Encuentran un animal iridiscente y sin ojos 'extinto' desde 1936 gracias al ADN ambiental

Ha sido redescubierto "nadando" en la arena cerca de la ciudad costera de Port Nolloth en el noroeste de Sudáfrica.
Ha sido redescubierto "nadando" en la arena cerca de la ciudad costera de Port Nolloth en el noroeste de Sudáfrica.
(YouTube/IFLScience)
Ha sido redescubierto "nadando" en la arena cerca de la ciudad costera de Port Nolloth en el noroeste de Sudáfrica.

Ochenta y siete años de clandestinidad, a ciegas. Es el tiempo que ha pasado el topo dorado de Wilton alejado de la mirada humana, tanto, que se le daba por extinto. Ahora, ha sido redescubierto nadando en arena, cerca de la ciudad costera Port Nolloth, en el noroeste de Sudáfrica, gracias a una búsqueda de dos años realizada por conservacionistas y Jessie, un perro border collie entrenado para olfatear topos dorados. Sus hallazgos han sido publicados en la revista Biodiversity and Conservation.

¿Cómo le encontraron?

Esta especie de topo, que no se veía desde 1937, en plena Segunda Guerra Mundial, vive en madrigueras subterráneas y gracias a las secreciones aceitosas que lubrican su pelaje, puede nadar a través de las dunas de arena. 

Se guía a través de su oído ultrasensible y huye si detecta vibraciones causadas por el movimiento sobre el suelo, por eso no fue fácil encontrarles. La sospecha de que seguían en algún lado, entre nosotros, fue lo que impulsó a este grupo de científicos a desarrollar una técnica innovadora para dar con ellos, que no pasase por acercárseles -pues antes de cavar la arena, habrían salido huyendo-. 

“Extraer ADN del suelo no está exento de desafíos, pero hemos estado perfeccionando nuestras habilidades y refinando nuestras técnicas, incluso antes de este proyecto, y estábamos bastante seguros de que si el topo dorado de De Winton estaba en el medio ambiente, podríamos detectarlo, tomando muestras de la arena y secuenciando su ADN”, explica Samantha Mynhardt, genetista conservacionista de Endangered Wildlife Trust (EWT) y la Universidad de Stellenbosch.

Aunque no hubiera sido posible sin la perra Jessie, quien les alertó de la presencia de los topos dorados, tumbándose sobre la superficie en la que les había olido. "Cada vez que se detenía, recogían una muestra de suelo, que luego se analizaba en busca de ADN ambiental, que detecta el ADN de las células de la piel, la orina, las heces y las mucosas, que los topos liberan a medida que avanzan por las dunas", explican desde IFLScience

Diminutos e iridiscentes: hámsteres salvajes

Los topos dorados de Winton tienen un tamaño similar al de un hámster doméstico, entre 70 y 85 mm de largo y no tienen ojos. Aunque su característica más particular es la ser iridiscentes. 

La iridiscencia es un fenómeno óptico en su pelaje, que conlleva que el tono de la luz reflejada varíe en función del ángulo desde el que se observa. Además, se alimenta durante la noche de termitas, hormigas y otros pequeños insectos.

El topo dorado de Winton no tiene ojos.
El topo dorado de Winton no tiene ojos.
IFLScience

“Fue muy emocionante ser parte de un equipo que busca especies perdidas. La guinda del pastel es encontrar uno”, dijo Esther Matthew, oficial superior de campo de Endangered Wildlife Trust (EWT).

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