Bernardo Arévalo de León ha sido investido este lunes como presidente de Guatemala para el periodo 2024-2028. La sesión se ha llevado a cabo en el Teatro Nacional de la capital guatemalteca con diez horas de retraso y tras una azarosa transición no exenta de intentos de "golpe de Estado" denunciados por el nuevo gobernante desde su triunfo electoral en agosto pasado.
"Nunca más el autoritarismo", proclamó Arévalo nada más ser investido jefe del Estado del país centroamericano tras ser investido como máxima autoridad del país. "El pueblo de Guatemala ha demostrado su sabiduría, e instituciones como la Corte de Constitucionalidad y el Tribunal Supremo Electoral han protegido el deseo soberano de los guatemaltecos de vivir en democracia", dijo en su primer discurso.
"Es gracias a los jóvenes de Guatemala, que no perdieron la esperanza, que hoy puedo hablarles en este podio", proclamó el líder político, quien agradeció a los pueblos indígenas por defender la democracia de Guatemala y prometió la llegada de una "nueva primavera", tal y como hizo el Gobierno de su padre, Juan José Arévalo Bermejo, entre 1946 y 1951
Arévalo, un académico de 65 años que simboliza la lucha contra la corrupción, fue investido como jefe del Estado al término de una jornada en la que estuvo en riesgo la cesión de poder del mandatario saliente, Alejandro Giammatei, al presidente electo.
El propio Giammattei no se presentó personalmente en el Teatro Nacional para la ceremonia de traspaso y lo hizo mediante su secretaria, argumentando que debía entregar su cargo antes de las 00.00 horas del lunes 15 de enero (7.00 hora peninsular española).
"Ante el riesgo de llegar a medianoche sin iniciar los actos protocolarios, en este momento hice entrega de los símbolos de la Presidencia al Congreso de Guatemala", detalló el presidente saliente en sus canales oficiales de comunicación.
Episodios de tensión
La tumultuosa sesión parlamentaria comenzó varias horas después de lo previsto, pues según la Constitución Política de la República el nuevo presidente debía haber tomado posesión del cargo a las 16.00 hora local.
En varias ocasiones a lo largo del domingo el Congreso guatemalteco ha sido escenario de momentos de tensión y agrias discusiones que motivaron primero el aplazamiento de la clausura de la legislatura 2020-2024 y posteriormente la entrega de las credenciales a los 160 nuevos parlamentarios.
"Están dilatando la instalación del Congreso en su décima legislatura porque no quieren darle posesión a Arévalo", advirtió a la prensa José Inés Castillo, de Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), partido de la ex primera dama Sandra Torres, derrotada en agosto. "Se está fraguando el golpe de Estado", aseguró.
El presidente electo se ha mostrado firme ante la situación. "Estoy aquí en el Teatro (Nacional Miguel Ángel Asturias) esperando que el Congreso, que se ha retrasado tanto, termine con sus cosas", publicó Arévalo en la red social X. "Vamos a hacer la juramentación en el Teatro, pero los espero a todos y a todas en el Parque Central para esta gran fiesta de llegada de la primavera", declaró.
Fragmentación en la Cámara Baja
La Cámara Baja constituida este domingo para la legislatura 2024-2028 está muy fragmentada, lo cual representa un serio obstáculo para la gobernabilidad que deberá afrontar el nuevo jefe del Estado guatemalteco.
La principal fuerza política es el opositor partido Vamos, que apoya al mandatario saliente, Alejandro Giammattei, y cuenta con 39 representantes. La segunda bancada parlamentaria es la del partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), de la excandidata presidencial Sandra Torres, quien en agosto del pasado año perdió en el balotaje frente a Bernardo Arévalo.
Por otra parte se encuentra el Movimiento Semilla, principal apoyo de Arévalo- pasó de tener seis escaños en legislatura 2020-2024 a 23 actualmente. Sin embargo, los diputados de esta formación están suspendidos de sus cargos por orden de un juez penal y de una comisión del Congreso, si bien estas decisiones podrían quedar sin efecto si así lo decide la nueva junta directiva del Congreso y lo vota el pleno de la Cámara.
Los incidentes dentro de la Cámara han tenido también su reflejo en la calle, cuando decenas de simpatizantes de Bernardo Arévalo se concentraron en las inmediaciones del Congreso y protagonizaron algunos choques con los agentes antidisturbios que custodiaban el recinto, sin que se hayan reportado heridos ni detenidos.
Los obstáculos de la Cámara Baja para formalizar la investidura de Bernardo Arévalo se han sumado a la persecución judicial del Ministerio Público (Fiscalía) en contra del presidente electo y del Movimiento Semilla, una maniobra que ha sido denunciada por la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea, Estados Unidos y la mayoría de los Gobiernos latinoamericanos.
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