Defender un parque nacional frente a "mentiras" y silencios: cientos de vecinos del Alto Tajo se alzan contra una planta de biogás

  • El cierre de una antigua fábrica de biomasa atrae un proyecto para crear en Corduente (Guadalajara) una biorrefinería de gas metano.
  • El ayuntamiento, plagado de extrabajadores del promotor, dio luz verde a espaldas de sus habitantes y la Junta está a punto de autorizarlo.
  • Los vecinos no paran y han llegado hasta al Defensor del Pueblo: "Este no es el sitio. Estamos obligados a conservar el medio ambiente". 
Los vecinos de Corduente y de la comarca de Molina de Aragón se levantan en contra de los planes de construir una planta de biogás.
Los vecinos de Corduente y de la comarca de Molina de Aragón se levantan en contra de los planes de construir una planta de biogás.
Asociación STOP-Biogás Alto Tajo
Los vecinos de Corduente y de la comarca de Molina de Aragón se levantan en contra de los planes de construir una planta de biogás.

A la localidad de Corduente, Guadalajara, le ha caído una de las maldiciones bíblicas de los tiempos que corren. Este pueblo de poco más de 300 habitantes enclavado en la montaña y puerta de entrada al Parque Natural del Alto Tajo está en riesgo de cambiar un entorno tranquilo que ha hecho florecer el turismo rural por una macroinstalación industrial, un paisaje que invita a pasear por digestores de agua y torres de evaporación y el trasiego de camiones, así como el aire puro por malos olores. El motivo son los planes para construir allí una fábrica de biogás que ha puesto en pie de guerra a centenares de vecinos de toda la zona, que llevan meses librando una guerra sin cuartel en contra de un proyecto que previsiblemente irá acompañado de un parque fotovoltaico y, quizá también, de la instalación en la zona de macrogranjas de cerdos. El proyecto ha tenido como aliados las "mentiras" de su ayuntamiento y el "incomprensible" silencio del resto de administraciones -provinciales, autonómicas y estatales- a las que se han dirigido unos vecinos que, aunque "abrumados y deseperanzados", no tiran la toalla y el lunes que viene volverán a manifestarse delante de la delegación del Gobierno de Castilla-La Mancha en Guadalajara.

"No nos oponemos al biogás, pero entendemos que tiene que estar donde está la materia prima y las macrogranjas, en instalaciones industriales como están en Alemania y en otros países. Este no es el sitio, por las repercusiones tan desfavorables para el medio ambiente, estamos obligados a conservarlo para las generaciones venideras", explica Antonio Berlanga, secretario de la plataforma, después constituida como asociación, STOP- Biogás Alto Tajo, de la que ya forman parte unos 350 vecinos de Corduente y de toda la comarca, totalmente movilizados para intentar frenar un proyecto que afirman que no es necesario para el pueblo en términos de empleo y que, al contrario, perjudicará la renacida industria de la resina y los negocios en torno al ecoturismo.

Corduente es la 'zona cero' de un proyecto para construir una fábrica de biogás que estropearía el entorno natural con ruidos, malos olores y peligro de contaminación de las aguas y sus alrededor de 300 vecinos, los principales perjudicados. Pero no son los únicos. Debido al entorno natural en el que se inserta, el pueblo es un lugar de segundas residencias de fin de semana o durante los periodos de vacaciones y ante la mera posibilidad de convertir el paraje casi en un polígono industrial ya se ven los efectos negativos. 

"Hay muchas personas que tienen intención de comprar vivienda para pasar fines de semana y las vacaciones que se lo  están pensando mucho, que de momento siguen alquilados hasta ver qué pasa con esto", explica Berlanga sobre el primer perjuicio para una localidad donde las empresas de construcción que dan servicio a toda la comarca, los restaurantes que se unen al único bar del pueblo en épocas de muchas afluencia de visitantes, los apartamentos rurales o la recogida de la resina dan trabajo a todo el que quiere trabajar, en un pueblo donde apenas hay paro. La fábrica de biogás, por tanto, no viene a ser una salvación para una zona que ya dispone de medios para vivir e incluso puede ser perjudicial también para un gran proyecto que lleva años en preparación y que será una realidad en este 2024, el Parador Nacional de Molina de Aragón.  

Cauce del río Gallo, que podría quedar afectado por la contaminación de la planta de biogás.
Cauce del río Gallo, que podría quedar afectado por la contaminación de la planta de biogás.
Asociación STOP-Biogás Alto Tajo

"El barranco de la Virgen de la Hoz, el mejor paisaje, se va a topar de frente con esta instalación, con los digestores de 20 metros de diámetro y 11 de altura, con el sistema de evacuación de agua de 18 metros...", advierte el secretario de un movimiento vecinal levantado contra un proyecto que en parte financia un fondo de inversión de Filipinas. Aterrizado en España, amenaza el Parque Natural del Alto Tajo con una fábrica de biogás que denuncian que traerá consigo contaminación del agua del río Gallo y del aire, perjudicará una zona de protección de aves y traerá el final del ecoturismo que en buena medida también sostiene a la zona. 

Todo apoyado en un proceso que inició el ayuntamiento sin informar a los vecinos y en el que estos todavía no han sido escuchados más que por el Defensor del Pueblo, el único que ha admitido a trámite su reclamación y la está estudiando. Si el ayuntamiento les ocultó información y en las elecciones del año pasado fueron a votar sin saber lo que se estaban gestando, también se sienten "indefensos" por el ninguneo del resto de instancias a las que han acudido, desde el gobierno de Castilla-La Mancha hasta el Ministerio de Transición Ecológica, pasando por el SEPRONA, la UNESCO y el Foro Español de Geoparques. "No comprendemos por qué estamos solos", claman desde la Asociación.

De la biomasa al biogás

El origen de este particular enfrentamiento de David contra Goliat se encuentra en el incendio que se declaró en julio de 2005 en un merendero de Guadalajara, en el que murieron 11 bomberos forestales y que arrasó 10.000 hectáreas de monte, 2.400 de las cuales en el área de Corduente, en el Parque Natural del Alto Tajo. Una de las medidas que se tomaron para rehabilitar la zona e impedir que se repitiera un suceso de esta magnitud fue el emplazamiento de una central de biomasa, para generar energía con residuos forestales que, al retirarse de los bosques, evitarían riesgo de incendio. La central, de reducidas dimensiones, no tenía un impacto visual significativo y empezó a funcionar en 2009. Tras pasar por diversas manos, cierres y reaperturas, en 2021 una empresa llamada Islonias compró la instalación, en principio para seguir produciendo biomasa. Sin embargo, sus planes eran otros y consistían en aprovechar el acceso de conexión a la red eléctrica y a la concesión de agua de la fábrica de biomasa pero para otro fin, generar biogás en una planta mucho mayor, con una superficie de 32.000 metros cuadrados, y que se compondría de digestores y torres de evaporación para obtener gas metano (bio GLN) licuado y fertilizantes, además de una planta fotovoltaica que le abastecería de electricidad.

Estos son los planes contra los que protestan los vecinos de Corduente y del Alto Tajo, que también sospechan que el proyecto traerá consigo la instalación de macrogranjas para abastecer de todo el residuo necesario como materia prima para generar unos gases renovables que, de este modo, ya no se alimentan de limpiar los bosques de la zona sino con materiales que vendrían de fuera. La empresa dice que los obtendrá del estiércol del vacuno y de paja de zonas cercanas, pero los vecinos no creen que sea suficiente y recelan de un "proyecto abierto" en el que la compañía se reserva el derecho a emplear otros materiales para aumentar su rendimiento. "Por mucho que nos diga, en Corduente no hay tanto estiércol y puede ser que necesiten más materia prima y atraigan las macrogranjas y purines de otros sitios", denuncia Berlanga. De momento, lo que ya ven los vecinos son varias toneladas de cenizas procedentes la producción de biomasa en los terrenos donde se levantará la fábrica, que la compañía se niega a recoger.

Se trata de un "pésimo precedente" de cara al futuro, en el que los vecinos temen cómo a la fábrica de biogás en un terreno muy superior al que ocupaba la de biomasa se une el riesgo de la macrogranjas que rechazan otros territorios por los olores, además de un proyecto de un parque fotovoltaico que de momento está en el aire debido a que los propietarios de las tierras donde la empresa querría ubicarlo se han negado a alquilar. 

El ayuntamiento, a espaldas de los vecinos 

En este momento todo depende de que el Gobierno de Castilla-La Mancha emita una declaración favorable de evaluación ambiental que todavía no ha llegado pero que los vecinos esperan con poco optimismo. Cuando llegue esta luz verde, presentarán alegaciones y pedirán la nulidad de un procedimiento que los habitantes de Corduente "descubrieron" casi por casualidad en septiembre del año pasado, meses después de que su ayuntamiento empezara a sus espaldas los trámites con la empresa.

Como suele suceder en estos casos, no conocieron el plan por su alcalde sino porque un vecino se topó con el proyecto en el Boletín Oficial de Castilla-La Macha, en una resolución que iniciaba los trámites para iniciar el estudio de impacto ambiental. Para que todo eso ocurriera, los vecinos descubrieron cómo el ayuntamiento llevaba meses trabajando con la empresa promotora, en la cual, además, habían trabajado el alcalde, el teniente alcalde y un concejal más. "Resulta más que evidente que tienen un interés personal y directo en el proyecto de la planta de biogás, pese a que la mayoría del pueblo está manifiestamente en contra", claman los vecinos.

Sin informarles, el ayuntamiento emitió un certificado sobre la compatibilidad urbanística del proyecto de la fábrica de biogás sobre suelo rústico de especial protección, una categoría que hace que la decisión sea de la Junta y no del consistorio. Tampoco fueron informados antes de ir a votar en las elecciones municipales del año pasado. Tras descubrirse el plan en septiembre, fue menos sorpresa que el alcalde y concejales reelegidos se pusieran de parte de la empresa en la reunión que convocó con los vecinos para intentar aplacar los ánimos. 

No lo consiguió, y para entonces ya había echado a andar la Plataforma Stop-Biogás Alto Tajo, que ya tienen en sus filas más de 350 vecinos en toda la comarca y que no piensa detener sus movilizaciones.

De momento, está por ver si la Junta emite una declaración favorable de impacto ambiental, aunque lo dan por hecho. Mientras, seguirán manifestándose. "No podemos dejar de mostrar nuestro descontento y tras la concentración del 17 de noviembre habrá otra el 12 de febrero. Hacemos todo lo que podemos", afirma Berlanga.

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