La felicidad, una filosofía que ya se estudia en las universidades y que encuentra su espacio en exposiciones y estrategias de Estado

El Museo de la Felicidad de Madrid, el primero del mundo.
El Museo de la Felicidad de Madrid, el primero del mundo.
MUSEO DE LA FELICIDAD
El Museo de la Felicidad de Madrid, el primero del mundo.

Hace unos meses abrió en el centro de Madrid el Museo de la Felicidad (MüF; Ronda de Valencia, 8), el primero del mundo dedicado a esta emoción, pero no el primer síntoma de una sociedad que no deja de buscar el Santo Grial de la alegría. 

El centro, con más de 600 metros repartidos en tres plantas, propone 20 experiencias interactivas: risoterapia, abrazómetro, ejercicios de mindfulness y hasta un tobogán que termina en una piscina de bolas. Experiencias que estimulan la liberación de endorfina, oxitocina, dopamina y serotonina. Una visita que llama a los cinco sentidos

"Hay gafas virtuales, olores, tejidos o música para bailar", detalla Pablo Claver, director del MüF. Y añade: "Tenemos acuerdos con el Instituto de la Felicidad de Dinamarca y con el de Copenhague. Gracias a ese acuerdo, podemos compartir las experiencias y piezas expuestas en el Museo de Copenhague y acceder a los últimos estudios del Instituto de la Felicidad de Dinamarca. También estamos desarrollando talleres para colegios", detalla Claver.

El risómetro del Museo de la Felicidad de Madrid.
El risódromo del Museo de la Felicidad de Madrid.
MUSEO DE LA FELICIDAD

No es la única iniciativa que se propone contagiar al mundo de ese sentimiento. La aplicación Happify promete mejorar la felicidad y "vencer el estrés y los pensamientos negativos": tests para determinar el estado emocional y ejercicios. Hasta se atreven con las cifras: "El 86% de los usuarios incrementan su felicidad en dos meses".

La psicología positiva

Desde la aparición en los 90 de la psicología positiva de la mano de Martin Seligman, las propuestas de esta índole se popularizan: apps, libros de autoayuda (en 2023 la venta de este género aumentó en un 40%), cursos de mindfulness para ejecutivos… Se ha convertido en un punto importante de la agenda del mundo neoliberal, con la visita de monjes budistas y psicólogas, como Laurie Santos, creadora del curso de Psicología y la Buena Vida al Foto Económico de Davos, y con los rankings de los países más felices del mundo de la ONU y el índice de la OCDE (Better Life Index). 

Edgar Cabanas y Eva Illouz dejaban claro los efectos perniciosos de esta filosofía en Happycracia, un ensayo sobre cómo la ciencia y la industria de la felicidad controlan nuestras vidas. "No se trata de ser felices todo el tiempo. Las emociones consideradas negativas son necesarias: no es malo sentirse enfadado o triste. Lo que intentamos en el Museo de la Felicidad es que, en vez de ir en piloto automático, conectemos con cada momento", explica Claver.

El Museo de la Felicidad de Madrid, el primero del mundo.
El Museo de la Felicidad de Madrid, el primero del mundo.
MUSEO DE LA FELICIDAD

El movimiento del florecimiento humano, muy presente en EEUU y Latinoamérica, es la última vuelta de tuerca a la psicología positiva. Si hace diez años el foco estaba en la autorrealización, ahora el enfoque es holístico, lo que complica las mediciones.

"Ningún análisis puede ofrecer la respuesta correcta, la clave está en reflexionar sobre infinidad de parámetros y datos juntos", nos cuenta Matthew T. Lee, director de investigación empírica en Human Flourishing en la Universidad de Harvard. Cuestionarios personales y a familiares, colegas de profesión y amigos, análisis del estilo de vida, ensayos, tests… La metodología es un compendio de herramientas de medición de lo más variopintas. 

La perspectiva que defienden estudiosos como T Lee es menos rígida. "¿Qué pasa cuando suspendemos en una esfera pero aprobamos en otras? Pensemos en los padres de un bebé. Casi no duermen porque se pasan 24 horas cambiando pañales y velando por el bienestar del recién nacido, pero su sentido de la existencia mejora, y son felices. Hay que tener esas variables en cuenta y sopesar", argumenta el experto.

Una de las experiencias que pueden vivirse en el Museo de la Felicidad.
Una de las experiencias que pueden vivirse en el Museo de la Felicidad.
MUSEO DE LA FELICIDAD

Ahora también se sabe a qué suena la felicidad. A finales del mes pasado, se publicó el Proyecto Didone, cuyo objetivo es definir cómo se traducen en música la ira, la alegría o el amor. Este estudio —que se compartirá el próximo 12 de abril online, a cargo del Instituto Complutense de Ciencias Musicales y del Departamento de Musicología de la Complutense y con financiación del Consejo Europeo de Investigación—­ ha determinado que las escalas musicales en modo mayor son alegres, mientras las que están en menor son tristes.

Simon Goldberg, de la Universidad de Wisconsin-Madison, un investigador centrado en los beneficios de la meditación para luchar contra la depresión y la ansiedad, avisaba hace poco que auguraba que entramos en una nueva era de los estudios de la felicidad, en la que se tendrán en cuenta más parámetros y en la que se mirará más a Oriente.

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