Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Ahora, dividir

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz.
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz.
Europa Press
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz.

Yolanda Díaz es como el Espíritu Santo, con perdón a los creyentes, con la diferencia de que ella no descansa en su empeño por dejarse ver y hasta reverenciar. No importa ni dónde ni cuándo, lo mismo exhibiendo su fervor cristiano visitando con frecuencia al Papa para animarle a superar sus achaques de salud que recordándonos que Karl Marx es su muestro ideológico y guía político comunista. Entre tanto, encuentra tiempo para escaparse unos días a Washington no vaya a ser que Donald Trump vuelva a la Casa Blanca y ella sin haberle cumplimentado diplomáticamente antes de que lo haga el ministro de Exteriores.

Tampoco rechaza darse de vez en cuando una vuelta por la madrileña calle Serrano seguramente para comprobar que los ricos continúan empeñados en vestirse en las boutiques de moda mientras injustamente los proletarios apenas pueden comprar en las rebajas. Pero esto de la desigualdad es algo que su cultura matemática lejos de disuadir impulsa su ambiciosa carrera política con vistas a conquistar el poder además de la gloria. Lo suyo es sumar, sumar votos y devotos para seguir escalando peldaños en la carrera por las vicepresidencias monclovitas. De momento ya está en el segundo.

Sumar y sumar , sí, ese es el camino que ofrece la vida para triunfar y en el que no ha tenido suerte, ya que se estrenó con el mal augurio de no haber inaugurado la suerte aritmética en el pueblo gallego que la vio nacer. Sus paisanos, no se han mostrado muy dispuestos a ayudarla en el empeño. La gente es así: nadie es profeta en su tierra y al fin, una decena de votos arriba o abajo no van a ninguna parte. Por el contrario, para ella ha sido un estímulo. Algunos de su entramado partidario utópico en el reto por sumar además han empezado a enseñar los dientes. No están de acuerdo con el reparto de los beneficios que emanan del apoyo a la ambición de Pedro Sánchez. Y ella, enseguida ha encontrado solución: repartirá generosamente el protagonismo que disfruta reintegrándole su lugar a Izquierda Unida, a Más Madrid y a Comunes. Con el resto ya se verá. La solución es fácil, cualquier niño de primaria sabría hacerlo: por sumar se empieza, sólo es el primer paso, ahora toca dividir.

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