Según la RAE, el edadismo es la "discriminación por razón de edad, especialmente de las personas mayores o ancianas". Y me gustaría remarcar que también hay muchos jóvenes que son rechazados por eso: por ser jóvenes.
Hace unos días, compartí con compañeras de la Academia de la TV, un interesante desayuno en el que varias mujeres en cargos de poder de la industria audiovisual debatían sobre mujer y liderazgo. Después de unos minutos de charla, en la que se creó un ambiente más que bueno, lo de ser hombre o mujer, pasó a un segundo plano.
Ellas no estaban ahí por ser mujeres. Son grandes profesionales que, al margen de otras características, han logrado abrirse camino en el que, hasta su época, era un mundo de señores y ‘señoros’. Además, desde sus puestos de trabajo creen, crean y predican con el ejemplo de una igualdad real en la que lo importante de un trabajador es que trabaje bien.
También se abrió el melón de la edad. ¿Cuántas veces os habéis sentido rechazados por ser jóvenes? ¿Cuántas por ser demasiado mayores? ¿Es la edad relevante para trabajar? Hay grandes profesionales de más de 70 años y también de 18. Es para reflexionarlo…
Vivimos en un mundo en el que, en ocasiones, parece que nunca tenemos la edad adecuada: cuando somos jóvenes ansiamos crecer y al cumplir años, miramos con nostalgia al pasado.
Mentimos a veces sobre nuestra edad para encajar en un proyecto, otras para que no piensen que somos unos niñatos y siempre porque nos sentimos juzgados por características que van más allá de nuestras cualidades para el desempeño laboral.
Allí también hablé con una joven actriz sobre lo duro que es meter la cabeza en este mundo y otra, más mayor, decía lo mismo. Nuestra conclusión fue que lo importante es intentar hacer siempre un buen trabajo, ser humilde, tener ganas y aprender a ser feliz disfrutando del camino. Esa es la verdadera meta.
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