Mario Garcés Jurista y escritor
OPINIÓN

Kroos de Arabia

Toni Kroos, en un saque de esquina del Real Madrid ante Osasuna.
Toni Kroos, en un partido del Real Madrid contra Osasuna.
EP / Archivo
Toni Kroos, en un saque de esquina del Real Madrid ante Osasuna.

Ni héroes ni mártires. En una sociedad de oportunistas infantilizados y de supervivientes a escala ya no existe la legítima rebeldía, porque la verdad y la integridad se han acabado convirtiendo en actos revolucionarios al alcance de muy pocas personas. Por eso, cuando ves excepciones como la de Toni Kroos en Arabia Saudí, es razonable pensar que todavía hay esperanza. Un alemán valiente, solo uno, tuvo el coraje de hacerse públicamente la pregunta que otros, por miedo y cobardía, callan: "¿Qué petrodólares hacemos aquí jugando la Supercopa de España?". Ya no está Rubiales para sentenciar inflamando sus gónadas: "A nivel ético lo que estamos haciendo aquí es ayudando mucho al desarrollo de la mujer en el fútbol". Ética y Rubiales son una profunda contradicción, un oxímoron existencial.

Uno de los legados del expresidente de la Real Federación Española de Fútbol fue exportar una competición española a un país que, como él mismo, es depositario de los principales valores liberales del mundo. Naturalmente es una broma. Rubiales en Arabia Saudí debía ser la versión cutre de Alicia en el país de las maravillas. Y así fue cómo, porque la pasta es la pasta, la Supercopa de España se va a celebrar en Arabia Saudí hasta el año 2029. Todo ello bajo un argumento falaz y extremadamente previsible, que justifica toda campaña de sportswashing –lavado de imagen a través del deporte–, y es que a través del deporte se ayuda a la transformación social del país. Serán las mujeres que viven bajo tutela de los hombres las que disfrutarán de esta transformación o los homosexuales a los que se considera personas extraviadas o los internos en cárceles por manifestar libremente su opinión.

Y no solo el fútbol español. El título mundial de los pesos pesados, el Mundial de balonmano, el Mundial de clubes de fútbol y las Finales Next Gen de tenis, el Rally Dakar o la Supercopa italiana de fútbol. Todo por la transformación social de Arabia Saudí. Pero, sorprendentemente, vino a ser un hombre tranquilo, nacido en Pomerania Occidental, el que nos dio una lección cívica, sin estridencias pero con determinación. Sin turbante, al modo de Lawrence de Arabia, hizo suya la frase de Peter O’Toole: "La verdad no siempre es popular, pero sigue siendo la verdad". En un mundo acaparado por las mentiras y por la manipulación tanto de la verdad como de los sentimientos, actitudes personales como la de Kroos son un faro en medio del desierto. Gestos como el del alemán acaban perdurando en el tiempo, aunque son incómodos para una gran parte de la sociedad acobardada y plegada al dinero de los liberticidas. Kross ganó la Supercopa. Los demás jugaron, sin más.

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