Joaquim Coll Historiador y articulista
OPINIÓN

Menos intransigencia y más Balmes

Un año y un par de meses después, horas después de que el líder de la oposición acepte reunirse con el presidente del Gobierno para abordar la renovación del órgano de gobierno de los jueces y la financiación autonómica, Sánchez cede el Ayuntamiento de Pamplona al independentismo vasco.
Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo tras la investidura del primero como presidente del Gobierno.
20M
Un año y un par de meses después, horas después de que el líder de la oposición acepte reunirse con el presidente del Gobierno para abordar la renovación del órgano de gobierno de los jueces y la financiación autonómica, Sánchez cede el Ayuntamiento de Pamplona al independentismo vasco.

En la política española el tremendismo es el pan nuestro de cada día, no ahora, sino desde hace siglos. Para prevenirnos de este vicio, el filósofo Jaume Balmes dejó escrito que «España no se muere ni se puede morir; las naciones no tienen el consuelo de morirse cuando quieran». No obstante, si llegase un día tan desventurado, prosigue quien fue un incansable buscador de la verdad, «estaría condenada como Prometeo a sufrir el tormento de la vida».

Trasladando eso a la actualidad significa que no habrá ningún tipo de acuerdo entre PP y PSOE hasta las elecciones europeas de junio próximo, y que la tormentosa etapa de degradación de nuestra vida institucional proseguirá. Ambos partidos se echan las culpas, pero tanto el uno como el otro están en falta. El PP lleva cinco años bloqueando la renovación del CGPJ, y el PSOE no ceja de poner contra las cuerdas a los populares equiparándolos todo el rato con la extrema derecha.

Si existía la más remota posibilidad de acordar algo, el naufragio es total tras lo de Pamplona, donde los socialistas van a contribuir a desalojar a UPN para entregar la alcaldía a Bildu. Núñez Feijóo tiene razón quejándose, porque el PP hizo posible que tanto en Barcelona como en Vitoria el alcalde sea socialista en lugar de independentista. Pedro Sánchez es coherente con su estrategia de alianzas, pero se equivoca al acorralar al primer partido de las Cortes.

Ahora bien, tampoco es acertada la insistencia de los populares en satanizar a Bildu. ETA hace años que no existe, y en la formación abertzale militan muchos que nada tuvieron que ver con Batasuna. «En España no se respetan los hechos», denunció Balmes. De la misma forma que el PP estaba dispuesto a explorar un acuerdo con Junts, aunque sin transigir jamás con la amnistía, el rechazo visceral a Bildu no está justificado. En política, la primera obligación es sentarse a hablar con todos, incluyendo a Vox.

Los constitucionalistas debemos insistir en que una mínima entente entre PP y PSOE es irrenunciable si no queremos acabar colapsando institucionalmente. Para renovar el CGPJ, pero también para la reforma del modelo de financiación autonómica, entre otros cambios necesarios. «Conviene pensar algo más en las instituciones y algo menos en los hombres», sentenció el filósofo catalán.

Sánchez y Feijóo deberían aprovechar las navidades para leer el compendio de reflexiones del pensamiento balmesiano bajo el título Los muchos callan y los pocos gritan, que Gregorio Luri ha recogido en un ameno libro. «Si nuestros hombres políticos fuesen menos hombres de partido, si hiciesen un esfuerzo por olvidarse de antecedentes, creemos que el remedio no fuera imposible». Menos intransigencia y más Balmes.

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