Criminales de guerra ex yugoslavos, pederastas británicos, sicarios colombianos y rusos, estafadores belgas, ladrones de joyerías franceses, narcotraficantes estadounidenses, proxenetas rumanos, mafiosos italianos, torturadores de la dictadura argentina y hasta uno de los más brillantes falsificadores de moneda de Europa, reclamado por el Reino Unido. La lista es muy larga, demasiado.

Desde que se creó en 2004, el Grupo de Localización de Fugitivos, un equipo de élite de la Policía Nacional, similar al de los U.S. Marshals de los EE UU, ha cazado ya en nuestro país a 1.100 fugitivos, el 80% de ellos extranjeros, reclamados por la Justicia de sus países. Muchos centenares más están en sus archivos a la espera de ser detenidos.

Pero, ¿por qué eligen España para refugiarse? El inspector Martínez, jefe del grupo, explica a 20 minutos que "España no es el principal destino de fugitivos extranjeros", pero que los que deciden esconderse aquí "lo hacen sobre todo por nuestra calidad de vida y nuestro buen clima".

Pasar desapercibidos entre compatriotas

Los fugitivos extranjeros son  "gente introvertida, que no se relaciona mucho porque quiere pasar desapercibida, y si lo hace, elige las colonias de compatriotas asentadas ya en España". Por eso, un importante porcentaje de los fugitivos arrestados son alemanes y británicos, de Europa del Este y suramericanos.

No les es difícil entrar en España con documentación falsa camuflados entre los 50 millones de turistas que cada año visitan España. Aquí, la mayoría, no continúa con las actividades delictivas que les obligaron a huir. Como por ejemplo, una de los últimos éxitos de este grupo: un narco estadounidense de origen cubano, que fue arrestado en Lloret de Mar (Tarragona) trabajando de portero en una disco. "¿Aquí también me buscan?", declaró sorprendido.

El sicario que veranea en España

Mató a la mujer y al hijo de 10 años de un ex policía. En los archivos del Grupo de Localización de Fugitivos, en la sede de la Brigada Central de Crimen Organizado de la Comisaría de Policía Judicial, hay un apartado especial para los delincuentes en busca y captura más peligrosos. En el top ten de este listado está el eslovaco Karol Mello, que nació en Bratislava en diciembre de 1969.

Alto, de más un 1,80 metros de altura, de complexión fuerte y ojos verdes, Mello es el objetivo número 1 de la policía de su país y de la Europol. Jefe de una importante red mafiosa, no dudó en asesinar con un fusil a la mujer y al hijo de 10 años de un ex policía. Mello y miembros de su banda persiguieron al coche donde viajaban las dos víctimas, lo interceptaron, lo pararon y lo ametrallaron. Eso fue ya hace cinco años.

Desde entonces está en paradero desconocido. Su última pista data del verano de 2007 y lo sitúa en España. En la foto que maneja la Policía se ve a un Mello teñido de rubio en una playa española (que por motivos de la investigación no especificamos), acompañado de una famosa actriz y presentadora eslovaca, Zuzana Marosova (con la gorra verde), con la que tiene un hijo.

Esta foto fue tomada por la prensa eslovaca y la Policía de ese país se la pasó a la española. Desde esta foto, pocas pistas más. Es uno de los objetivos prioritarios del Grupo de Localización de Fugitivos.

Colaboración ciudadana

El inspector jefe que dirige este equipo policial asegura que en todos los casos, sea el de Mello o el de un simple estafador, se comprueban todas las pistas. Este trabajo de verificación es primordial para intentar localizar a fugitivos que pueden llevar muchos años huidos.

La colaboración ciudadana (fugitivos@policia.es) también es esencial, ya que ha ayudado a resolver entre el 15 y el 20% de los casos. El inspector recuerda a un importante narcotraficante, que lleva más de diez años huido. Fue detenido gracias a la pista que dió un ciudadano en un conocido programa nocturno de televisión, ya que lo había visto en su municipio.

Trasplante de huellas en Colombia

En el Grupo de Fugitivos destaca como uno de los casos más largos de resolver el del narcotraficante Francisco Javier Martínez San Millán, Franky, un pata negra de los fugitivos, lugarteniente de los clanes gallegos de la coca de los Oubiña y los Charlínes. Estuvo huido desde 1994 hasta agosto de 2006, cuando fue detenido en Pedreguer (Alicante) en una lujosa mansión con su mujer, sus hijos y sus padres.

Llegó incluso a viajar a Colombia para que un cirujano le trasplantara las huellas dactilares de los pies en las manos. Creía que con una huella distinta jamás le identificarían. La operación quirúrgica fue un poco chapuza y la Policía lo descubrió al ser detenido (abajo las cicatrices en uno de sus dedos). Ahora es el único preso español que en los archivos policiales tiene dos huellas distintas.