Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Cerrado por huelga

La Torre Eiffel.
La Torre Eiffel.
MARTIN BUREAU / GETTY IMAGES
La Torre Eiffel.

Los turistas, seguramente muchos españoles, que estos días visiten París van a sufrir una fuerte desilusión. Cuando se acerquen a la torre Eiffel, quizás el monumento mas emblemático y fotografiado de la ciudad, lejos de tener que incorporarse a la cola para subir a lo alto, lo que van a encontrar es un grupo de frustrados que leen y releen un cartel donde se advierte que el acceso está cerrado por… huelga.

La conflictividad laboral que se extiende por Europa está afectando a los servicios más variados. Pero en el caso de la torre Eiffel las razones no responden sólo a las reivindicaciones laborales, por encima hay otra que reflejan la inquietud de los propios empleados por la herrumbre que está corroyendo el entramado metálico de la infraestructura. Hace ya tres años que hicieron pública su preocupación sin obtener resultados.

El Ayuntamiento y su alcaldesa, la española Anne Hidalgo, han escuchado, respondido con buenas promesas, pasan los meses y ya los años sin hacer nada. La inquietud de los empleados, que de paso reivindican mejoras salariares acorde con la inflación, cuentan con el argumento de informes técnicos que abundan en el problema creado por la humedad y falta de atención. La corrosión es grave e irá a más.

Los visitantes, que siguen siendo muchos –el año pasado más de siete millones– tienen que conformarse contemplando la silueta de la torre y hacerse fotografías y selfis, eso sí, desde diferentes ángulos. Claro que no es lo mismo, al regreso a sus casas no podrán señalar con el dedo sobre la foto el lugar de lo alto que les permita presumir afirmando, "mirad, aquí hemos estado nosotros". Por los alrededores, los frustrados visitantes, acusan a las autoridades municipales: "Cuando vean que la recaudación cae, reaccionarán".

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