Lorena García Díez, periodista y madre: "No se cuenta el cuarto oscuro de la maternidad, pero lo hay"

fotografo: Jose Gonzalez Pérez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Colaboradora de Espejo Público: Lorena García Díez
Lorena García Díez, durante su visita a '20minutos' para ser entrevistada.
JOSÉ GONZÁLEZ
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Para la gran audiencia, Lorena García Díez es, ante las cámaras, la colaboradora y copresentadora de Espejo Público en las mañanas de Antena 3. Detrás de las luces, esta periodista, nacida en Guadalajara hace 42 años, es una madre como tantas, que ha sacado de su aprendizaje diario material suficiente para escribir sus pensamientos bajo un punto de vista poco explorado: el estoicismo. Madre de Mario (5) y de Gabriela (2), Lorena ha escrito Claves para una maternidad estoica (Libros Cúpula), una visión tierna, divertida y filosófica sobre un rol del que no siempre se cuenta todo. Las Meditaciones de Marco Aurelio orbitan sobre este título amable, pero que hurga en las heridas que dejan el miedo, la inseguridad, el desconocimiento y el burnout de madres y padres. El volumen permite cierta interacción con el lector y ayuda con optimismo en cómo combatir a los grandes enemigos de la maternidad: la ansiedad, el estrés y la falta de humor ante las situaciones límites.

Por sus numerosas referencias, se entiende que ha tenido que leer a Marco Aurelio para su libro. ¿O no le ha hecho falta?Fui consciente de lo que me gustaba el estoicismo y aplicado a la maternidad, cuando Leticia, mi editora, me plantea el libro. Porque en nuestras conversaciones vio ese estoicismo en mi manera de enfocar la maternidad. Es verdad que la filosofía era una de mis asignaturas preferidas en mis tiempos escolares, y es cierto que leo a los estoicos y sobre todo, practico su teoría: hacer tu vida siguiendo esas reglas estoicas.

Lo bueno del estoicismo es que te ayuda a prepararte para lo peor

Plantea su experiencia partiendo de su primer y laborioso intento de embarazo y después, del postparto. ¿Cuáles han sido sus principales 'pesadillas' como madre?Lo bueno del estoicismo es que te ayuda a prepararte para lo peor y a relativizar. Yo que soy por carácter bastante controladora y preveo todas las posibles circunstancias, aplicando el estoicismo he aprendido a no sufrir de más por adelantado. Porque los miedos pueden ser todos los del mundo. El mayor que yo he sufrido es el momento en que me quedé embarazada, con todo el deseo que yo tenía. Mi primer embarazo era prácticamente imposible. En ese momento descubrí la mayor alegría y el mayor miedo. Cuando tienes en los brazos esa criaturita, empiezas a ver los riesgos de la vida. ¿Que a mi hijo le puede pasar algo? Efectivamente, pero lo que tienes que hacer es prepararte y no perder tiempo de felicidad presente por lo que pueda pasar o no en el futuro. Como apuntan los estoicos, Carpe diem: disfruta del presente.

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La autora habla de la maternidad con humor y ternura.
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¿Dónde ha tenido que pelear más como madre para vencer sus temores y dónde menos?Para mí, lo más complicado en una maternidad 'sencilla' (mis hijos tienen solo 5 y 2 años, afortunadamente sin ningún problema de salud), es adaptar mi carácter controlador al día a día, ver la vida con ojos de niños. A mí, como cuento en el libro, no me gustaban los parques porque además críe a mis hijos en pandemia (con los miedos a contacto, contagio, suciedad)... Pero eso es una barrera que hay que superar. Porque por encima de todo, ellos disfrutan muchísimo de los parques. Me he dado cuenta de lo importante que es librar tus propias batallas. Y lo más fácil con ellos ha sido viajar. Esto suele sorprender bastante. Mario tiene solo 5 años y ya ha estado en Moscú, París, la República Dominicana, Portugal, México... en un montón de sitios de España. Para alguien como yo sería un estrés brutal meterte en un avión con dos niños pequeños, pero he aplicado el estoicismo y he dicho 'vamos a entrenarnos al 100%' y estoy orgullosa porque hemos conseguido (mi marido ha sido fundamental) a dos auténticos viajeros. Es la mejor mochila que les podemos dejar.

Si no hubiera encontrado a la persona ideal y hubiera deseado tener hijos, habría elegido una maternidad en solitario

¿La maternidad es necesariamente cosa de dos?Sinceramente, creo que no. Yo he decidido tener a mis hijos en pareja porque encontré a la persona ideal para formar una familia. Pero en el libro animo a esas personas que deciden ser padres y sobre todo, no dejarlo pasar. Es un reto mayor porque la crianza, si es entre dos, es mucho más 'sencilla'. Si tienes alguien con quien llorar de vez en cuando. Yo animo a hacerlo y de hecho, si no hubiera encontrado a la persona, si hubiera deseado tener hijos, habría elegido una maternidad en solitario.

También hace referencia a que los hijos afectan a la salud de la pareja de algún modo. ¿Qué consejo daría a quienes comparten la infancia de sus hijos para preservar esa parcela?La comprensión y el respeto. Comprender siempre al otro, o intentarlo, al menos, y respetar las opiniones. Mi marido y yo no compartimos al 100% la manera en que queremos educar a nuestros hijos. En el día a día, hay puntos de fricción en la pareja. Y eso hay que respetarlo. Por mucho amor que nos tengamos, cada uno tiene su punto de vista. Y es importante el tiempo fundamental que hay que dedicar a la pareja. Los hijos no necesariamente llegan a unir a una pareja, en muchos casos pueden llegar a ser el punto de ruptura. Puedes llegar a olvidarse de la otra persona por dedicarte por entero a tus hijos. Ese amor hay que regarlo y cultivarlo y hacerlo florecer. Si elegimos criar a nuestros hijos en pareja, sin demonizar las separaciones que están a la orden del día, lo ideal es que esa pareja esté unida y los niños tengan en ella el mejor ejemplo. Y hay que pedir ayuda, sobre todo en el postparto por parte de las mujeres. Es una etapa muy dura de la que nos hablan. Ni del dolor del alma profundo y la montaña rusa absoluta que te pueden asolar.

A mí, ser madre me ha ayudado a darme tiempo, respirar y relativizar

¿Qué trucos tiene cuando las cosas se ponen realmente estresantes en casa?Yo, que soy muy temperamental, he ido aprendiendo con el tiempo y la maternidad me ha ayudado mucho a darme tiempo, respirar y relativizar, que es todo muy estoico. Perder los nervios al final es lo contrario a eso. Tenemos derecho a patalear, a llorar, sin duda. Pero al final del día, los que nos gusta lo estoico solemos decir, 'a ver, ¿dónde se me ha ido de las manos la situación?'. Para evitarlo, hay que respirar, 'ahora no voy a responder, tomo unos momentos de reflexión y contesto'. Y date cinco minutos y háblalo, no te quedes con ello dentro, con ese resquemor en el momento de irte a la cama. También con los niños, ellos tienen una capacidad cerebral mucho más amplia de lo que podemos llegar a pensar. Lo entienden todo. Y les guías, porque tienen la perfecta capacidad para diferenciar lo que está bien de lo que está mal. Es bueno que el niño no se sienta rechazado si ha hecho una trastada.

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García Díez tiene dos hijos de 5 y 2 años.
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En el terreno emocional, ¿dónde aprueba usted y dónde suspende?Lo peor, quizás es que hay días en que la conciliación no es fácil, estás saturado de trabajo, de tareas de casa, de logística familiar... y al final del día, cuando todos estamos cansados, dices algo y te arrepientes. Tampoco tenemos que ser excesivamente duras con nosotras mismas, siempre a cuestas con la culpa, pero como adultas, sí que creo que tengo que controlar esos momentos. Lo mejor es generar una empatía hacia mis hijos y disfrutar como una niña más, es lo más reconfortante, aparcar el teléfono, tener tiempo de calidad con ellos. He sabido buscarlo.

Biológicamente, las mujeres tenemos un instinto brutal sobre los hijos, somos unas leonas

Ha usado el término culpa, inevitablemente unido a la maternidad. ¿Está más arraigada en nosotras que en ellos?Creo que está asociada por un tema educacional. A las mujeres, aunque queramos luchar contra ello, nos han educado para criar. Biológicamente, nosotras tenemos un instinto brutal, sobre todo durante los primeros años. Es una sensación animal, tienes una protección de leona, es una parte fisiológica. Y también hay una parte muy social, cuestionar a la madre y que al final tú, como madre, te acabes cuestionando a ti misma. Puede haber padres que estén ausentes estando muy presentes. Y padres que sin estar 24 horas en casa, el tiempo que están es de absoluta calidad. Esto es lo que nos tenemos que hacer mirar un poco. ¿Por qué a ellos no y a nosotras sí nos produce culpa? Porque venimos de una sociedad que ha sido muy machista y que en algunos sentidos lo sigue siendo. Todo esto hay que cambiarlo.

Reconocidas las cosas ingratas de la maternidad, ¿recomienda a quienes están en la duda que tengan hijos?Yo sí, 100%. Para mí, lo que mis hijos me han dado no lo cambio por nada del mundo. Tengo la suerte de ser una persona que trabaja en lo que le gusta, que disfruta con su vida, que está rodeada de gente que me quiere y a la que quiero y que me hace inmensamente feliz. Yo era una mujer realizada antes y he sido una madre bastante mayor (37 y 40). El no ser madre no te convierte en una persona insatisfecha e infeliz, pero si tienes la menor duda, yo diría que no te quedes con ella. Yo entiendo la maternidad como un gesto de generosidad, pero hacia ti. No tengo el tercero porque la situación es compleja.

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García Díez con su libro, 'Claves para una maternidad estoica'.
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¿Qué anécdotas recuerda de su relación con sus hijos más cotidiana?Con los niños, las anécdotas son a diario. Muy recientemente, Gabriela estaba echando los dientes y como estábamos desesperados y no nos aguantábamos los unos a los otros, dijimos 'vamos a pasar la tarde a Chinchón'. ¡En qué hora! No paraba de llorar, fuimos en un trenecito que daba vueltas, nos miraba todo el mundo... Yo me decía, qué necesidad de molestar a todos... Los 'tierras trágame' de Mario, que es muy locuaz... Los niños tienen incontinencia verbal.

¿Siguen sin comer chuches, como cuenta en el libro, o ha abierto un poco la mano?Gabriela no, porque es muy pequeña. A su hermano no le gustan, pero ha probado el chocolate y hemos abierto la caja de los truenos. Pero es muy saludable con la alimentación, que hemos cuidado mucho en casa. 

La maternidad no está sobrevalorada, pero no todo lo que se cuenta de ella es rosa, también hay gris

¿Utilizan pantallas para entretenerse?En el colegio, Mario las usa. Muchas de las aplicaciones educativas vienen a través de las pantallas. Bueno... pero yo procuro que entienda que el móvil es una herramienta de trabajo. 

¿Y la televisión? Es su medio de vida, seguro que lo conocen.Todos nos hemos sentado en torno a la mesa a ver la televisión. Yo lo recuerdo de mi niñez. En mi casa se ven dibujos, pero no los siento para hacer yo otras cosas. Para eso soy muy firme. No me dedico tiempo para mí si mis hijos van a estar entretenidos frente a la televisión. Por las noches leemos un cuento o dos, sentados en la cama. Es un momentito muy de placer que agradezco mucho.

¿Está la maternidad sobrevalorada?No, pero sí que está sobrestimada. No se cuenta el cuarto oscuro de la maternidad, pero lo hay. Por ejemplo, el postparto. Nadie nos cuenta que vamos a tener día en que nos apetecerá llorar, aunque en teoría deberíamos estar muy felices. Al final hace que cuando te lo encuentras de sopetón tengas ese sentimiento de culpa por no estar feliz y porque es muy frustrante el no saber qué hacer con el niño llorando; estar cansada, querer dormir y el niño está allí... Solo se cuenta la parte rosa, no la gris, y es importante de que la asumamos.

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Lorena García Díez durante la entrevista.
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Habla mucho en su libro de la 'red' de amigas con las que intercambian reflexiones y experiencias. ¿Qué opina de las Malas madres?Ellas hablan mucho de la culpa y de ese mito de que para ser una madre diez... lo primero no existe, igual que no existe la mujer diez, la esposa diez, la trabajadora diez... Nos tenemos que quitar ya esa obsesión con la perfección. Al final, si queremos ser las dueñas de nuestra vida, tenemos que tener muy claro cómo queremos que sea. Y yo no quiero que mis hijos vean a una mujer yendo contra corriente en su día a día para intentar agradar a todo el mundo. No puede ser, no quiero hijos frustrados. Y buscar la perfección extrema te lleva a la frustración. Yo lo he vivido en mis propias carnes: no tuve una adolescencia fácil, coquetee con la anorexia, tenía una exigencia extrema por tener las mejores notas de la clase... eso no te lleva a ningún sitio. No quiero ser ese modelo de madre y mujer para mis hijos.

Su trabajo en la televisión requiere mucha dedicación. ¿Sus hijos lo perciben de manera distinta a si trabajara en un banco o en un hospital?Mi hijo normaliza mucho el hecho de que su madre trabaje en televisión. Cuando habla de lo que es su madre, los niños no se lo creen, pero para él, es un trabajo más. El hecho de yo esté 24/7 en mi trabajo, no asignifica que quiera que me vean agobiada o saturada. La pasión que tengo hacia mi trabajo quiero transmitírsela a ellos, no la sensación de estar al límite, quemada. Quiero educar a mis hijos en que en la vida hay que trabajar.

En mi caso, mi marido ha hecho más por mi carrera que al revés. Apostamos por la mía más que por la suya 

¿Usted dejaría el trabajo por sus hijos? ¿Y su marido?En caso de extrema necesidad lo dejaría, pero he de decir que mi marido (que no se dedica al periodismo) ha hecho más por mí que lo que he hecho yo. Él tenía más posibilidad de adaptar sus horarios. En su momento decidió que no iba a aspirar a más en esa cadena de mando en la que él trabaja por favorecer mi carrera laboral. Se apostó por la mía frente a la suya. Ahora, por enfermedad, sí renunciaría a mi trabajo. Lo ideal es que se logre la convivencia absoluta.

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