Se ha detectado que la circunferencia de la luna se ha reducido en torno a 100 metros a causa de que su núcleo se ha ido enfriando. Una de las consecuencias de la disminución de su tamaño es la aparición de nuevas arrugas en su superficie. La consecuencia directa a este fenómeno es la aparición de fallas, que están provocando terremotos en nuestro satélite. Concretamente se sitúan en el polo sur de la luna, donde se han realizado importantes misiones espaciales y está programado el lanzamiento de Artemis III.

El estudio indica que la región del polo sur dónde tiene previsto el aterrizaje la misión Artemis III son zonas potenciales de actividad sísmica que en un futuro podrían producir fuertes sacudidas sísmicas. Este hecho pone en peligro la misión de la NASA planificada para 2025 ya que los terremotos lunares serían capaces de derribar las estructuras levantadas en la zona de aterrizaje. Además, destacan que, a diferencia de los terremotos en la Tierra, estos pueden durar horas y alargarse en el tiempo.

El descubrimiento pone el foco de mira en la Artemis III que anuncia que el descubrimiento les está ayudando prepararse para lo que les espera en la Luna, con estructuras de ingeniería que puedan resistir la actividad sísmica lunar y así proteger a las personas que acudan en la misión.