Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

“Venga de donde venga”, ese estribillo político falso

Rechazamos el dequeísmo venga de donde venga.
Rechazamos el dequeísmo venga de donde venga.
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Rechazamos el dequeísmo venga de donde venga.

Se escuchan durante el fin de semana voces de rechazo a la corrupción. “Tolerancia cero” y “venga de donde venga” son dos expresiones que se han escuchado en boca de líderes y representantes del partido que padece este incómodo brote de sarampión institucional. Sobre la tolerancia, hablaremos otro día. Vamos a fijarnos hoy en la conocida fórmula “venga de donde venga”, que es una especie de sortilegio para diluir y disimular la condena a las acciones de los que son de tu partido.

Esa frase latina de origen medieval que habla de excusas no pedidas y acusaciones manifiestas encaja bien en este complicado Tetris mental con el “venga de donde venga”. Es la estrategia de la tinta de calamar, para emborronar el panorama y esperar a que escampe. Pero son tiempos de sequía y, a veces, no escampa. Si preguntamos, en este caso y en muchos otros, ¿y de dónde viene la corrupción? La respuesta no será satisfactoria.

“Venga de donde venga” es una especie de sortilegio para diluir y disimular la condena a las acciones de los que son de tu partido.

Hay un tango argentino de 1920, creado para promocionar un preparado contra el dolor de cabeza llamado Geniol, que se titula “Venga de donde venga” y es una maravilla. Venga del aire o del sol, / del vino o de la cerveza, / cualquier dolor de cabeza ¡ja! ¡ja! / lo quita con un Geniol”. El rapero mexicano Eli’ X Chicano tiene también un tema en el que aparecen encapuchados, pistolas y asuntos muy turbios que se también lleva ese título. En ambos casos, sin embargo, el contenido es más literal y menos retorcido que cuando lo dice un político.

Se escuchó mucho con la violencia, sobre todo la de ETA. Los partidos tibios, los culpables, los de las nueces y los que tenían algo que ganar solían utilizar la muletilla “venga de donde venga” para no condenar el atentado de turno y para sugerir que la violencia era bidireccional y en la misma intensidad. Aquello de “cree el ladrón que todos son de su condición” nunca ha dejado de estar vigente. Aún se ve.

Imaginemos que tras el asesinato de una mujer a manos de un hombre algún líder político utilizara esta muletilla. No quedaría bien. Sonaría raro y se le acusaría de varias faltas contra lo más sagrado. El “venga de donde venga” es un aviso a navegantes, un disfraz, un engañabobos, una evidencia de que el río suena y una alerta para seguir husmeando en los montones de estiércol. 

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