Por qué los chilenos han dicho que no por segunda vez a una nueva Constitución y prefieren quedarse con el texto de Pinochet

El debate constitucional iniciado en Chile tras las masivas protestas de 2019 parece llegar a un punto muerto. Por segunda vez en poco más de un año, los chilenos rechazaron en las urnas una propuesta de nueva Constitución y decidieron mantener la carta magna heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
El debate constitucional iniciado en Chile tras las masivas protestas de 2019 parece llegar a un punto muerto. Por segunda vez en poco más de un año, los chilenos rechazaron en las urnas una propuesta de nueva Constitución y decidieron mantener la carta magna heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
El debate constitucional iniciado en Chile tras las masivas protestas de 2019 parece llegar a un punto muerto. Por segunda vez en poco más de un año, los chilenos rechazaron en las urnas una propuesta de nueva Constitución y decidieron mantener la carta magna heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Recuento de votos del plebiscito constitucional, en Santiago de Chile.
EFE - EP

Ni por la izquierda ni por la derecha. Chile lleva años intentando dotarse de una nueva Constitución, pero no hay manera. Los votos de los chilenos rechazaron primero, en 2022, la propuesta hecha desde la izquierda; ahora, la que tenía redacción de la derecha. Ha sido la quinta votación constitucional desde 2020, cuando el 78% de los chilenos estuvieron de acuerdo en tener una nueva Constitución.

En septiembre de 2022, una abrumadora mayoría rechazó la propuesta de nueva Carta Magna en Chile con casi el 62% de los votos. La propuesta la hizo entonces el Gobierno del presidente chileno, Gabriel Boric, que un año antes había ganado las elecciones. 

Aquella fue definida como la más feminista y una de los más vanguardistas del mundo en materia de igualdad de género y protección de la naturaleza. "Chile es un Estado social y democrático de derecho. Es plurinacional, intercultural, regional y ecológico", comenzaba aquel texto.

El proyecto sobre el que los chilenos se han pronunciado este domingo estaba en las antípodas de la de 2022. Esta Constitución de sello conservador fue elaborada por un órgano liderado por la ultraderecha y la derecha tradicional y ha sido rechazada por el 55,76% de los electores.

Este proyecto endurecía el trato de la migración irregular y abría la puerta a revisar la ley del aborto para recortarla. Según las derechas, la propuesta se hacía cargo del problema de la inseguridad y ponía fin a la incertidumbre institucional que generó el estallido social hace cuatro años.

"Fortalece la libertad, la seguridad y la propiedad de los ciudadanos. Segundo, fortalece al Estado en su rol de resguardar el orden público, garantizar los derechos sociales y resguardar los equilibrios macroeconómicos", resumía durante la campaña el expresidente Sebastián Piñera.

En cambio, la izquierda aseguraba que el texto era "dogmático" y profundizaba en el modelo neoliberal implantado durante el régimen militar. "No nos une como país", dijo la expresidenta Michelle Bachelet.

¿Por qué una Constitución de derechas?

De este modo, rechazada la una y la otra, en Chile se mantiene la carta magna heredada de la dictadura de Augusto Pinochet. Aquella Constitución fue redactada en 1980 por la dictadura militar, promulgada en 1981 y reformada parcialmente en varias ocasiones durante estos años de democracia.

">

Pero, ¿cómo es posible que los chilenos hayan vuelto a votar para cambiar su Carta Magna y que la propuesta esta vez haya sido tan de derechas... como la de 2022 fue tan de izquierdas? Lo explica el Consejo Constitucional.

El pasado 7 de mayo hubo elecciones para elegir consejeros constitucionales. El presidente Boric sufrió ese día una clara derrota. La derecha se consolidó como la principal fuerza política en el Consejo Constitucional logrando más de la mitad del órgano, siendo mayoría el Partido Republicano.

Los chilenos han dicho de manera clara que prefieren continuar con la Constitución actual cerrando esta larga discusión"

Cambiar la Constitución había sido (es, de hecho) una prioridad de la agenda de la izquierda chilena. El argumento, obvio: que la actual Carta Magna fue escrita durante la dictadura. Pero la derecha vio su victoria en el Consejo Constitucional como una oportunidad para reescribir el texto desde su óptica actualizada.

Además, la derecha y la ultraderecha calculaban que ganarían a Boric en una convocatoria electoral que presentaron como un referéndum sobre su persona. De hecho, el concepto "Boric vota en contra, Chile vota a favor" fue utilizado en distintos formatos de la campaña. Es decir, cambiarían la Constitución y de paso pondrían a Boric en la casilla de salida del poder. Esperaban una "derrota cultural y política cósmica para la izquierda y el progresismo", pero no es eso lo que ha ocurrido.

Boric supera el plebiscito, pero...

El presidente y su Gobierno no, pero los partidos de izquierda que integran la coalición oficialista sí hicieron campaña en contra de la propuesta. Han celebrado los resultados, pero se trata de un triunfo agridulce, porque llevan tres décadas cuestionando y reformando la Constitución pero no han conseguido reemplazar por una nueva carta magna.

">

Tanto la izquierda como la derecha han rechazado impulsar un tercer proceso constituyente, así como cualquier cambio de calado a la Constitución actual, reformada decenas de veces en democracia. Una eventual nueva reforma requeriría la aprobación de, al menos, cuatro séptimas partes del Parlamento.

El resultado "le da algo de aire al presidente Boric", pero no debe entenderse como un espaldarazo a su gestión, sino que es un "voto de hastío", señala Rodrigo Pérez de Arce, del Instituto de Estudios Sociales. Según las encuestas, la aprobación del presidente se encuentra por debajo del 40%. Además, la izquierda no puede obviar que la derecha, aunque haya perdido el referéndum, ha conseguido un buen resultado en términos electorales.

¿Por qué los chilenos han rechazado la "Kastitución"?

Al proyecto de Constitución redactado desde la derecha le habían llamado coloquialmente "Kastitución", en alusión al ultraderechista José Antonio Kast, líder de Republicanos. Es hijo de un antiguo oficial de la Wehrmacht y militante nazi. Por si fuera poco, su hermano Miguel fue ministro de Pinochet y presidente del Banco Central.

Este partido de extrema derecha fue el que más condicionó el detalle del texto constitucional que ahora se ha votado, regresivo en derechos sociales, género e igualdad y medio ambiente. Lo extraño del caso es que partidos de derecha más moderados estuvieron de acuerdo.

">

Ya con los resultados en mano, la derecha intentó explicar la derrota en las urnas. Apuntaron a la falta de tiempo debido al corto periodo de campaña, pero luego, de inmediato, comenzaron los reproches. Cuenta el diario chileno La Tercera que la derecha moderada acusa los republicanos de haber sido incapaces de movilizar a su electorado y que "sus 'gustitos', como dejar la norma de la protección de la vida del quien está por nacer, les terminaron pasando la cuenta".

"La derrota evidenció el fracaso de la derecha en lograr aunar un texto en común entre los distintos sectores políticos, y de esta manera demostrar gobernabilidad. En ese sentido, el golpe principal es para Kast, ya que su partido era el mayoritario del órgano redactor, y a él le endosan no haber alineado a los sectores de derecha que no querían un nuevo proceso constitucional", se lee en el periódico chileno.

¿Y si la actual no fuera tan de Pinochet?

"Una gran mayoría de chilenos ha rechazado la propuesta constitucional que nosotros impulsamos. Reconocemos esa derrota con mucha claridad. Fracasamos en el esfuerzo por convencer a los chilenos de que esta era una mejor Constitución que la vigente", dijo Kast al conocer los resultados de las urnas.

Pero, ¿de verdad quería la derecha reformar la Constitución? Todo indica que Kast y su partido están muy a gusto con la Carta Magna redactada durante la dictadora y que en realidad no han tenido deseos de cambiarla. "Los chilenos han dicho de manera clara que prefieren continuar con la Constitución actual cerrando esta larga discusión", reconoció Kast.

Les invito a que construyamos juntos una nueva etapa para Chile... la patria necesita de todos y todas"

Incluso para la izquierda moderada. Y es que tal vez el texto de 1980 no sea tan malo, esto es, tan de Pinochet. Fue modificada varias veces en las dos primeras décadas de la transición democrática por la Concertación, la alianza de socialdemócratas y democristianos que gobernó Chile entre 1990 y 2010. Esos cambios lo fueron en algunos aspectos básicos.

Las cosas quedan como están

"No era tan terrible la Constitución después de todo y me siento cómodo diciendo que nos quedemos con la que tenemos", ha dicho José Miguel Insulza exministro de aquella transición. O Francisco Vidal, otro exministro de la Concertación, que considera que la paternidad de la Carta Magna no es Pinochet: "Desde el punto de vista de los contenidos y su reforma, esta ya es la Constitución de (Ricardo) Lagos, de Pinochet no queda nada".

Todo apunta a que Chile asume, por la derecha y por la izquierda, que las cosas quedan (y quedarán tal vez por mucho tiempo) como están. Así, las palabras del presidente Boric: "Les invito a que construyamos juntos una nueva etapa para Chile: de crecimiento para todos, justicia social y seguridad ciudadana. La patria necesita de todos y todas".

Mostrar comentarios

Códigos Descuento