Kansai es la capital espiritual y cultural de Japón. La región se encuentra en el medio de la isla principal del país, la de Honshu. Esta compuesta por siete prefecturas y Osaka, Kobe y Kioto son sus ciudades más importantes. Kansai tiene 27.335 km² de extensión, pero a la hora de construir un nuevo aeropuerto se decidió hacerlo sobre una isla artificial. No fue una buena idea.
El Aeropuerto internacional de Kansai (KIX en términos aeroportuarios) se ubica en una isla artificial en la bahía de Osaka. Del diseño de la terminal se encargó el afamado arquitecto Renzo Piano. Construir este aeropuerto flotante costó más de 18.000 millones de dólares. Fue inaugurado el 4 de septiembre de 1994 y ahora, treinta años después se está hundiendo. Expertos afirman que esta inmensa terminal aérea podría quedar completamente sumergida en 2056.
¿Por qué un aeropuerto flotante?
El aeropuerto sirve de centro de operaciones para las principales aerolíneas, como All Nippon Airways, Japan Airlines, Nippon Cargo Airlines e incluso la aerolínea japonesa de bajo coste Peach. En 2022, era el tercer aeropuerto con más tráfico de Japón, tras los de Narita y Tokio Haneda, según Statista.
La construcción del nuevo aeropuerto de Kansai se planteó para aliviar la saturación del primer aeropuerto de Osaka, el de Itami. Inicialmente se iba a levantar cerca de la región de Kobe, pero las protestas ciudadanas y hasta de las autoridades paralizaron el proyecto. Hubo que buscar un nuevo emplazamiento y fue entonces, cuenta Aerotime Hub, cuando se tuvo la idea de construirlo en mitad del mar. Allí los aviones podrían aterrizar y despegar las 24 horas del día sin molestar a nadie.
Siete años para crear una isla
Su construcción se inició en 1987 y no acabaría hasta 1994. Los ingenieros drenaron millones de litros de agua de la arcilla blanda de 20 metros de profundidad que yace bajo la ubicación actual del aeropuerto, antes de construir un dique. Esa muralla protectora estuvo acabada a finales de 1989.
Los equipos de construcción colocaron arena a metro y medio de profundidad sobre el lecho arcilloso e instalaron 2,2 millones de tubos verticales, cada uno de casi 16 pulgadas de diámetro. Estos tubos se introdujeron en la arcilla y se rellenaron con arena y tierra para crear una base más estable para levantar la isla (en realidad, las islas: son dos conectadas).
Hicieron falta 10.000 trabajadores, 10 millones de horas de trabajo a lo largo de 3 años y 80 barcos para completar la capa de 30 metros de grosor ubicada en la plataforma submarina. Para "hacer" esta isla artificial de 4 kilómetros de largo y 1 de ancho se utilizaron 21 millones de metros cúbicos de bloques de hormigón.
El trabajo de ingeniería civil más caro de la historia
Hacía falta un puente que conectara la isla artificial con la Prefectura de Osaka. Se completó en 1990: mide 3 kilómetros de largo y costó 1.000 millones de dólares. Al acabar el puente llegaron las primeras malas noticias. La isla ya se había hundido 8 metros en lugar de los casi 6 previstos. Los ingenieros se alarmaron. Que la isla diera garantías para ser un aeropuerto hizo de su construcción el trabajo de ingeniería civil más caro de la historia moderna.
La terminal más larga del mundo
- Renzo Piano es el autor del diseño de la terminal de Kansai, un edificio de cuatro pisos. Es la terminal más larga del mundo, con una longitud de 1,7 km de punta a punta. Un sofisticado sistema de transporte peatonal traslada a los pasajeros de un extremo al otro. Actualmente cuenta con una segunda terminal reservada para las aerolíneas de bajo coste.
En 1991 se comenzó con la construcción de la terminal y para compensar el hundimiento de la isla, se diseñaron columnas ajustables para soportarla. Cuando en 1994 fue inaugurado se habían gastado más de 18.000 millones de euros. El aeropuerto estaba profundamente endeudado, los costos operativos habían aumentado y utilizarlo era muy caro (su tarifa de aterrizaje era la segunda más cara del mundo).
Preparado para seismos y tifones
A la hora de crear una isla con aeropuerto los ingenieros tuvieron en cuenta la posibilidad de que hicieran aparición los desastres naturales. Y así, en 30 años, Kansai resistió un gran sismo en 1995. Fue el terremoto de Kobe, cuyo epicentro estuvo a tan sólo 20 km y alcanzó una magnitud de 7,2. Se cobró la vida de 6.433 personas. Sin embargo, el aeropuerto soportó el seismo, principalmente por el uso de empalmes deslizantes en su construcción. Ni siquiera las ventanas del aeropuerto sufrieron daños.
En 1998, también sobrevivió al tifón Stella, que provocó más de 70 corrimientos de tierra. Kansai no tuvo problemas pese a que hubo vientos de hasta 200 km/h.
Pero, en 2018, la naturaleza pudo más. El tifón Jebi alcanzó Japón el 4 de septiembre de aquel año. Fue catalogado como la tormenta tropical más poderosa de los últimos 25 años de historia japonesa. Jebi sí consiguió inundar el aeropuerto, superando las previsiones hechas por los ingenieros al construirlo.
Se hunde más y más rápidamente
Y ahora sabemos que Kansai se está hundiendo más rápido de lo previsto. Los ingenieros calcularon que Kansai se asentaría durante un periodo de 50 años antes de estabilizarse a 4,5 metros sobre el nivel del mar, la elevación mínima necesaria para evitar inundaciones en caso de rotura del dique que las rodea. Pero ese umbral se alcanzó en sólo seis años, informa The Sun. Se gastaron 135 millones de euros en elevar el dique.
En 2018, un representante del aeropuerto aseguraba que no había un cálculo oficial de la vida útil de Kansai. Pero entonces, Gholamreza Mesri, profesor de ingeniería de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, predijo que ya en 2023 la isla podría alcanzar su punto de alerta de 4,5 m sobre el nivel del mar.
Lo cierto es que en 2018 el aeropuerto se había hundido 11,5 metros desde su construcción, un 25% más de lo previsto por los expertos. Algunos ingenieros han pronosticado que algunas secciones de las dos islas artificiales podrían hundirse otros 5 metros, hasta el nivel del mar, para 2056.
Sin embargo, continúa su ampliación
Más allá del ritmo de hundimiento, los ingenieros también están preocupados por su irregularidad. Según Smithsonian Mag, las distintas zonas de las islas de Kansai se hunden a ritmos diferentes. En el centro de la terminal de pasajeros, situada en la isla 1, los ingenieros midieron un mayor grado de hundimiento en el nivel del sótano que en los extremos del edificio. Los trabajadores hicieron frente al hundimiento desigual en otros lugares pavimentando las pistas del aeropuerto con asfalto en lugar de hormigón para minimizar las grietas o deformaciones.
Pese a todo ello, las perspectivas siguen siendo positivas y el aeropuerto ha seguido ampliándose. En diciembre de 2023, se inauguró una nueva zona de salidas internacionales y hay prevista otra ampliación para 2025.
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