Así se vive en el pueblo más pequeño de Andalucía: ni un solo bar, 6 kilómetros de extensión y solo 53 habitantes

Encaramado en la Sierra de los Filabres, en pleno corazón de la provincia de Almería, Benitagla puede presumir, quizá en algunos casos muy a su pesar, de ostentar varios récords como el pueblo con menos vecinos de Andalucía, 53, menor extensión y por no contar entre sus calles ni con un solo bar.
Encaramado en la Sierra de los Filabres, en pleno corazón de la provincia de Almería, Benitagla puede presumir, quizá en algunos casos muy a su pesar, de ostentar varios récords como el pueblo con menos vecinos de Andalucía, 53, menor extensión y por no contar entre sus calles ni con un solo bar.
Encaramado en la Sierra de los Filabres, en pleno corazón de la provincia de Almería, Benitagla puede presumir, quizá en algunos casos muy a su pesar, de ostentar varios récords como el pueblo con menos vecinos de Andalucía, 53, menor extensión y por no contar entre sus calles ni con un solo bar.
Benitagla es el pueblo con menos vecinos de Andalucía.
EFE

Sin bares, tiendas, farmacias o panaderías. Tampoco hay médicos ni supermercados. Aun así, Benitagla está considerado "un paraíso" entre sus vecinos. Son solo 53, pero suficientes para llenar de vida este pequeño pueblo de Almería que se despierta todas las mañanas con los pitidos de los vehículos de los vendedores ambulantes.

Situado en la Sierra de los Filabres, este enclave formado por casas blancas no tiene ningún tipo de servicio. Sin embargo, sus habitantes no los necesitan. Los más modernos hacen gran parte de sus compras por Internet. Los que no saben navegar por Internet esperan cada día a los panaderos o farmacéuticos —entre otros— para adquirir sus productos. Algo que sí tienen en este pueblo es un cajero automático.

Isabel Padilla abandonó Benitagla con tan solo tres años. Sin embargo, a sus 70 años y tras residir durante décadas en Barcelona, ha decidido mudarse de nuevo a lo que ella misma llama "el paraíso". "Estoy de maravilla. Me encanta estar aquí", asegura a EFE. Algunas personas no entienden su decisión de dejar la capital catalana, que ofrece todo tipo de comodidades, para irse a un pueblo prácticamente desierto.

Una vida diferente y muy solidaria

Vivir en Benitagla es sinónimo de tranquilidad. El ritmo en este lugar es absolutamente distinto al de una ciudad. No hay bullicio, no hay aglomeraciones en sus plazas. A ciertas horas, incluso, es complicado encontrar a alguien en sus calles. El silencio se ha convertido en uno más, aunque a veces se rompe con alguna conversación entre sus vecinos.

La vida de Isabel ha mejorado desde que se trasladó a Benitagla. Su tranquilidad, su buen clima y la amabilidad de sus vecinos son algunos de los atractivos de este pueblo de escasos seis kilómetros cuadrados de extensión. "Si necesitas algo, todo el mundo te ayuda", explica. Ella no tiene coche para desplazarse a otros municipios para hacer la compra, por ejemplo. Pero tampoco lo necesita. "Me lleva mi amiga", apunta.

Una de las pocas residentes de Benitagla caminando por sus calles.
Una de las pocas residentes de Benitagla caminando por sus calles.
EFE

Uno de los servicios fundamentales —sobre todo con una población tan envejecida— son los sanitarios. Benitagla no tiene ambulatorio ni farmacias. Sin embargo, todos los martes un médico y una enfermera visitan a los vecinos. "Te hacen recetas de lo que necesitas y después, al mediodía, sobre las dos, vienen los farmacéuticos con las medicinas que te han recetado", explica Isabel. Además, y como punto a favor, no hay que pedir cita previa para la consulta.

Benitagla ostenta varios récords

Benitagla es de los pocos pueblos que pueden presumir (muy a su pesar) de ostentar varios récords. Es el pueblo con menos vecinos de Andalucía y con menos extensión. Aun así, en sus poco más de seis kilómetros de extensión, se esconden distintas historias, como la de unas torres —que sus vecinos dicen que son de época morisca— o la de su pequeña iglesia, situada frente al Ayuntamiento y dedicada a San Juan.

Su fachada es sencilla, sin ningún adorno. Uno de los elementos que destaca es una torre-campanario cuadrada. Aunque el día de su patrona, la Piedad, es el 8 de septiembre, las fiestas en su honor se celebran a finales de agosto. Así, todos sus residentes y foráneos —que vienen en a visitar a sus familias o a disfrutar unos días del pueblo donde nacieron— celebran el final del verano.

La iglesia de Benitagla.
La iglesia de Benitagla.
EFE

También es de los pocos que no tiene ni un solo bar en sus calles. Y eso que España es un país de bares. Hay en torno a 350.000 negocios hosteleros en nuestro país, uno por cada 175 habitantes, según los datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Aun así, gracias a las ayudas de la Diputación y al Plan de Fomento de Empleo Agrario (PFEA), pronto podrán inaugurar un bar tienda.

Además, este pueblo obtuvo otra distinción importante, de la que sí pueden sentirse orgullosos: durante la pandemia del coronavirus en 2022 fue la única localidad andaluza en la que no se infectó ninguno de sus habitantes

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