A pesar de su condena por la violación de una joven en el baño de una discoteca de Barcelona, la salida de Dani Alves de la cárcel podría ser inminente. Su mujer, la modelo Joana Sanz, que testificó en defensa del futbolista, continuó residiendo en la mansión en la que vivían y a la que regresa Alves tras su paso por la cárcel.
La vivienda, valorada en cinco millones de euros, está situada a las afueras de la ciudad condal, en una de las zonas más exclusivas. El futbolista la compró en 2010, momento en el que fichó por el FC Barcelona y estaba casado con su ahora exmujer, Dinorah Santa Ana, copropietaria de la casa.
La mansión cuenta con 655 metros cuadrados, de los cuales 543 son habitables, varias plantas, un gran garaje y piscina, entre otras muchas salas o zonas para el ocio y el descanso. La vivienda está decorada con un toque modernista y cuenta con todo lujo de detalles. Predomina el blanco y los tonos marrones, los techos altos y las estancias abiertas.
A pesar de las grandes cristaleras que dejan pasar la luz desde el jardín al interior de la casa, no ocurre lo mismo con la fachada que da a la calle, permitiendo que la pareja cuente con una privacidad máxima y una gran intimidad.
El dormitorio principal también se caracteriza por su amplitud, el predominio del blanco y su gran ropero. Además, la cocina también cuenta con un gran espacio en el que destaca una imponente isla.
El jardín es otra de las zonas más llamativas que la pareja solía mostrar en sus redes sociales. El propio Dani Alves mostraba los entrenamientos que hacía al aire libre a través de su perfil de Instagram.
La que ha desaparecido de la red social es Joana Sanz, que decidió tomar la drástica decisión de eliminar su perfil y mantenerse alejada de la polémica que gira en torno a su marido y su matrimonio. La modelo se encuentra en paradero desconocido desde que se conoció que su marido saldría de la cárcel.
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