Un trasplante de médula ósea transfiere un tipo de alzhéimer a ratones sanos

  • El estudio cambia lo que se sabía de la enfermedad: puede que su única causa no esté en el cerebro.
Famosos por ser "ratones de laboratorio", el ratón común suele llamar menos la atención pero, si nos molestamos en conocerles un poco más a fondo, descubrimos a un roedor inteligente, sociable que adora relacionarse con los de su especie y con las personas. Ofrecerles compañía será una de las claves de su felicidad (siempre que sean de un mismo sexo), así como un enriquecimiento ambiental adecuado. Además, aunque es algo desconocido popularmente, son capaces de aprender algunos trucos como pasar por un aro y acudir a la llamada.
Imagen de archivo de un ratón.
NATURE BLOSSOM / PIXABAY
Famosos por ser "ratones de laboratorio", el ratón común suele llamar menos la atención pero, si nos molestamos en conocerles un poco más a fondo, descubrimos a un roedor inteligente, sociable que adora relacionarse con los de su especie y con las personas. Ofrecerles compañía será una de las claves de su felicidad (siempre que sean de un mismo sexo), así como un enriquecimiento ambiental adecuado. Además, aunque es algo desconocido popularmente, son capaces de aprender algunos trucos como pasar por un aro y acudir a la llamada.

El alzhéimer puede aparecer en casos poco frecuentes por motivos genéticos hereditarios. Un trasplante de células madre de médula ósea de ratones portadores de ese tipo de ‘alzhéimer familiar’ ha hecho que roedores sanos desarrollen también la enfermedad y a un ritmo acelerado.

Un equipo dirigido por la Universidad de la Columbia Británica (Canadá) publica este jueves un estudio en la revista Stem Cell Reports, el cual señala que el alzhéimer no sería una enfermedad cuya única causa está en el cerebro.

Una de las manifestaciones tempranas del alzhéimer es la anormal acumulación de la proteína beta-amiloide, que forma grandes placas amiloides en el cerebro.

La investigación destaca el papel que juega en el desarrollo de la enfermedad la amiloide que se origina fuera del cerebro, lo que se aleja del paradigma actual de que el alzhéimer se produce exclusivamente en ese órgano y pasaría a ser una enfermedad más sistémica.

Para comprobar si una fuente periférica de amiloide podría contribuir al desarrollo del alzhéimer, los investigadores trasplantaron médula ósea con células madre de ratones portadores de una versión familiar de la enfermedad.

Se trataba de una variante del gen humano de la proteína precursora del amiloide (APP), que cuando se escinde, se pliega mal y se agrega, formando las placas amiloides características del alzhéimer.

El equipo trabajó con dos tipos de ratones receptores del trasplante: unos carecían por completo del gen APP y los otros eran portadores de una versión normal del mismo.

Al observar la transferencia del alzhéimer en ratones que no tenían el gen APP, el equipo llegó a la conclusión de que el gen mutado en las células donantes puede causar la enfermedad.

Además, que los animales receptores portadores de un gen APP normal sean susceptibles a la enfermedad sugiere que esta puede transferirse a individuos sanos.

Los autores escriben que es posible que estos resultados "no se correspondan directamente con la experiencia humana del trasplante de células y sus posibles implicaciones neurológicas".

En todo caso, estiman que los donantes de sangre, tejidos, órganos y células madre "deberían someterse a pruebas de detección de la enfermedad de Alzheimer para evitar su transferencia inadvertida durante las transfusiones de productos sanguíneos y las terapias celulares", resume Stem Cell Reports.

El autor principal e inmunólogo Wilfred Jefferies, de la Universidad de Columbia Británica, consideró que mientras se sigue explorando este mecanismo es necesario disponer de "controles y cribados mucho mejores" para ese tipo de donantes, así como en las transferencias de células madre o productos sanguíneos de origen humano, agrega la revista.

El equipo también observó que la enfermedad se desarrollaba rápidamente en los ratones receptores. En este modelo de alzhéimer hereditario, los animales suelen empezar a desarrollar placas entre los nueve y diez meses de edad, y los signos conductuales de deterioro cognitivo comienzan entre los once y los doce.

Sin embargo, los receptores del trasplante empezaron a mostrar síntomas de deterioro cognitivo mucho antes, a los seis meses en el caso de los ratones sin APP y a los nueve en el de los ratones ‘normales’.

Las células trasplantadas eran hematopoyéticas, es decir, que podían convertirse en células sanguíneas e inmunitarias pero no en neuronas.

Por ello, la presencia de amiloide en el cerebro de los ratones sin el gen APP demuestra, según el equipo, que la enfermedad puede deberse a un amiloide producido fuera del sistema nervioso central.

El estudio se realizó con un forma de alzhéimer hereditario, que representa una proporción muy pequeña del total de casos de esta enfermedad, "lo que puede limitar la transferibilidad de los resultados a los seres humanos", indicaron los investigadores.

El equipo se plantea ahora comprobar si el trasplante de tejidos de ratones normales a ratones con alzhéimer familiar podría mitigar la enfermedad, comprobar si esta se puede transferir mediante otros tipos de trasplantes o transfusiones y ampliar la investigación de la transferencia de la enfermedad entre especies.

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