Juanjo Puigcorbé regresa al teatro: "Después de estar en política creí que mi continuidad como actor sería fácil, pero no fue así"

fotografo: Sergio García Carrasco [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Entrevista a Juanjo Puigcorbé
El actor catalán, en las instalaciones de 20minutos
SERGIO CARRASCO
fotografo: Sergio García Carrasco [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Entrevista a Juanjo Puigcorbé

Esta función, adelantamos, va de lazos familiares. Su protagonista, Juanjo Puigcorbé tiene una hija de 37 años, Viena, investigadora de profesión. Su alter ego en el teatro Pavón de Madrid, Nando, también tiene una hija de esa edad, Olivia. A su vez, la actriz que da vida a Olivia, María Ademuz, tiene los años de su personaje y de la hija, de verdad, de su padre en las tablas. Podría parecer un galimatías si no fuera porque todo encaja en este guion dramático que sitúa a dos únicos personajes en el centro de la escena. Roca Negra, así se llama la obra, supone, doce años después, el retorno a los teatros del actor catalán, cuya dedicación a la política le apartó de su trabajo actoral para centrarlo en la gestión cultural de su ciudad, Barcelona. Pero Puigcorbé (1955) está aprovechando el tiempo perdido. Antena 3 emite actualmente su serie Entre tierras, donde hace de cacique con varias capas, alguna buena. Y tiene una película de Rodrigo Cortés, tras rodar otra en Argentina. Ironiza Puigcorbé con que no ha hecho la mili, "pero sí he hecho toda la carrera militar en la pantalla, desde soldado, hasta general y rey. Solo me queda el de faraón". Mientras esta 'propuesta' le llega, se adentra en el rol de escritor bebedor y padre ausente.

Roca negra (Teatro Pavón de Madrid hasta el 3 de marzo) está firmada por el director Ignasi Vidal, con quien el catalán no había trabajado nunca. "Quien acuda al teatro va a ver a una hija (escritora sin éxito) que visita a su padre (escritor de renombre) para decirle que se va. Y se dicen los reproches y lo que no se habían dicho en mucho tiempo. Hay una relación, padre-hija en un momento muy importante para los dos, un tema -apunta el actor- que no es frecuente en el teatro".

Los hijos no ven bien la ausencia de los padres, se considera una traición, más si se trata de la madre

En contra de lo que pueda parecer, "la obra no va de las diferencias generacionales, sino del sentimiento de abandono que a veces los padres crean en los hijos". El actor está contento con el triángulo que ha formado con el director y la actriz, su hija de ficción. "Ignasi es una persona que es muy agradable, porque facilita mucho la posibilidad de opinar y hablar y María tiene un carrerón por delante enorme".

El cartel de la obra, que permanecerá en cartel hasta el día 3 de marzo.
El cartel de la obra, que permanecerá en el Pavón hasta la primera semana de marzo.
CEDIDA

Es inevitable establecer un paralelismo entre la vida personal del actor y su papel en la ficción. Tanto, que las imágenes que el espectador ve al comienzo de la función son las de su propia hija cuando era pequeña en brazos de su padre, un joven actor que ya despuntaba. "El afecto se reaviva con los hijos, pero la convivencia hace que las experiencias se multipliquen, las buenas y las malas, porque tiene ventajas y defectos. El problema es cuando hay ausencias y eso los hijos no lo ven con buenos ojos. Se ve con una traición, y si pasa con la madre, mucho más".

Con la edad se pierden facultades, cuando eres más joven, las cazas al vuelo. Ahora piensas que las retienes, pero no igual

Es también obligatorio preguntar a Puigbocrbé por este largo plazo que ha transcurrido entre su última interpretación teatral (El crítico, de Juan Mayorga) y la actual. Para ello, hay que revolver las hemerotecas que recuerdan su elección en 2015 por Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) como concejal de cultura en el Ayuntamiento de Barcelona y diputado provincial. 

"Podía haber actuado en ese tiempo, pero no me parecía ético. Yo estaba dedicado 24 horas, y con poca ayuda. Después, cuando volví al mercado, me pareció que la continuidad iba a ser fácil, pero no lo fue. Por cosas políticas y otras que no lo son". Un informe de 2018 de la Diputación de Barcelona, en el que se aseguraba que el trato hacia sus subordinados no era correcto (que él negó insistentemente), supuso su abandono de ERC y la idea de que, a partir de allí, trabajar en Barcelona sería un imposible.

Ahora, en Madrid, donde le han abierto las puertas, se centra en retomar el testigo con su profesión. "Cuando vuelves al teatro, notas que ha pasado un lapso de tiempo en el que han sucedido cosas, unas relacionadas con la edad y otras, no. Con la edad se pierden facultades, cuando eres más joven las cazas al vuelo. Ahora piensas que las retienes, pero no de la misma manera. Luego, hay un espacio de tiempo en el que tienes que practicar, tienes que recuperar ese tiempo. Pero esta espera ha merecido la pena".

Una escena de la obra, junto a María Ademuz.
Una escena de la obra, junto a María Ademuz.
TEATRO PAVÓN

Puigcorbé, que tiene una extensísima filmografía, con películas tan exitosas como Últimas tardes con Teresa, La vaquilla Todos los hombres sois iguales, y series en las que ha hecho de malo, de rey, de Nobel, de emperador y de mil personajes más, está convencido de que en España existe una calidad entre los actores apabullante. "La cantidad de talento es enorme, pero la posibilidad de vivir de él, de despuntar, cada vez es menor. Aquí, solo un 2 o 3% de la gente acude al teatro. En Francia, cualquier teatro multiplica el aforo por 20. ¿Por qué pasa esto? Porque no se ha entendido el valor de la cultura. Y esta es el i+d de todo. En España, el actor es el enemigo número 2. En Argentina, te aplauden antes de empezar la función. Aquí, en general, no nos quieren".

Juanjo rememora otros tiempos para hablar de viejos colegas. "He tenido la suerte de trabajar con gente buena desde muy joven: Maribel Martín, Marisol, Ana Belén... Cuando hacíamos obras quedábamos todos a cenar cada noche: Adolfo Marsillach, Rafael Alonso, Agustín González... Siempre hubo una mezcla intergeneracional que ahora echo en falta. Ahora, cada vez hay más capillitas, y esto te deja perplejo. La gente joven está muy preparada para todo. Si antes había 2  o 3.000 actores, ahora hay 20.000: aumenta la oferta, pero no los espectadores. Recuerdo el cariño con el que nos tratábamos... Esta proximidad familiar después ha ido desapareciendo y es más fría. El concepto de prescindible está en el aire, lo fomenta el capitalismo. Hay muy pocas personas que tengan un contrato fijo".

Soy partidario de la aministía. Es una medida de pacificación y de reparación

Hablando de la difusión de la cultura, ¿conoce el actor al actual ministro del ramo, el también catalán Ernest Urtasun? "No lo conozco. He pedido que lo inviten para que dé ejemplo con su asistencia a un teatro. En toda mi carrera, solo he visto a 4 o 5 ministros acudir al teatro, entre ellos al anterior, Miquel Iceta, a quien sí conocí".

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El actor, en la Redacción de 20minutos.
SERGIO CARRASCO

Adentrados en el terreno político, surge el término amnistía. ¿Está a favor o en contra el actor catalán? "Mi tarea en la política empezó con la CNT. luego apoyé a Maragall, que defendía el concepto de lo federal. Con Felipe González, había que proponer una España federal. Lo hizo y en un acto, incluso, me lo dedicó. Había una línea dentro del socialismo que era el federalismo, pero eso desapareció, se tumbó el estatuto y se creó un malestar enorme. De los federalistas, que eran el 80% de la población, una buena parte decidió que la vía más rápida era la independencia para romper la imposibilidad de no hacerlo... Esto sentó muy mal a la gente que defiende lo contrario y creó cosas terroríficas. Soy partidario de la amnistía, por supuesto, es una reparación tras muchos desajustes. Se creó un estado de cosas de emergencia que todavía continúa. Quien defienda que solo hay un punto de vista, se equivoca. La aministía es una medida de pacificación".

Yo no soy monárquico, pero respeto a quienes lo son, aunque Juan Carlos ha sido un rey que luego no era de ley

Hablando de la situación política actual, el currículum de Puigcorbé nos trae el papel de Juan Carlos I que interpretó en la serie, Felipe y Letizia, no sin dolor. "Yo no soy monárquico, pero respeto que otros quieran ser católicos, monárquicos... Juan Carlos ha sido un rey que luego se ha visto que no era de ley. Y creo que ha recibido su parte de todo esto. Pero por encima de las cuestiones personales, en su momento hice el papel que me encomendaron. Mi trabajo suscitaba muy buenas reacciones, pero de la noche a la mañana de parte de un sector se me atacó hasta la muerte. Son venganzas personales, a mí me afectaron mucho porque me tocaba mi papel de actor. Fue un ataque constante".

Es difícil seleccionar un trabajo de Puigcorbé, de entre los casi 200 que suma su paso por la televisión, las tablas y el cine. Por eso, le preguntamos cuál elige él, su 'hijo' más preciado. "Mi hermano del alma, me gusta mucho. Y El amor perjudica seriamente la salud, con Ana Belén, que es una excelente actriz y una gran persona. Como era Concha Velasco, gente empática, buena compañera y muchas cosas más. En teatro me quedo con Peer Gynt, de Ibsen, una especie de Quijote noruego. Y en televisión, la serie Villarriba y Villabajo, porque la producía Berlanga. También me encantó hacer Miguel Servet.

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El intérprete catalán tiene también en estos momentos en Antena 3 una serie.
SERGIO CARRASCO

Cuando uno ha estado en los cielos y en los infiernos, ha sido Papa y villano, soberano y científico, policía y piloto, no imagina qué le queda a este actor por asumir. "A mí me gustaría que me tocaran los millones y viajar. Trabajo por necesidad, esto es así, aunque después hay una vocación que tienen un ritmo distinto y que sigue allí".

Y se acuerda de nuevo de compañeros que no lo han tenido tan a la mano como él. "Uno piensa que siempre tiene suerte. Hay mucho dolor en la profesión, duele que sean amigos y compañeros los que a veces no trabajan. Tengamos presente que la gente lo pasa mal la mayoría de las veces".

No se le ocurre mejor epitafio para su leyenda que recurrir de nuevo al autor de Casa de muñecas. "El personaje de Ibsen en Peer Gyint, durante toda la tercera parte, va buscando un epitafio, es grandilocuente: Al final aquí yace nadie. Lo que viene a decir es que todo el mundo es prescindible. Se murieron mi hermana, mi madre, mi padre... lo del epitafio es un globo mental.  Lo ponen los demás, mejor, que hablen del libro", que diría Francisco Umbral, otra vieja gloria digna de rescate.

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