Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

Humanos del capitalismo tardío

Humanos fijos discontinuos.
Humanos fijos discontinuos.
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Humanos fijos discontinuos.

Sin que sirva de precedente, voy a recomendarles seguir una cuenta de Instagram, si no lo están haciendo ya. Lleva el título de esta columna, pero en inglés: Humans of late capitalism o Humans of capitalism. Es una maravilla, una fotografía excesiva, pero certera del mundo en el que vivimos. Mediante fotografías y vídeos cortos se puede ver con total nitidez cómo la sociedad occidental se va al carajo, poco a poco, de un modo uniformemente acelerado y con una convicción firme.

Lo mejor de esta cuenta es que puedes ver escenas fuera de contexto y sin mucha explicación que te llevan a la risa inmediata y a una reflexión rápida. Todo lo que se  contempla ahí, está claro, es quizá lo más excesivo, la punta de lanza de una sociedad capitalista, egocéntrica, hedonista, desorientada, que busca la felicidad en el tener y en el aparentar y que hace el ridículo de un modo evidente y gregario.

Las palabras se quedan cortas para contar lo que uno puede ver ahí: Un tipo vestido de Mickey Mouse se quita la cabeza y fuma en un rincón de Disney Word, una limpiadora arriesga su vida en el alféizar de la ventana de un rascacielos, mientras su empleadora la mira con desdén, chicos fotografían a chicas en situaciones inverosímiles y, a veces, arriesgadas, perros y animales domésticos que son tratados mejor que personas en múltiples situaciones o una mujer sentada en una especie de columpio agujereado que pinta con sus nalgas un lienzo mientras unos cuantos espectadores la miran con interés. Así todo. 

La filosofía contemporánea y la crítica social deberían detenerse a mirar esta cuenta de Instagram como quien mira un zoológico.

Entren a verla si pueden. No hay mejor autocrítica de la sociedad que estamos construyendo. Es una deformación grotesca llevada al extremo, pero con mucho fundamento y que supone, además, llevar al límite un modo de pensar. La filosofía contemporánea y la crítica social deberían detenerse, si no lo han hecho ya, a mirar esta cuenta de Instagram como quien mira un zoológico.

El contraste con otras partes del mundo, la problemática de la inmigración o la gravedad asumida del hambre, de la que se habla, curiosamente, muy poco, son razones evidentes para la reflexión después de ver este panorama. La comparación con la caída de grandes civilizaciones históricas es casi obligada al ver lo que se ve en este escaparate digital y nos lleva al pensamiento evidente de que el problema no está tanto en la presión que un pueblo recibe desde el exterior como en los graves problemas interiores que suelen ser, entre otros, la pérdida de valores sólidos, la falta de un propósito común y la pérdida absoluta de la identidad. 

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