Así ha sido el 2023 para la UE: el año en el que el proyecto europeo pegó el estirón en un mundo agitado

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.
Ursula Von der Leyen / Twitter
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.

"Bienvenida a casa, pequeña gran revolución, que con tus pasos marcas un nuevo rumbo en dirección". Esos versos de una canción de Izal son fácilmente aplicables a la Unión Europea. A la nueva Unión Europea. Esa que está embarcada ya en una mutación; en un cambio de época que no tiene vuelta atrás y que ha dejado el 2023 como el año en el que el bloque comunitario ha pasado a la vida adulta. "La UE está en el momento de mayor exigencia, pero también de mayor aceptación", definió el director de comunicación y portavoz del Parlamento Europeo, Jaume Duch, en una entrevista a 20minutos. Y en ese proceso de reformulación (o de refundación para los más excéntricos) la Unión se ha encontrado numerosos retos.

Han sido 12 meses en los que el bloque ha tenido que entenderse a sí mismo, pero en los que sobre todo ha aprendido que no hay que dar nada por sentado. La lista de logros es larga, igual que la de nuevos objetivos; el 2023 ha supuesto un punto de inflexión después de, otra vez, seguir acumulando crisis de distinta índole. Hasta hace nada la Unión Europea solo gateaba; ahora está aprendiendo a caminar.

Este es el resumen del año en la UE. El año en el que el proyecto comunitario ha pegado el estirón:

Mi amiga Ucrania

Ucrania ha seguido copando casi el día a día de la UE en este 2023, y se está haciendo realidad esa frase de que la ayuda a Kiev se mantendrá "el tiempo que sea necesario", y no solo desde el punto de vista económico o militar. En el primer aspecto, la Unión se ha convertido en el principal soporte para Volodimir Zelenski y los suyos, superando a Estados Unidos. 

Desde el final de junio de 2023, la UE ha asignado 733 millones de euros en asistencia humanitaria a ayudar a los civiles afectados por la guerra de Ucrania. Esto incluye 685 millones de euros para Ucrania y 48 millones de euros para los refugiados y las familias de acogida en Moldavia. Los Estados miembros han destinado además 1.890 millones de euros a ayuda humanitaria a Ucrania. La UE y sus Estados miembros juntos han movilizado 2.620 millones de euros, según los datos de la Comisión Europea.

¿Qué te ha parecido el papel de la UE en este año 2023?

Pero además ha habido un paso fundamental para las aspiraciones de Kiev: la apertura de negociaciones para la adhesión a la UE. Y no era sencillo cumplir con esa palabra. En una votación sobre la bocina, los 27 acabaron en un acuerdo histórico pese a los recelos de Hungría. Viktor Orbán, de hecho, abandonó la sala de los líderes para poder dejar el campo libre para la decisión, aunque esta sea solo el principio del camino. Justo cuando se cumplen diez años del Euromaidán, Ucrania ve un poco más cerca su sueño europeo.

Avances históricos... y menos tabúes

La Unión Europea tiene que entenderse como un proceso inacabado; siempre habrá reformas que abordar, y en esa ruta el 2023 ha servido para retomar debates que parecían enterrados. Por ejemplo, el pacto migratorio. Después de décadas en el cajón, las instituciones se han puesto de acuerdo para acordar una de las grandes políticas que tenían pendientes. Quizá la base del pacto sea la llamada "solidaridad obligatoria pero flexible": el objetivo es la acogida de 30.000 refugiados al año, pero los Estados miembros pueden no hacerse cargo de su cuota a cambio de unos 20.000 euros por persona en un fondo común que se cree a partir de ahora. No gusta a todo el mundo ni mucho menos, pero es un importante paso adelante.

Lo mismo ha sucedido con las medidas relativas al Pacto Verde, con, por ejemplo, la reforma del mercado eléctrico apadrinada por España, la ley de Clima o la ley de restauración de la naturaleza. Asimismo, la UE ha reforzado su papel como potencia regulatoria con una pionera ley de Inteligencia Artificial, que salió adelante tras más de 30 horas de negociaciones entre las instituciones. Los debates han sido intensos, y se han roto moldes también con la ley de Servicios Digitales y la ley de Mercados Digitales, que ponen el foco en el buen comportamiento de las grandes tecnológicas.

Antes de acabar 2023 también la UE alumbra unas nuevas reglas fiscales, aunque estas todavía tienen que refrendarse. El nuevo marco fiscal europeo se ha diseñado con la idea de hacerlo más sencillo y personalizado, pero manteniendo los límites máximos permitidos de deuda (60% sobre el PIB) y de déficit (3% sobre PIB). Dos referencias que a menudo han sido criticadas por su arbitrariedad. Los Estados miembros que superen esos niveles deberán acometer ajustes para cuadrar las cuentas. Sin embargo, a diferencia de la legislación anterior, en esta ocasión se tendrá en cuenta la situación específica de cada país para diseñar la senda de ajuste.

¿Pequeña gran ampliación?

La madre de todo los debates que ha reabierto la UE en estos meses ha sido el de la ampliación, pero, sobre todo, el bloque ha entendido que tiene que prepararse para ella. Ahora mismo la lista de países candidatos se ha elevado a un total de nueve: Turquía, Serbia, Montenegro, Bosnia y Herzegovina, Albania, Macedonia del Norte, Moldavia y Ucrania, además de Georgia. Kosovo sigue esperando en un segundo escalón como candidatos potenciales. Ahora mismo hay procesos de ampliación de todos los colores, dependiendo del país candidato. De todos los candidatos balcánicos a la entrada en la UE hay cuatro con conversaciones abiertas: Serbia, Macedonia del Norte, Albania y Montenegro, siendo este último el país más avanzado en el proceso. Ucrania y Moldavia esperan empezar sus conversaciones pronto.

"El problema es más bien que los Estados miembros tienden a decidir si permiten a los países avanzar (o les niegan esa posibilidad) en la vía de la UE basándose en consideraciones que tienen más que ver con su (propia) política nacional que con el progreso sobre el terreno en estos países, según las normas y condiciones acordadas", explica a 20minutos Corina Stratulat, jefa del programa de Política e Instituciones Europeas y analista senior del European Policy Centre (EPC), que también ve un problema en que el actual procedimiento de adhesión "no tiene soluciones para las cuestiones espinosas, como las disputas bilaterales, las situaciones de estatalidad no resueltas, la reconciliación, los Estados multiétnicos disfuncionales".

Sergio Príncipe, doctor y profesor de la Universidad Complutense, explica que "no puedes dar nada por hecho en geopolítica internacional, y no podemos dar por hecho que la UE no se va a ver afectada por lo que pase en el exterior", sobre todo viendo los últimos acontecimientos. "Hay muchas cosas que hay que hablar, con respecto a la unanimidad, por ejemplo", sostiene, y recuerda que el Tratado de Maastrich (1993) "ya nació imperfecto, y se asumió. Con el de Lisboa no pasa eso. Se quiere abrazar al oso sin ni siquiera haberse acercado al oso". Ahí está la clave de todo: la UE no puede mirar hacia fuera si no cambia antes por dentro.

Más foco y también más exigencia

Hasta hace no mucho la pregunta ante los problemas era qué pensaba Francia, o qué pensaba Alemania. Eso ha cambiado y la mirada ya se pone directamente en Bruselas. La UE ha pasado a la toma de decisiones comunes, con la inversión en Defensa, la ayuda conjunta a Ucrania o a Palestina, o una reforma del Marco Financiero Plurianual muy intensa. "La UE está en un momento de reflexión sobre su propia autonomía", sostuvo Jaume Duch, refiriéndose a una carrera frente a China, EEUU o Rusia en la que la Unión quiere reforzar su industria y trabajar para potenciar las energías renovables.

-FOTODELDIA- GRANADA, 05/10/23.- El rey Felipe VI ha mantenido este jueves un encuentro en el Palacio de la Alhambra con el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski (d), en el marco de la reunión de la III Cumbre de la Comunidad Política Europea (CPE) que se celebra en Granada. EFE/Casa Real/José Jiménez -SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)-
El rey Felipe VI saluda en Granada al presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski (d), en el marco de la reunión de la III Cumbre de la Comunidad Política Europea (CPE).
José Jiménez

Pero esa exigencia aumenta también la crítica en situaciones complejas, como la que se refiere al conflicto entre Israel y Hamás. Y es que la situación en Oriente Próximo ha mostrado las costuras entre los Estados miembros, y ha llegado a desatar críticas por el rápido viaje a Israel de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y su homóloga del Parlamento Europeo, Roberta Metsola. Todo se tuvo que aterrizar con un acuerdo entre los 27 en el que se condenaban los ataques terroristas de Hamás, se pedía la liberación de los rehenes y se pedía a Israel una defensa acorde al Derecho Internacional.

La exigencia también se ha visto en torno al Qatargate, con una reacción muy rápida del Parlamento Europeo para cerrar la crisis y además reforzar sus normas de transparencia, aunque estas seguirán progresando en los próximos meses. En general todos los asuntos (ampliación, crisis energética, situación económica...) han provocado que la UE tenga que ponerse las pilas en la toma de decisiones. Es lenta porque tiene que serlo, pero en el 2023 ha intentado demostrar que puede no arrastrar los pies.

¿Nuevos liderazgos?

"Los ciudadanos europeos tienen que tener aseguradas una serie de cosas que antes y todavía ahora dependen de terceros países pero que ya tienen que empezar a depender de nosotros mismos porque lo contrario sería poner a la gente en una situación muy abierta", concluye Duch. En ese escenario se han potenciado nuevos liderazgos en la UE. Por ejemplo, las figuras de Ursula von der Leyen y de Josep Borrell han salido muy reforzadas, sobre todo la del segundo en un mapa geopolítico en el que la Unión "ha tenido que aprender el lenguaje del poder" y pasar precisamente "del poder blando al poder duro".

Pero también ha sido un año de cambios en los Estados miembros. El 2023 deja una consolidación en el poder de Giorgia Meloni, en Italia y a la vez marcando el paso de la reforma migratoria en la UE; un nuevo pulso (o pulsos) de Viktor Orbán a Bruselas, en un cuento de nunca acabar; Sánchez salvando su puesto en Moncloa y Donald Tusk volviendo, casi contra todo pronóstico, al asiento de mando en Polonia. También se ha visto un auge, al menos electoral, de la derecha radical, y en Portugal ha caído -casi por error- una figura como Antonio Costa.

Vienen las elecciones más importantes

El círculo se cerrará el próximo mes de junio, cuando se celebren las elecciones europeas más importantes de la Historia reciente. No está en juego el ser o no ser de la UE, la pregunta es otra: ¿cómo será la Unión Europea del futuro? Esa respuesta llegará después de un paso por las urnas que puede dar lugar a tres escenarios. El de la continuidad, con las fuerzas proeuropeas siendo mayoritarias en el Parlamento. El de la ruptura, con los populares y los socialdemócratas muy distanciados; y el de la agitación total, con una Eurocámara escorada a los extremos y con nuevas alianzas: el PPE y ECR en un lado, y los socialdemócratas, los liberales y los verdes en el otro. Eso, de momento, se queda pendiente para 2024.

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