Quien haya pasado por Plaza de Castilla habrá visto un brillante obelisco que preside la glorieta ubicada a los pies de las torres inclinadas Puerta de Europa. Este monumento fue diseñado por el arquitecto Santiago Calatrava como una columna móvil gracias a una maquinaria hidráulica en su interior. Desde su inauguración en septiembre de 2009, este obelisco no se ha movido y seguirá sin hacerlo por el "elevado coste que supondría", ha informado la directora de Patrimonio Cultural del Ayuntamiento de Madrid, Elena Hernando, en la comisión de Cultura, Turismo y Deporte.
El mantenimiento de este monumento tenía "un coste de 150.000 euros" hace diez años, lo que supone "cerca del 50% del importe total invertido en la conservación del resto de monumentos municipales", ha argumentado Hernando ante una pregunta planteada por Vox. "En la actualidad no hay previsión de variar las condiciones de la situación del Obelisco. Si se plantease la habilitación del monumento con el mecanismo original, habría que volver a contratar su mantenimiento anual", ha señalado la directora, que ha justificado que "con la subida de precios de estos últimos años", el presupuesto necesario "sería muy superior al de 2012".
El monumento fue la primera obra en Madrid del arquitecto valenciano. La ya desaparecida Caja Madrid lo donó a la ciudad con motivo del 300 aniversario de su fundación. En un principio iba a ser una columna de 120 metros, pero los túneles que se encuentran bajo Plaza Castilla imposibilitaron esas dimensiones, por lo que se redujo a los 93 metros actuales.
El obelisco está compuesto de bronce y acero, con un revestimiento de pan de oro. Se concibió como el vértice en perspectiva de una pirámide imaginaria con respecto a las dos torres que lo escoltan. El objetivo del mecanismo original era simular un movimiento espiral, por lo que el monumento no giraría, pero daría la sensación de hacerlo gracias al fluir de las piezas en movimiento.
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