Entrevista

Ángeles Caballero: "La conciliación son los padres"

  • En su primera novela, se centra en algo familiar que ella considera político: el cuidado de los mayores.
fotografo: Jose Gonzalez Pérez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Entrevista a Ángeles Caballero, periodista y autora del libro Los parques de atracciones también cierran
Ángeles Caballero, en el barrio de Delicias, donde vivió en Madrid durante casi dos décadas
JOSÉ GONZÁLEZ
fotografo: Jose Gonzalez Pérez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Entrevista a Ángeles Caballero, periodista y autora del libro Los parques de atracciones también cierran

Ángeles Caballero (Madrid, 1976) escribe crónica política en El País y participa en tertulias de la SER y de programas de La Sexta. Recientemente, presentó el libro de Pedro Sánchez, Tierra firme, junto a Jorge Javier Vázquez. Para su primera novela, Los parques de atracciones también cierran, ha vuelto al Getafe en el que creció para centrarse en algo familiar pero que ella considera político: el cuidado de los mayores. La periodista relata cómo se enfrentó al cuidado y posterior muerte de sus padres en un relato muy sincero que no renuncia ni a la dureza ni tampoco al humor. "Muchas de las mayores risas de mi vida las han sido en medio de grandes dramas", admite la autora.

Los parques de atracciones también cierran, Ángeles, pero ¿también vuelven a reabrir?¡Sí, claro! Con este título un poco críptico quería dar a entender que las personas que proyectamos una imagen jaranera, cuando viene un tsunami o vienen mal dadas, como me pasó a mí cuando enfermaron mis padres, tenemos derecho a cerrar ese parque, a enfadarnos y a cierta misantropía.

Escribe sobre los mayores, sobre envejecer, sobre cuidar… ¿Por qué no lo hablamos, porque lo metemos debajo de la alfombra?Forma parte de la cultura en la que nos hemos educado, basada en los silencios. Había según qué cosas (las enfermedades, las crisis de pareja, la orientación sexual...) que no se tenían que contar. Y creo que es muy bueno compartirlo. Tiene un punto terapéutico y hasta egoísta.

Su libro tiene banda sonora. Luis Cobos, Raphael, Perales… Y ¿cómo eran ellos, sus padres, a quién dedicó todo su tiempo, libre y no libre?Mis padres han sido personas profundamente entrañables. España está poblada de Manolos y Julis. Y de sitios como en los que yo me crié. Hay muchos Getafes, que no salen en las guías turísticas, pero forman parte del paisaje en el que hemos crecido y hay un punto en la infancia y en la adolescencia en el que te parece precioso. Como Carabanchel le parecía a Elvira Lindo.

Descubrió aspectos y secretos de sus padres ya de adulta. ¿La imperfección, como la arruga, también es bella?La perfección es imposible y, además, acaba abrumando. Mostrar tus vulnerabilidades sin ningún tipo de complejo también te hace feliz. Yo con mis padres he pasado las mayores risas de mi vida, más que con mis amigos ni con mi pareja.

Hay muchos Getafes en este país que en tu infancia y adolescencia te parecen preciosos

¿Qué le resultó a usted más duro: aprender a ser madre o a ejercer de madre de sus padres?Me pillas en un momento en el que tengo dos hijos en plena adolescencia, lo que supone una yincana de ingratitudes en el que te estás auditando continuamente. Mis padres enfermaron casi a la vez, con mis hijos pequeños, y no me dio tiempo a exámenes de conciencia. Acabas parcheando.

La conciliación ¿existe, como Teruel, o es un animal mitológico?La conciliación son los padres, nunca mejor dicho.

Y ¿quién cuida al cuidador?Yo he tenido mucha suerte porque he sido muy cuidada, fundamentalmente por la persona con la que comparto mi vida, que se mantuvo en perfil bajo, se echó a las espaldas a los niños y no preguntó. Y también me han cuidado mis amigos y mis jefes, que me han pedido muy pocas explicaciones. Y eso no siempre pasa.

Siguiendo con lo musical, ¿se ha sentido, como cantaba Tangana, mala mujer por no llegar a todo?¡Sí! Y más que mala mujer, rata de dos patas. Tiendo a fustigarme. El síndrome de la impostora lo traslado no solo a lo profesional, sino a todos los roles. Durante mucho tiempo intenté ser la hija perfecta, la madre perfecta, la esposa perfecta y la periodista perfecta y… fracaso.

fotografo: Jose Gonzalez Pérez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Entrevista a Ángeles Caballero, periodista y autora del libro Los parques de atracciones también cierran
Caballero, en otra imagen tomada durante la entrevista
JOSÉ GONZÁLEZ 

Estos días, vuelve la mascarilla a nuestras vidas. ¿Cómo lo llevan las personas que perdieron a sus familiares en plena pandemia?Con la pérdida de mi madre yo tuve dos cambios muy importantes: desde entonces, apago el móvil por la noche -aunque supongo que eso acabará cuando mis hijos empiecen a salir de noche y les ponga geolocalizadores por todo el cuerpo-. Y siempre llevo una mascarilla en el bolso. Y me la pongo hasta cuando quiero pasar desapercibida, es un excelente camuflador. A la hora de escribir he dejado esa parte de lado, he sido consciente de qué quería contar y qué no.

¿Como por ejemplo?Pues de la muerte de mi madre, en pandemia, sin podernos apenas despedir… Yo podía haber liberado muchos demonios que tienen que ver con aquella época. Pero como esa parte de la gestión política ya la he escrito en artículos, no quería “manchar” un libro que era más una carta de amor a mis padres. Y no quería que apareciera ningún nombre propio que me atormenta.

Y, sin embargo, cuenta usted todo lo vivido como si fuera el guion de una serie tragicómica.Muchas de las mayores risas de mi vida han sido en medio de dramas. He llorado de risa en el tanatorio cuando murió mi padre. La risa es una salvavidas permanente. Es necesaria en el drama y también para desempeñar mi trabajo. A mí el humor me tapa muchas de mis carencias. Cuando no sabes cómo analizar una votación en el congreso, si tiras por un linamorganismo, la cosa cuadra.

Sigue usted la información política. Con este libro, ¿necesitaba darse una amnistía?Quería darme una amnistía. Y una tregua. Y desdramatizar. Yo creo que cuidar es un acto absolutamente político y yo he podido hacerlo porque he tenido una situación económica y afectiva privilegiada.

Y su familia, con todos los detalles personales que revela, ¿le han hecho una moción de censura?Me la hicieron sin haberlo leído. En la primera entrevista sobre el libro me preguntaron por la adicción al alcohol de mi madre. Y, aunque nunca me lo han dicho, me pitaron los oídos. La única persona a la que consulté fue a mi hermana, que vive en EEUU. Y me dijo: ‘Vale, yo no lo haría, pero es que yo nunca hubiera escrito un libro’.

De hablar no tiene problema. Pero, como periodista, ¿le cuesta estar al otro lado?No, porque en este libro he hecho un estriptis integral. Y contar la historia de mis padres es una forma de sentirlos vivos. Cuando se publicó, una de las cosas que más ilusión me hizo fue que las bibliotecas públicas de Getafe compraran ejemplares. Lloré. Mi marido me dijo: ‘¡Qué fuerte! Pasarán los años y habrá gente que leerá sobre nosotros’. Para el ego está muy bien. 

Presentó el libro de Pedro Sánchez con Jorge Javier Vázquez y está en varias tertulias de la tele y la radio. ¿Sigue usted pisando tierra firme?¡Sí, claro! ¡Si vengo a hacer esta entrevista con una merluza de pincho y unas croquetas de jamón y pollo! Es la única manera. Es una de las lecciones que te da la maternidad, que te aterriza el ego. A mis hijos les importa un bledo si he estado en Moncloa, sino qué hay de comer. Hasta que no esté con Ibai o los Javis para mis hijos soy una persona insignificante y muy pesada.

Muchas de las mayores risas de mi vida las han sido en medio de grandes dramas

La comida la tiene muy presente… Se dio cuenta de que algo pasaba en casa de sus padres cuando la nevera estaba vacía. ¿Usted también tiene la nevera siempre llena o no sigue los patrones de los padres?La tengo llena. En días que tengo tranquilos no paro de hacer táperes, aunque a veces me llamen de pronto para escribir un artículo. Pero me genera mucha tranquilidad.

O sea, que igual admira a Elena Santonja que a Oriana Falacci.Es que la cocina es un salvavidas en los momentos malos. Para mí lo fue en el confinamiento porque ahí nadie me molestaba. Y digerí mi duelo entre cacerolas. Mi madre odiaba cocinar, era de las pocas españolas de su generación que lo odiaba. Y nunca me enseñó, pero para ella yo podía tener un posgrado en Harvard, pero era más importante que aprendiera cuando me iba a casar. Y luego, cuando yo conocí a mi marido, su plato estrella era salchichas con huevo revuelto, así que cualquier cosa que cocinaba me hacía parecer Diverxo o Ferrán Adriá. 

Usted que es tan fan de Alejandro Sanz…¡Sí! Alejandro Sanz sigue siendo mi relación más estable.

¿Le ha puesto ya tiritas a su corazón partido?Sí. Pero me las he puesto siempre. Y este libro me ha traído muchas alegrías, porque me ha escrito un montón de gente que no sé quién es para decirme qué personaje es. Para mí el parque se ha reabierto otra vez.

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