de comunicación, recomendó un psicólogo. Efectivamente, Manuela era una niña de cuatro años con altas capacidades (AA CC).

Fracaso en la detección

Como la de Manuela, hay muchas historias similares. Un informe del Ministerio de Educación cifraba en 300.000 el número de alumnos potenciales superdotados en el año 2000 (un 5% de la población escolar). Los datos relativos al curso 2007-2008 en la identificación de este tipo de alumnos por parte de los centros de enseñanza se alejan del primer porcentaje.

Según la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Madrid (FAPA), nuestro sistema educativo fracasa en la detección de alumnos con AA CC. Así, el 99% de ellos quedan sin identificar.

Son alumnos con un desajuste curricular y unas necesidades formativas especiales, pero que deben tener acceso a las escuelas ordinarias. La FAPA denuncia que existen múltiples estereotipos que condenan a estos estudiantes a la invisibilidad y que impiden, por tanto, su desarrollo pleno. No todos mantienen un expediente académico excelente, ni sobresalen en todas las áreas de su desarrollo, ni descienden de padres con altas capacidades y elevado estatus socioeconómico. Las circunstancias de cada uno son distintas. Una primera diferencia distinguiría entre alumnos precoces, talentosos y superdotados.

Los primeros son aquellos que muestran un desarrollo intelectual más rápido que la media de su edad cronológica, pero que no mantienen niveles superiores una vez concluido su desarrollo cognitivo. Los talentosos, por su parte, presentan un perfil de recursos con altos y bajos en las diversas áreas de manera estable. Finalmente, los superdotados muestran un perfil homogéneo, es decir, una elevación constante en todas las áreas y a lo largo de su vida.

No simplifiquemos

En el caso de que se haya procedido a la identificación, entran en juego las medidas previstas dentro de los centros ordinarios, como la aceleración (matriculación en un curso superior), el enriquecimiento curricular (permaneciendo en su grupo de clase se adapta el currículum a sus necesidades) y los agrupamientos especiales (compaginación de la estancia en el aula ordinaria con un aula especial y un profesorado especialista).

Según la FAPA, estas medidas siguen sin ser personalizadas y desatienden, por ejemplo, las necesidades no cognitivas del niño (afecto, socialización y relaciones, estado madurativo, etc.).

Un error habitual consiste en exaltar exclusivamente el potencial cognitivo del alumno, sin ahondar en su idiosincrasia. Sin las herramientas adecuadas y una atención integral y de calidad, el alumno no podrá desarrollar plenamente sus capacidades.

El talento no abunda en nuestra sociedad. Desgraciadamente, muchos siguen desaprovechándose.

Los profesores ciegos

Si el profesor no cuenta con la formación especializada ni los métodos de evaluación correctos, difícilmente emitirá el diagnóstico adecuado del niño con AA CC. Además, si la detección no se ha llevado a cabo en Primaria, es extraño que se haga en Secundaria, puesto que las identificaciones no se suelen retrasar. La formación del profesorado en materia de educación especial (y AA CC en particular) debería ser permanente.

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