Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

Desastre en el cajón de sastre de Sánchez

Las medidas del traje de la amnistía son muy sutiles.
Las medidas del traje a medida de la amnistía son muy sutiles.
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Las medidas del traje de la amnistía son muy sutiles.

Hacer un traje a medida no es algo sencillo. Requiere arte, oficio, trabajo y calidad en los materiales. Dentro del oficio está la capacidad de medir bien, de calibrar las partes de la pieza según la persona que lo vaya a usar. No todo el mundo sabe medir bien cómo hacer un traje. En los detalles se nota la calidad. La altura del pantalón, la largura de las mangas, la colocación de las hombreras, el número de botones y muchos otros elementos son los que marcan la diferencia.

El presidente del Gobierno aspira a ser sastre un de prestigio, un sastre legislativo y servicial, capaz de confeccionar trajes a medida de todo tipo para su cliente predilecto, el que lo ha ayudado a estar donde está y el que tiene la misión de mantenerlo. El indulto fue un traje de verano confeccionado en lino, ligero, transpirable, amplio, de no mucha exigencia en las medidas, pero muy eficaz para lucir en días de calor.

Eliminar el delito de sedición y rebajar la malversación fue un trabajo algo más complejo en paño de lana. Requirió tomar mejor las medidas, afinar en algunos detalles y asegurarse de que las costuras fueran firmes y no fallaran en ningún momento. El forro, que es lo que va pegado al cuerpo, fue en este trabajo de Sastrerías Sánchez una parte importante de la confección, ya que debía proteger de un modo especial al cliente de las inclemencias del tiempo.

“Sastrerías Sánchez, trajes a medida y argumentos para llevarlos” es el eslogan de la empresa que siempre encuentra una salida ante los problemas.

La sastrería de la Moncloa se encuentra ahora ante un pedido complejo que, por lo visto, lleva más trabajo del que podría parecer. El cliente quiere un traje de tres piezas en cachemira y algo no está saliendo bien. Se han tomado medidas, se han hecho remiendos y correcciones, pero no acaba de funcionar. Como en el taller del sastrecillo valiente de los Hermanos Grimm hay algunos moscardones que molestan mucho y el cliente no acaba de verse a gusto con el traje de la amnistía entre tanto jaleo.

“Sastrerías Sánchez, trajes a medida y argumentos para llevarlos” es el eslogan de la empresa que siempre encuentra una salida ante los problemas. El cliente volverá dentro de unas semanas y se supone que se irá satisfecho, aunque, nunca se sabe, quizá al salir, un pájaro inoportuno defeque sobre su recién estrenado traje burgués. Estas cosas pasan. Pobre sastre, lo que tiene que sufrir. 

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