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Portugal va a las urnas este domingo entre el miedo a la abstención y un 'sprint' ajustado para afrontar la era post-Costa

Principales candidatos a las Elecciones legislativas en Portugal. De izquierda a derecha, André Ventura (Chega), Luís Montenegro (Alianza Democrática), Pedro Nuno Santos (Partido Socialista), Rui Rocha (Iniciativa Liberal), Mariana Mortágua (Bloque de Izquierda) y Paulo Raimundo (Comunista+Verdes).
Principales candidatos a las Elecciones legislativas en Portugal. De izquierda a derecha, André Ventura (Chega), Luís Montenegro (Alianza Democrática), Pedro Nuno Santos (Partido Socialista), Rui Rocha (Iniciativa Liberal), Mariana Mortágua (Bloque de Izquierda) y Paulo Raimundo (Comunista+Verdes).
Henar de Pedro
Principales candidatos a las Elecciones legislativas en Portugal. De izquierda a derecha, André Ventura (Chega), Luís Montenegro (Alianza Democrática), Pedro Nuno Santos (Partido Socialista), Rui Rocha (Iniciativa Liberal), Mariana Mortágua (Bloque de Izquierda) y Paulo Raimundo (Comunista+Verdes).

Los giros políticos parecen ser ya una norma en casi toda Europa y Portugal no es una excepción: este domingo el país va a unas elecciones anticipadas que se convocaron por un escándalo de corrupción que salpicó directamente al primer ministro Antonio Costa solo dos años después de una mayoría absoluta de los socialistas con la que casi nadie contaba. Entonces fallaron las encuestas, esas mismas que ahora ajustan la carrera final entre izquierda y derecha para encarar una nueva era: Pedro Nuno Santos (PS) y Luis Montenegro (PSD) son los principales contendientes en unos comicios sumidos en el miedo a una alta abstención.

Los lusos eligen este 10 de marzo a los 230 diputados que compondrán la Asamblea de la República y lo hacen sumidos en un hartazgo importante porque estas son las segundas elecciones anticipadas que se dan de manera consecutiva. A las anteriores se llegó porque el Gobierno del PS con sus socios de izquierda, que no entraron en el Ejecutivo, se resquebrajó a cuenta de los Presupuestos; estas se dan bajo la sombra de la corrupción, con ministros detenidos e investigados por un escándalo de concesiones energéticas y con un error judicial al señalar directamente a Costa.

El escenario, por tanto, es extrañísimo para un país más acostumbrado a la estabilidad desde la caída de la dictadura de Salazar. Son tiempos nuevos, eso sí, y los candidatos lo saben. La esperanza de los socialistas para reenganchar el apoyo de la gente tras meses de desgaste es Pedro Nuno Santos. Nacido en São João da Madeira, en el distrito de Aveiro, tiene 46 años, y fue ministro de Infraestructura con Costa. Es la opción más izquierdista del partido y apuesta precisamente por medidas como la subida del salario mínimo y de las pensiones, y por facilitar el acceso de los jóvenes a alquileres "justos".

Como economista que es, Nuno Santos ha querido hacerse fuerte en esos temas, consciente además de que el coste de la vida está subiendo en Portugal y el acceso a la vivienda es cada vez más complicado. A su favor juega por ejemplo el hecho de haber sido firme contra la corrupción: como ministro dimitió hace un año a raíz de las críticas por las indemnizaciones pagadas a un miembro del consejo de administración por la compañía aérea estatal TAP.

En frente, el socialista tiene a Luis Montenegro, que es la alternativa de la alianza de centro derecha. El PSD ha unido a su 'causa' al Centro Democrático Social y al Partido Popular Monárquico, y de momento esa coalición lidera los sondeos, aunque sin mayoría suficiente para poder gobernar en solitario. Montenegro es diputado desde 2002 y entre 2011 y 2017 fue presidente de su grupo parlamentario, siendo uno de los hombres más activos en el centroderecha portugués, que fracasó en los últimos comicios cuando parecía que lo tenía todo de cara.

La base del programa de la Alianza Democrática -así se llama la coalición- es también la economía, con una apuesta por la reducción de impuestos y el aumento de las ayudas a los colectivos vulnerables. Asimismo, igual que el PS aboga por un aumento de las pensiones, aunque no por la misma vía que la izquierda. Y con todo eso, Montenegro tendrá un dilema si gana: gobernar o no con la derecha radical.

Aquí aparece el tercero en discordia: André Ventura. Chega se ha consolidado como tercera fuerza tras su irrupción con 12 diputados en 2022; ahora aspira a ser la llave en el bloque de la derecha y mantiene un discurso extremista, con medidas antiinmigración y con la premisa de "luchar contra la corrupción", algo que precisamente en estas elecciones es relevante. Ventura, ex tertuliano deportivo, tiene condenas precisamente por xenofobia y ha basado su campaña en mucha presencia mediática y un uso casi adictivo de sus redes sociales para atraer a los votantes más jóvenes.

El papel que pueda jugar Chega, eso sí, no depende tanto de Chega como de los dos partidos mayoritarios. Por lo pronto, Nuno Santos ya ha asegurado que si el PSD gana las elecciones, el PS facilitaría la formación de Gobierno sin que este tenga que depender de la derecha radical, aunque Ventura da por hecho que sin mayorías su partido será decisivo en el próximo Ejecutivo. No piensa igual Montenegro, que cierra la puerta a un pacto con ellos: "No es no", ha repetido durante los mítines. Eso no excluye que haya querido atraer a potenciales votantes, pero parece bastante claro el cordón sanitario, aunque Ventura no le dé demasiada importancia. 

Más allá del 'trío' electoral más relevante, Rui Rocha es el candidato de Inicitiva Liberal, el partido centrista por excelencia en Portugal que aspira mejorar los 8 diputados conseguidos en 2022. Más importante será, en todo caso, el peso que tengan otros dos partidos de izquierda: el Bloco, con Mariana Mortágua como candidata, y el PCP, con Paulo Raimundo. Ambas formaciones vienen de un mal resultado hace dos años y quieren tener peso para un posible pacto con el PS que reedite en cierto modo la Geringonça que tanto éxito tuvo en 2015.

Hay una lectura secundaria, asimismo, en estas elecciones portuguesas, pues son una especie de previa a los comicios europeos de junio. De hecho, son la última gran prueba para populares y socialdemócratas; la derecha está en auge en todos los países de la UE y encadena buenos resultados y nuevos gobiernos en Polonia, Suecia o Finlandia. En cambio, para la izquierda Portugal servía con Costa como buque insignia junto a España, bajo el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Perder el poder del todo sería un golpe para el PS.

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