Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Comunistas, pero multimillonarios

Vista panorámica de la ciudad de Pekín, capital de China.
Vista panorámica de la ciudad de Pekín, capital de China.
Getty Images
Vista panorámica de la ciudad de Pekín, capital de China.

El ranking mundial de multimillonarios es una competición que nos suele resultar muy lejana y muy ajena, pero no por eso menos apasionante. A los periódicos deportivos suele pasarle inadvertida quizás porque sus estrellas olímpicas son discretas en sus entrenamientos y refractarias al cronómetro, por llamarle de algún modo, que mide sus luchas por los récords de los saldos en número de ceros que van agregando sin límites en su esfuerzo contable por alcanzar la meta.

Bien mirado, no son muchos los competidores en el ámbito mundial, unos 1.700. Bien es verdad que sus cifras siempre traducidas a dólares rebasan las sumas que acumula una buena parte de los miles de millones de habitantes que pueblan el Planeta. Nueva York, capital tradicional del capitalismo, con las pistas para la competición que ofrece Wall Street, es la ciudad que aloja al mayor número de multimillonarios. Allí residen entre vuelo y vuelo de avión privado y helicóptero siempre dispuesto para superar los atascos, los tres grandes: Bernalt Arnault, Jeff Bezos y el inefable jerarca de X, antes Twitter, Elon Musk.

Claro que en este ámbito competitivo las marcas oscilan, cambian de un día para otro conforme respondan en los sprint ante las metas de los negocios. Y por primera vez, los gringos neoyorquinos empiezan a ver peligrar sus liderazgos. Al capitalismo desbocado le ha surgido un extraño e inesperado adversario que choca y nadie esperaba. Beiging está amenazando el liderazgo neoyorquino que sin arriar la bandera con la hoz y el martillo aumenta numero de multimillonarios sin por eso reducir el número de pobres.

Y no sólo cuenta este dato, el equipo de multimillonarios de la gran capital comunista es el que más progresa y además seguido de cerca por el de Shangháyi donde su pujante bolsa de valores, que empezó a funcionar muy discretamente, ya está entre las más grandes. ¡Ay si Lenin o el propio Mao levantasen la cabeza y se encontrasen con un prospero comunismo de sus ideales convertido en el nuevo capitalismo internacional!. Claro el que a ellos les produciría frustración, pero sus herederos Xi Jimping o Vladimir Putin se frotan las manos observando que por fin el comunismo está derrotando al capitalismo. El dinero siempre acaba ganando.

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