Crisis en los huertos urbanos de Barcelona por la prohibición de regar por la sequía: "Es nuestro refugio y nos lo están quitando"

Un vídeo del huerto de Can Mestres.
Un vídeo del huerto de Can Mestres.
Un vídeo del huerto de Can Mestres.
Un vídeo del huerto de Can Mestres.
Miquel Taverna

La situación de emergencia por sequía en Cataluña continúa agudizándose. Ya lo advirtió el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, que explicó que, si seguía sin llover, vendrían "meses complejos y momentos complicados". Ejemplo de ello es lo que sucede en los más de 500 huertos urbanos de Barcelona que llevan sin poder ser regados desde el 2 de febrero, cuando empezaron las restricciones. Muchos involucrados en el cuidado de estas tierras piensan que esta prohibición es una "injusticia". "El huerto es nuestro refugio y nos lo están quitando", expresan desde el sector.

El pasado 22 de febrero se aprobó en el Parlament una propuesta que pedía revisar las restricciones previstas en las diferentes fases del Plan Especial de Sequía, PES, para mejorar la eficiencia de los canales de distribución de agua para el riego. Aun así,  mientras esta no se concrete, los afectados seguirán "presionando" hasta conseguir un permiso de riego.

El huerto de Can Mestres

Una imagen del Huerto de Can Mestres en la que un hombre riega sus tierras con agua de la ducha.
Una imagen del Huerto de Can Mestres en la que un hombre riega sus tierras con agua de la ducha.
Miquel Taverna

Uno de los tantos huertos afectados es el de Can Mestres, perteneciente a la red de Huertos Urbanos de Barcelona. Este programa va destinado a personas jubiladas y mayores de 65 años de toda la ciudad. A través de actividades agrícolas, ejercitan su cuerpo y se rodean de un ambiente "sano y colectivo".

Consol, jubilada y propietaria de una parcela de Can Mestres, ha explicado a 20minutos.es sus vivencias en el huerto desde la aparición de la sequía en Cataluña. Can Mestres empezó siendo una masía antigua que con el paso del tiempo se convirtió en "un lugar de refugio para las personas mayores".

La jubilada manifiesta que mucho antes de la aparición de restricciones por sequía en territorio catalán, desde el huerto ya les prohibieron regar con mangueras, por lo que tuvieron que "buscarse la vida" para que las tierras siguieran subsistiendo. La estrategia era la siguiente: abstenerse de las mangueras y regar las tierras con el agua de una fuente cercana al huerto. Así pues, el agua lo transportaban con regaderas.

La mayoría de participantes superan los 75 años

Una imagen de Ramon, un hombre que tiene tierras en el Huerto de Can Mestres.
Una imagen de Ramon, un hombre que tiene tierras en el Huerto de Can Mestres.
Miquel Taverna

Consol lamenta que la mayoría de los que trabajan en ese huerto son personas que superan los 75 años, por lo que "tener que hacer aquello para regar el huerto, era una barbaridad". Asimismo, cree que "los de arriba no fueron conscientes" que trataban con gente mayor. "Esa responsabilidad no nos correspondía", expresa.

Desde el 2 de febrero, Consol asegura que muchas personas han dejado de asistir al huerto. Entre ellas se encuentra Manuel, propietario de una parcela también en Can Mestres. Explica haber dejado de ir al huerto desde que les "cerraron el grifo". El jubilado vive en Cataluña desde hace varias décadas y en todo este tiempo "nunca" le había "faltado huerto", manifiesta, por lo que estar "ahora en estas circunstancias, es una pena", dice.

Aunque Manuel sabe que algunos de sus compañeros vienen con garrafas de agua desde sus casas para regar las tierras -tal como hace Consol-, él lamenta que aunque le gustaría poder regar, de momento no ha optado por hacerlo, "ya que es mucho peso a cargar para un jubilado", como es su caso.

A pesar de que ahora se las "apañan" como pueden, en verano la cosa podría ser diferente. Según Consol, actualmente hay muchas plantaciones que "se salvan" porque resisten con muy poca agua o con algo de humedad, pero la verdadera preocupación vendría en verano, momento en que los cultivos “necesitan de mucha agua para vivir".

Así es el caso también de los árboles, que "entre que no llueve y cada vez se exponen más a grandes temperaturas de calor, la mayoría ya se están secando". Consol pide que “por favor” se les permita regar “como Dios manda” ni que sea una vez a la semana, ya que si no, "el huerto dejará de existir".

"Ejercicio, conversación, diversión y risas"

El único boniato que han podido plantar durante este año en el Huerto de Can Mestres.
El único boniato que han podido plantar durante este año en el Huerto de Can Mestres.
Miquel Taverna

Consol y Manuel coinciden en que el huerto es algo imprescindible en sus vidas, puesto que les "aporta muchísimo". Para ellos, ir a Can Mestres va mucho más allá de ir a un huerto a trabajar las tierras: "la verdadera finalidad" es la de poder tener "una obligación, un compromiso y poder darle movilidad a tu cuerpo". Ir al huerto "da ejercicio, conversación, diversión, risas… Es nuestro refugio y nos lo están quitando. Es injusto", concluye Manuel.

Tomás, de 75 años, asegura que cuando llueve es toda una alegría, ya que esa agua que cae durante el día "no está pagado con dinero". Por otro lado, está Pedro, de 66 años. Es uno de los responsables del cuidado de los animales en Can Mestres. En el huerto tienen ovejas, cabras, ocas, patos, gallinas y gallos, por lo que tienen la obligación de alimentarlos.

"Hay que priorizar. Si les damos agua para que beban, no podemos limpiar sus cuadras con agua. Hacemos lo que podemos", expresa Pedro. Asimismo, asegura que la gran mayoría de parcelas están repletas de patatas, ya que es un alimento que crece con tan solo un poco de humedad.

A su vez, Ramón, de 81 años, lamenta que es una pena que se les prive de regar, ya que la gran mayoría se trata de jubilados que "no tienen otras actividades a las que acudir", por lo que llega un punto en que "no piensas en otras cosas a hacer. Con 20 años sí, pero con 80 ya no", subraya.

El huerto de la cubierta del Mercado Vall d'Hebron

Una imagen del Huerto de la cubierta del Mercado Vall d'Hebron.
Una imagen del Huerto de la cubierta del Mercado Vall d'Hebron.
Miquel Taverna

Al igual que Can Mestres, el huerto de la cubierta del Mercado Vall d'Hebron también se ha visto limitado por esta restricción. Arnau Montserrat, portavoz y trabajador de varios huertos, como es el de Vall d’Hebron, asegura que "seguirán presionando" hasta conseguir un mínimo de permiso de riego.

"Sé que por la situación en la que estamos, debemos adaptarnos, pero sin un mínimo, no hay adaptación que valga. Mientras unos tienen permiso para regar un mínimo, nosotros no tenemos nada, y esto me parece absurdo", subraya Arnau, quien explica que con "un mínimo se puede hacer algo, pero que sin nada" no pueden hacer "maravillas".

Desde el sector piden que "las cosas cambien cuanto antes" o en verano va a ser "imposible" poder salvar las tierras. Ahora, simplemente se limitan a cultivar aquello que saben que "va a salir". Aun así, y a estas alturas del año, se están viendo crecer plantaciones que "ya deberían haber doblado su espacio de cultivo, lo cual, es preocupante", concluye Arnau. 

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