Tienen claro el qué, pero no el cómo: los nuevos flamencos exploran mezclas de estilos junto a productores urbanos

De izquierda a derecha: Blasfem, El Yiyo y José del Curro en el estudio
De izquierda a derecha: Blasfem, El Yiyo y José del Curro en el estudio
Israel Merino
De izquierda a derecha: Blasfem, El Yiyo y José del Curro en el estudio

Se fusionan para hacer algo juntos, pero no es flamenco fusión. Quieren lograr algo nuevo, pero que recuerde a los viejos tiempos y provoque sonrisas y nostalgia en el oyente.

Cerca de Madrid Río, a caballo entre los barrios de Carabanchel y Arganzuela, hay un estudio de música en el que se está haciendo algo clásico, pero nuevo para ellos; un sitio en el que se juntan gentes de dos mundos diferentes, pero con más puntos en común de los que se imaginan.

En él, encerrado en una cabina insonorizada con mil botones, una mesa tan ancha como un piano y una pantalla gigante, se encuentra Blas Morales, mejor conocido como Blasfem: una auténtica autoridad en su negocio.

Blasfem, de 33 años, es uno de los productores de música urbana más conocidos del país. Productor habitual de algunos de los raperos más pegados del panorama patrio – Ayax y Prok, FernandoCosta, Foyone, etcétera – lleva en esto muchos, pero muchos años.

"Empecé a los catorce, con un programa que me descargué, cuando no había ni Youtube ni nada así", nos cuenta desde su silla de control este granadino, quien viste con un chándal Lacoste oscuro y lleva un cadenón dorado al cuello.

Coautor de canciones consideradas ya clásicas en el mundillo del rap, como Total 90 o Ese cosquilleo, este productor y dj afincado en Madrid ha decido involucrarse en una nueva aventura de la mano de unos inesperados compañeros de viaje: la producción de flamenco.

En los últimos años, la música popular española se ha ido fusionando con las últimas tendencias urbanas que llegaban de Latinoamérica o Estados Unidos. Por ejemplo, ha sido muy habitual encontrarnos con artistas muy exitosos dentro del circuito mainstream, nos referimos a Rosalía o C. Tangana, quienes, mezclando el trap y el reguetón con músicas como el flamenco o la rumba, han creado un sonido particular que ha traspasado fronteras.

Esta reivindicación tradicionalista ha calado en el imaginario popular, sin embargo, estos dos no han sido los únicos. Solo por poner otro entre mil ejemplos más, el también granadino Dellafuente lleva años sumergido en la fusión de sonidos populares para crear una música fresca, nueva y popular que, con perdón de los más ortodoxos de este mundillo, podría considerarse flamenco fusión.

Ahora, Blasfem ha decidido, junto a flamencos de pura cepa de la talla de José del Curro o El Yiyo, probar suerte también en la música de Camarón, los gitanos y los mil palos, pero manteniendo las maneras de ese mundo. Con innovación, sí, pero también con respeto a las viejas formas y tradiciones.

La fusión del talento urbano de Blasfem con el estilo flamenco de José del Curro, quien es considerado entre los eruditos de su mundillo como la gran promesa española del género, ya ha dado algunos resultados virtuosos tales como La Pastora o Vivir gitano. Canciones que un inexperimentado del género podría entender como flamenco clásico, pero en las que se percibe perfectamente la firma urbana y novedosa que Blasfem ha venido a traer. Y justo ahí es donde reside la magia.

"A nivel técnico, es lo mismo producir rap que flamenco", sigue explicando Blasfem. "Quizá el flamenco sea algo más analógico. Sí es cierto que se pueden meter cosas modernas en la producción, como sintes o loops, pero si necesitas, por ejemplo, alguna percusión, llamas a un percusionista. Hay que respetar el estilo".

Sobre esto, Blasfem cree que es justo ahí donde reside la clave del éxito: en el respeto por ambos géneros, tanto por sus virtudes como sus vicios. "La fusión entre rap y flamenco nunca ha estado muy bien vista, ni por un lado ni por otro. Durante la década del 2010 se hacía, pero quedaba un sonido un poco raro. Creo que la clave está en hacer algo elegante, entendiendo lo que estás haciendo".

"En el mundo de la música, tú puedes hacer lo que quieras; puedes mezclarlo todo, cualquier estilo, pero sin hacer un batiburrillo que suene comercial y creas que va a funcionar", continua.

Mientras hablamos en su cabina, aparecen finalmente José del Curro, su nueva compañía flamenca; y El Yiyo, reconocido bailaor que, en todo el rato de charla, se encontraba en un estudio contiguo grabando un extenuante taconeo.

Ambos son dos reconocidos artistas flamencos, de Madrid y Barcelona respectivamente, que han decidido, a raíz de la amistad, el respeto y también la admiración, embarcarse en una nueva aventura sonora de la mano de Blasfem.

"Estamos haciendo ahora unos fandangos sampleando a Manuel de Falla", empieza a contar José, quien se sienta a la vera de Blasfem. Tiene casi tanta presencia como labia. "Lo que quiero es recordar la música de antes; su calidez y sencillez; lo que transmitía".

Este joven gitano, oriundo del barrio de Entrevías y ahora residente en Parla, se ha convertido, gracias al boca a boca y el directo, en la gran promesa del género.

De hecho, su fama dentro del mundillo es tal que en la última gira de Omar Montes, el reconocido reguetonero de Pan Bendito, abría sus conciertos, como una especie de telonero de lujo, cantando por bulerías y dejando calentito al público.

Tras varios años por escenarios, teatros y algún tablao, ha decidido profesionalizarse y empezar a grabar también su música. Su objetivo, lo recalca constantemente durante toda la conversación, es hacer algo bonito. Algo que guste, que genere recuerdos y, por qué no, también nostalgia.

"En el flamenco hay mucha fusión, a veces, demasiada", nos cuenta. "Yo creo que lo que estamos haciendo tiene cosas de ambos mundos, pero es elegante. Lo que se tiene que hacer es una cosa coherente, no me voy a poner a cantar una soleá con una base de trap", dice entre risas.

"Sé que lo estamos haciendo bien porque le gusta a todo el mundo, no sé si me entiendes. Le gusta al ortodoxo, al que entiende de flamencos y gitanos, pero también al que no. Tiene ese toque diferente, ese toque fresco que le gusta a todo el mundo".

También junto al bailaor Yiyo, quien nos acompaña en la sala y asegura ser un simple amateur, a pesar de haber girado por Taiwan con solo trece años, han sacado recientemente La Pastora, canción en la que se pueden apreciar esos dejes urbanos que Blasfem aporta al flamenco.

Cuando acabamos de charlar, los tres se apostan sobre el equipo de Blas y empiezan a toquetear el programa de producción. José del Curro es exigente, muchísimo, y pregunta por cada pista y sonido: no deja que se escape nada.

"¿Escuchas eso?", dice. "Ahí es donde se nota el toquecito del Blas. Lo bonito es eso, que escuches una canción y sepas de quién es. Que un artista tenga su sello".

"Mi tía decía una cosa, y creo que esto es así. Que tenemos que saber el qué, pero no el cómo", dice mientras se despide. "Yo lo tengo muy claro". 

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