Sarah Morris Corresponsal británica en España
OPINIÓN

El peligro de los "juegos agresivos constitucionales"

Vista del Parlamento en Londres.
Vista exterior del Parlamento en Londres.
EFE/EPA/ANDY RAIN
Vista del Parlamento en Londres.

Esta semana el parlamento británico votará sobre un plan radical para frenar la inmigración clandestina, que propone enviar a los migrantes sin papeles desde el Reino Unido a Ruanda. A pesar del dictamen del Tribunal Supremo el mes pasado tachando el plan de ilegal, el gobierno conservador de Rishi Sunak va a seguir adelante aprobando una nueva ley que declara a Ruanda como un destino "seguro" para los demandantes de asilo y que instruye a los jueces de hacer caso omiso a partes de la Ley (británica) sobre los Derechos Humanos e incluso a medidas cautelares del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Una vez más, Sunak afronta una posible rebelión de diputados de su propio partido. Unos 56 diputados del ala derecha consideran que la propuesta de Ley es blanda porque permite algún recurso por parte de los migrantes, recordándonos cómo los 'brexiteros' instrumentalizaron la inmigración durante la campaña de la salida de la Unión Europea. Hay que "parar a los barcos pequeños (los migrantes que llegan a las costas británicas) o el partido conservador será aniquilado en las siguientes elecciones generales este año”, escribe uno de ellos en X: 

Se prevé que el partido Laborista ganará 385 escaños frente a 169, una mayoría de 120 semejante a la victoria de Tony Blair en 1997, según un sondeo hecho para el periódico conservador The Daily Telegraph. Otros conservadores más centristas rechazan la propuesta de ley sobre Ruanda, opinando, como muchos juristas, que mina la separación de poderes entre el gobierno y los jueces.

Lo que debería preocupar al partido conservador son las críticas incluso en periódicos tradicionalmente afines, como la de Philip Collins en The Times, que pronostica que el plan "inundará a Sunak". "Este primer ministro Humpty Dumpty ha decidido que, si declara en un acto del Parlamento que Ruanda es seguro, se transformará como por arte de magia en un país seguro (para los refugiados)”, escribe Collins.

"La Propuesta de Ley de la Seguridad de Ruanda nos recuerda que las democracias no son inmunes de ataques contra el estado de derecho", escribe Rashmin Sagoo, director del Programa de Derecho Internacional en Chatham House, "ya se ha hecho muchísimo daño al liderazgo previamente fuerte del Reino Unido en lo que se trata del estado de derecho".

¿Hay lecciones en esta deriva para otras democracias como la española? La decisión de Sunak de enfrentar al ejecutivo con la judicatura forma parte de una tendencia preocupante también vista en los Estados Unidos, Francia e Israel entre otros, argumenta la ex abogada de derechos humanos, Amanda Taub, en la newsletter The Interpreter para The New York Times.

Los ‘juegos agresivos constitucionales’, término acuñado por el académico de Harvard Mark Tushnet, enfrentando al parlamento con los jueces o apurando los límites del derecho, "dañan la confianza de los votantes en las instituciones y la democracia. Y eso puede fomentar un fenómeno conocido como la ‘polarización afectiva’ que hace que la gente tenga sentimientos positivos o negativos dependiendo que partido apoya", avisa.

En el libro Como Mueren las Democracias, Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, afirman que la contención – lo que los gobiernos podrían hacer, pero no hacen – es una de las barandillas que evita que las democracias se destrozen en peleas partidistas hasta la muerte. Opina Taub: "Cuando los gobiernos empiezan con ‘juegos agresivos constitucionales’… es una señal de aviso de un retroceso democrático. Y está encendiéndose en países por todo el mundo".

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