David Moreno Sáenz Colaborador '20minutos'
OPINIÓN

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Dani Alves abandona el centro penitenciario en Sant Esteve Sesrovires
Dani Alves abandona el centro penitenciario en Sant Esteve Sesrovires
Associated Press/LaPresse
Dani Alves abandona el centro penitenciario en Sant Esteve Sesrovires

Son días santos y, al margen de la Iglesia, algunos se dedican a pasearse por el metro difundiendo mensajes al estilo Mr. Wonderful casi como si fuesen la Palabra de Dios. ¿Sabes de lo que te hablo?

Los telepredicadores siempre han existido, los criptobros que se creen el Lobo de Wall Street son cada día más comunes en las redes y últimamente no dejo de ver a chavales (muy jóvenes) en el metro que se graban dando consejos morales en plan "hoy podría ser el último día de tu vida, sonríe y vive con pasión" como si fuesen gurús de la prosperidad y el buenrollismo.

Me pongo en el lugar de esa persona de mediana edad que un lunes por la mañana va de camino al trabajo en metro: con la cabeza llena de preocupaciones, repasando si ha dejado la comida hecha para sus hijos y si hoy le toca llevarlos a fútbol, a pintura o a… ¡Que se calle el friki ese!

Desde hace un tiempo hemos perdido un poco el norte (y el sur) con el tema de las redes. Me incluyo en esos que, a través de sus perfiles (puedes seguirme en @davidmoreno), publican vídeos absurdos, más o menos currados, con el fin de arañar unos likes o con la intención de sumar un puñado de seguidores, pero no veo necesario lo de molestar al prójimo. ¡Ya no se puede pasear por Callao en Madrid sin que un tiktokter te aborde!

En Twitter, Instagram, TikTok, Facebook y Tinder, todos sabemos de todo. Pero… ¿tenemos que saber de todo? ¿Es necesario opinar? ¿Qué pasa si no criticas a Shakira por hacer playback en en Times Square?

Hay opiniones (como la que me genera Dani Alves) que pueden ser más que universales y merecedoras de ser compartidas, pero no veo la necesidad de ir dando asesoramientos pacotilleros a gente que no te los ha pedido. La opinión, como los consejos, valen pasta. No se los regales a quien no los quiere y, sobre todo, no le fastidies la mañana a tus compis de vagón en el metro.

Consejos vendo… y para mi no tengo.

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