Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Amigos y enemigos, todos unidos

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una sesión de control al Gobierno.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una sesión de control al Gobierno.
Gustavo Valiente/EP
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una sesión de control al Gobierno.

Pedro Sánchez, que desde la derrota de julio no paró de sumar fracasos, acaba de conseguir su primer éxito político: ERC y Junts, los dos socios catalanes enfrentados históricamente se han unido, bien es verdad que contra él como enemigo común al que dispararán con fuego a discreción en los tiempos pre electorales que vienen en Cataluña. Nada más fracasar en la aprobación de los presupuestos de la Generalitat, los diputados de ambos grupos se abrazaron felices estimulados, según sus propias palabras, por la suerte de por fin poder conseguir un gobierno propio en las elecciones anticipadas y no una delegación de La Moncloa.

Mientras tanto, el inefable negociador socialista-sanchista (nada que ver ya con el socialismo centenario de Pablo Iglesias o Felipe González), Santos Cerdá, (intelectual según le definen quienes le conocen de gran nivel), ya ha volado corriendo a Ginebra para reunirse con el recién amnistiado provisional —todavía tendrá que esperar un poco para recuperar los derechos plenos de una nacionalidad que odia— Carles Puigdemont, se supone que para darle la enhorabuena, celebrarlo juntos, y empezar a hablar de las exigencias y promesas aún incumplidas sobre el futuro, empezando por el referéndum.

Todavía lo de la amnistía dará mucho que hablar, pero el tiempo para el prófugo no admite esperas. Todo está en función de la autodeterminación. La transparencia ya quedó claro que no existe: este es un asunto entre dos, entre el Gobierno de España y el acuerdo secreto para que Pedro Sánchez haya conseguido conseguir el poder —en contra de las urnas— y mantenerse algunos meses más entre sector corrupto de las mascarillas y con el apoyo de todos los partidos políticos que tienen como prioridad convertir a España en trizas, convertida en una especia de sistema tribal.

En fin, de momento toca esperar las vacaciones de Semana Santa.

¡Qué estoy escribiendo! Antes de que pongamos el coche en marcha, pendientes de la previsión meteorológica en la playa, la imprevisión política proporcionará algún nuevo episodio del caos que se está propiciando en la estabilidad de la democracia.

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