Francisco Gan Pampols Teniente general retirado
OPINIÓN

¿Quién quiere la paz en Gaza?

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en el centro, saluda a los soldados durante su visita a la Franja de Gaza
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en el centro, saluda a los soldados durante su visita a la Franja de Gaza
AP
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en el centro, saluda a los soldados durante su visita a la Franja de Gaza

El título de este artículo no es una pieza retórica. La pregunta trae a colación las finalidades últimas que persiguen un agresor (Hamás), un agredido en origen (Israel), y la victoria en una guerra que discurre en un escenario de destrucción y muerte que se ha adueñado de la esfera pública, polarizando a la sociedad internacional, a 'Occidente' y su ciudadanía, y al llamado "Sur Global", a una escala mayor incluso que la que se produjo como consecuencia de la guerra de Ucrania.

Hay una manipulación intrínseca en el discurso de unos y otros cuando se apela al derecho de autodefensa y a la legitimidad de las acciones. Es claro que la acción terrorista de Hamás fue de una crueldad deliberada y que su finalidad era provocar una reacción desproporcionada por parte del Israel y explotarla como víctima. Es igualmente evidente que la reacción israelí fue de una contundencia excesiva sabiendo como sabía que iba a ser objeto de un escrutinio mucho más exigente y crítico que el de la acción de Hamás. 

El resultado es por todos conocido -por ahora- y de lo que se trata es de 'salvar la cara' en la medida de lo posible, intentando conjugar los intereses propios con los de los países y organizaciones que apoyan a unos y otros. Así, la actual tregua es más un gesto que un propósito duradero porque nada definitivo se ha conseguido.

La pregunta que hay que responder con transparencia y claridad es: ¿Quién quiere qué en este conflicto? Comencemos por Israel, que ha declarado que pretende destruir la infraestructura de Hamás, eliminar físicamente a sus líderes y militantes más destacados, impedir que vuelva a haber un movimiento terrorista como Hamás al frente de los destinos de la franja de Gaza, y garantizar de ahora en adelante la seguridad y la integridad del estado de Israel contra cualquier acción que pueda provenir de esa zona. 

¿Qué persigue Hamás? Liderar en solitario al pueblo palestino (desbancando a la ANP), más allá de la retórica de la plena destrucción del pueblo judío; presionar a la comunidad internacional y a Israel para que reconozcan a un movimiento terrorista como interlocutor; y negociar un nuevo statu quo que conduzca a un modelo de dos estados, aunque subyazca el deseo de aniquilación de Israel; pero, sobre todo, traer al primer plano de la actualidad en el mundo y, particularmente, en los países árabes y de confesión musulmana, el "problema palestino", logrando el apoyo de unas sociedades que en bastantes casos no coinciden con la línea política de sus gobiernos respecto al reconocimiento del estado de Israel y cómo trata a los palestinos.

¿Y quién más quiere qué? Irán, a través del conflicto, consigue que se congele la aproximación de Arabia Saudí con Israel, que la iniciativa estadounidense para contrarrestar a China de crear un corredor económico que uniese la India con la península arábiga, Israel y Europa quede pospuesta sine die, y que su imagen internacional en el mundo árabe e islámico quede reforzada por su apoyo decidido a la causa palestina, a pesar de ser defendida por una rama del islam enfrentada a la suya (Hamás forma parte de los hermanos musulmanes que son sunitas e Irán pertenece al mundo chiita). 

Estados Unidos quisiera pacificar definitivamente Oriente Medio para poder dedicar sus esfuerzos al entorno geoestratégico conformado por las regiones Asia-Pacífico e Indo-Pacífico, garantizando en todo caso la supervivencia de un Israel fuerte y de su entente cordial con los países de su entorno con un pacto de Abraham ampliado. 

Egipto es el país más poblado de la zona y quiere seguir teniendo un papel decisivo en la resolución del conflicto. Tiene frontera con Israel y dispone de la capacidad de control sobre el único acceso no israelí a la Franja de Gaza. Turquía es otro actor muy relevante en la zona, que se disputa con Irán y Arabia Saudí el liderazgo regional, de ahí que haya reaccionado con más contundencia de la esperada al estallido de este conflicto y adoptado una postura de condena muy asertiva buscando la iniciativa diplomática que aglutine el mundo musulmán.

Así pues, ¿quién quiere la paz en la franja de Gaza, en Cisjordania, en el norte de Israel y en la zona del Golán? Desgraciadamente, la quieren todos aquellos que no tienen ninguna capacidad para poder imponerla, los sufridores, los perdedores de siempre, los desheredados de la fortuna que no son únicamente palestinos, las piezas del tablero que esperan un desenlace pronto a algo que no tiene visos de resolverse. Una vez más, y siempre es lo mismo, faltan estadistas que sean capaces de plasmar los Acuerdos de Oslo de ¡1993!, de generar un espacio de prosperidad compartida, de crear oportunidades donde solo existe desesperación, frustración y odio, y de promover un entorno de seguridad que sea precursor de una nueva sociedad capaz de convivir con sus enemigos de siempre, los unos y los otros. Sin un horizonte que ganar, nadie tiene nada que perder.

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