Espinas, la editorial que rescata a autoras del olvido

La editora de Espinas, Alicia de la Fuente, en la librería madrileña Mujeres.
La editora de Espinas, Alicia de la Fuente, en la librería madrileña Mujeres.
N. G. F.
La editora de Espinas, Alicia de la Fuente, en la librería madrileña Mujeres.

Con 11 años, Alicia de la Fuente leía a Saramago. Con 15, escribió un alegato que tituló Todos eran hombres, en el que constataba que todos los escritores a los que admiraba, entre ellos Cervantes o Gabriel García Márquez, eran varones. Cuando cursaba Filología Hispánica, apenas estudiaron a tres autoras en toda la carrera. 

Esa falta de referentes femeninos en la literatura la impulsó a crear un blog de escritoras y, más tarde, a fundar la editorial Espinas, que rescata obras de autoras olvidadas por la historia. Acaba de publicar su octavo título, Bananos y hombres, una colección de relatos de la escritora costarricense Carmen Lyra. En una cafetería cerca de la plaza Mayor de Madrid, De la Fuente cuenta a 20minutos que el germen de la editorial nació, como muchos otros proyectos, durante la pandemia.

"En 2021, el blog que había creado [Escritoras en la historia] estaba teniendo bastante éxito. Pero seguía habiendo muchas autoras cuyos libros no podía encontrar, bien porque no se habían editado, bien porque estaban descatalogados. Muchos textos los encontraba en internet, y otros los pedía a bibliotecas. Conseguí algunos ejemplares que iban soltando páginas de lo viejos que estaban. Me di cuenta de que tenía la necesidad de visibilizar a esas autoras que iba descubriendo y decidí hacer una formación en edición".

Portada de 'Bananos y hombres', de Carmen Lyra.
Portada de 'Bananos y hombres', de Carmen Lyra.
Espinas

La mujer que encendió esa llama e inició la búsqueda de referentes femeninos fue Ana Dostoievskaia, la mujer de Fiódor Dostoievski, el autor favorito de la editora. "Me había leído todas sus novelas, varias biografías sobre él y buscando sobre su figura en Wikipedia (fíjate que tampoco tuve que indagar mucho) vi que Ana, su segunda mujer, era memorialista. Y dije: '¿Cómo que memorialista? Esto lo tengo que leer yo' Pensé que quien mejor conocería al autor de Los hermanos Karamázov sería su mujer", explica. 

Se puso a buscar "desesperadamente" esas memorias y se sorprendió de lo poco accesibles que eran: "Me llamó la atención que hubiera tantos libros sobre él y ese nunca se hubiera editado aquí. Por fin encontré una edición argentina que había rescatado el Centro Editor de América Latina. Me la leí y supe que tenía que publicarla" Y el primer título de Espinas fue Dostoievski, mi marido, en el que Ana narra las vicisitudes de ser la esposa y taquígrafa de un genio obsesionado con su escritura.

El trabajo de arqueología feminista en la literatura, explica De la Fuente, es variopinto. La mayoría de las pistas las encuentra en internet, navegando en blogs de literatura especializados, pero reivindica lo fundamental que es el trabajo de digitalización de muchas bibliotecas públicas, cuyo archivo online le permite encontrar joyas escondidas.

La editora es firme al contestar a la pregunta de si publicaría obras de mujeres no feministas: "Sin duda. De hecho, muchas de las mujeres que he publicado en Espinas no buscaban reivindicar nada ni contar algo desde un punto de vista feminista". De la Fuente pone por ejemplo a Consuelo de Saint-Exupéry, la mujer maltratada del autor de El principito, cuyas memorias vieron la luz en su editorial el año pasado: "Ella solo pretendía contar su historia, no denunciar un abuso machista. Pero ¿qué pasa? Que hoy esa historia se lee a través de un prisma diferente".

Ocho libros en menos de dos años

Desde 2022, en Espinas se han publicado ocho libros, unos más exitosos que otros. ¿Se puede vivir de la edición? "Cuando hice la formación en edición todo sonaba muy romántico, pero al final tienes que vender libros. Y si te quieres forrar, no te dediques a esto. Pero es viable: lo que saco de un libro sirve para publicar el siguiente. Los de mujeres más famosas como Ana o Consuelo se venden mejor, y me permiten rescatar obras de autoras que considero importantes pero que no son tan comerciales", argumenta.

Una de esas mujeres es precisamente la última a la que ha publicado, la tica Carmen Lyra (cuyo nombre verdadero fue María Isabel Carvajal Quesada), activista y fundadora del Partido Comunista en Costa Rica, y que escribió numerosos relatos de denuncia social a principios del siglo XX

De la Fuente recopila varios en Bananos y hombres, y tras tomarse un té y charlar con 20minutos, se dirige a la librería Mujeres, donde hará la presentación del libro junto con la escritora Bibiana Collado (Yeguas exhaustas, Pepitas de calabaza), que escribió el prólogo de esta colección de cuentos.

La ilustradora de la editorial, Jana Domínguez, la escritora Bibiana Collado y De la Fuente durante la presentación del libro ‘Bananos y hombres’, de Carmen Lyra.
La ilustradora de la editorial, Jana Domínguez, la escritora Bibiana Collado y De la Fuente, durante la presentación del libro ‘Bananos y hombres’, de Carmen Lyra.
N. G. F.

Allí, la fundadora de Espinas relata cómo se topó con Carmen Lyra. En su viaje de novios, ella y su pareja decidieron ir a Costa Rica y le chocó lo mucho que distaba el país centroamericano de la imagen idílica que se tiene de él en Occidente. 

"Ese paraíso en la tierra es en realidad un país muy desigual y sin infraestructuras. También caí en la cuenta de que no conocía a ninguna autora autóctona, y al buscar encontré a Lyra. Su denuncia a principios del siglo pasado sobre la explotación de los trabajadores en los cafetales y los bananales me pareció muy actual ante el panorama que descubrí", dice. 

La prologuista del libro, Bibiana Collado, pone en valor la prosa de la autora: "Es cañera, punzante, dura y dolorosa, y señala sin pelos en la lengua la hipocresía de un sistema capitalista". Recalca su vigencia haciendo un paralelismo entre la miseria de los jornaleros costarricenses del banano y las recogedoras en los campos de fresas de Huelva y deplora que Lyra sea mayoritariamente conocida como maestra, en vez de como activista revolucionaria y escritora. 

De la Fuente asiente, y recuerda el lema de su editorial: "Ya había escritoras. Solamente teníamos que encontrarlas". Una mujer rescatada del olvido, una espina menos.

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