Inmigración, descontento social, división política o crisis económica: cómo y por qué ha crecido la ultraderecha en Europa

El mapa de la ultraderecha en Europa.
El mapa de la ultraderecha en Europa.
Henar de Pedro
El mapa de la ultraderecha en Europa.

La ultraderecha va y viene dependiendo de las condiciones de los tiempos. Tiende a aprovecharse de momentos de crisis, de duda, de incertidumbre, de enfado ciudadano para crecer. Y a eso parece volver a agarrarse en una nueva oleada que se está viendo en Europa en los últimos tiempos, y a la que se ha añadido en primera línea un nuevo actor tras la victoria del PVV en las elecciones en Países Bajos. El de Geert Wilders es un nombre más en el reparto de una película que el continente ya ha visto en otros momentos de su Historia. Pero la pregunta es, ¿por qué ha crecido la derecha radical en Europa en los últimos tiempos? 

Precisamente el punto de arranque está en que en los últimos cinco años se siguen encadenando crisis: la pandemia, la invasión rusa de Ucrania, la crisis energética o las consecuencias económicas de todo lo anterior sirven de caldo de cultivo para que las opciones radicales sean el mejor refugio de los ciudadanos descontentos. En la derecha radical europea, aún así, hay diferentes niveles en lo que se refiere a su relación con el poder: lideran gobiernos, son socios de coalición, están a la espera de ser alternativa o cuentan con sondeos muy favorables para que cuando al país de turno le toque pasar por las urnas. Y apenas tienen derrotas sonoras.

Por lo pronto, la derecha radical lidera dos Gobiernos importantes en la UE como son el de Hungría y el de Italia. El húngaro es el paradigma del dominio de la derecha radical, con un Viktor Orbán que lleva en el poder desde 2010 y que mantiene las dos grandes bases de su discurso: la antiinmigración y el euroescepticismo. Su batalla con Bruselas es intensa y además se mantiene cerca del Kremlin incluso en plena invasión de Ucrania, habiéndose convertido en el caballo de Troya de Putin en la UE. Giorgia Meloni por su parte lidera una coalición en la que también están la Lega y Forza Italia, y ha tenido que moderarse al llegar al poder. Fratelli es el resultado de una inestabilidad perenne que Italia no ha sabido frenar. La lucha contra la migración irregular y la defensa de la familia son dos de sus pilares.

Además, también se ha consolidado como socio preferente de los conservadores tradicionales en algunos países: son los casos de Suecia y Finlandia. Son dos Estados miembros de la Unión tradicionalmente dominados por la socialdemocracia y que ahora están gobernados por la derecha tradicional, capitaneada por Ulf Kristersson y Petteri Orpo respectivamente, en coalición la derecha radical, con mensajes basados en el aumento de la seguridad frente a la migración y la ortodoxia económica, además de un discurso que pone en duda la lucha climática. 

Países Bajos se ha sumado a esa oleada con la victoria del Geert Wilders. Es un euroescéptico de la vieja escuela que podría convertirse en el capitán de uno de los países fundadores de la Unión Europea, aunque necesitaría coaligarse con otras fuerzas de derechas, que de momento dudan en si darle su apoyo y sobre todo en el cómo. Wilders por ejemplo apuesta por un referéndum para sacar a su país de la UE y ha ligado su mensaje contrario a la inmigración con la importante crisis de vivienda que se da en un Estado miembro apoyado casi siempre en la 'frugalidad' económica. Además, aboga por propuestas radicales como la expulsión de Turquía de la OTAN. Todos estos son ejemplos de cómo la ultraderecha ha ido sabiendo canalizar el descontento social.

Guillermo Fernández Vázquez, doctor en Ciencia Política y profesor en la Carlos III comenta a 20minutos que estos partidos "son una familia bastante consolidada, que no baja del 10% de los votos y se ve en todos los países de Europa salvo en Irlanda". En este sentido, el ejemplo de Países Bajos porque en 2010 el PVV era "un partido de moda" entre la ultraderecha europea, aunque en 2019 parecía que "estaban acabados". Ahora reviven. "El caso de Vox en España no es tan diferente", ejemplifica el doctor.

Su entrada en Gobierno se da por los movimientos de la derecha tradicional, comenta Fernández. "Esa derecha tiene que preguntarse cómo compite mejor con la derecha radical, con la vía Merkel o la vía digamos de Boris Johnson", continúa. "Por otro lado tiene que decidir si se pacta con ella o no". En ese punto, "se ha llegado al caso en el que la derecha radical reemplaza a la derecha tradicional", termina, como se ha visto en países como Italia.

David Gómez, analista de El Orden Mundial, explica que "estamos ante una nueva ola de la ultraderecha en Europa" y él pondría el inicio en la invasión rusa de Ucrania y la consecuente crisis. "Creo que es una segunda ola de ultraderecha, la primera viene del año 2015 con el asunto de los refugiados", prosigue Gómez, con ejemplos como los Demócratas Suecos o Amanecer Dorado en Grecia. En el contexto actual, en cambio, "se trata de formaciones políticas que ya estaban en el sistema, consolidadas desde hace tiempo".

"El aumento del coste de la vida genera un malestar social que han canalizado estos partidos, culpando especialmente a los de fuera, al inmigrante. Ese discurso ha vuelto a calar", prosigue el analista, que añade también el contexto y los temas que están en el centro de la agenda política "benefician a la ultraderecha". Pero también ve relevante el hecho de que la socialdemocracia -sobre todo en los países nórdicos- y sobre todo la derecha tradicional "han comprado en muchos casos los marcos de la ultraderecha".

¿Y en España? Vox no ha crecido tanto como esperaban algunas encuestas a nivel nacional, pero sí se ha consolidado como socio del PP en ayuntamientos y comunidades autónomas. Ahora es tercera fuerza en el Congreso y los sondeos le ponen en disputa por esa plaza con Sumar en caso de que hubiera un nuevo paso por las urnas. Pese a eso, España ya no es una excepción porque en muchas situaciones la derecha tradicional necesita de la derecha radical para poder formar ejecutivos a diferentes niveles. Gómez, en cambio, "no ve tan claro un declive" en el caso de Vox, pero sí considera que en los países del sur "la socialdemocracia parece más fuerte y la ultraderecha no ha sido capaz de ser una amenaza para la derecha tradicional".

Lo que puede venir... ¿en Francia y Alemania?

La tendencia parece que seguirá, porque hay otros países en los que la ultraderecha es la alternativa más directa al Ejecutivo. La foto más clara en este sentido es la de Francia. Marine Le Pen sigue a la espera de llegar a la Presidencia después de haberlo intentado en tres ocasiones. En 2022 ya acortó la distancia respecto a Macron y tiene previsto volver a probar suerte en 2027. Además, ha sabido moldear su discurso hacia una crítica sobre la peores condiciones de vida de los franceses o una apuesta por reformar la UE para dar más poder a los Estados miembros, en línea con lo que defienden Meloni en Italia o Vox en España. También en Austria los sondeos impulsan al FPÖ en un país en el que su potencia política siempre ha sido alta: ya son favoritos en las encuestas.

En Irlanda el caldo de cultivo también parece estar presente vistos los últimos acontecimientos, con tremendos altercados en Dublín tras un apuñalamiento múltiple en el que un hombre de unos 50 años agredió con un arma blanca a varias personas en el centro de la ciudad. El incidente se ha saldado con al menos cuatro heridos, entre los que se encuentran una mujer y tres niños. La noche estuvo plagada de disturbios y empieza a aumentar un discurso contrario a la inmigración musulmana; en un país poco proclive a estos mensajes, dominado por el bipartidismo del Fine Gael, de centroderecha, y el Sinn Fein, de izquierdas, la ultraderecha apenas ha encontrado su hueco... de momento.

Queda también por ver el caso -muy particular- de Alemania. El motor de la UE está atravesando una crisis sin precedentes desde la caída del Muro de Berlín y ha llegado a entrar en recesión técnica tras la crisis derivada de la guerra en Ucrania. Y es que era uno de los países más dependientes de la energía rusa. En ese contexto de cabreo social es AfD la que se ha impulsado hasta ser segunda en las encuestas. Es una ultraderecha esta apoyada no solo en la antiinmigración, sino también en la salida de la UE, el rechazo al euro e incluso con miembros detenidos por hacer apología nazi. Ya ha llegado a gobiernos regionales y tiene mucho calado en el este del país... tradicionalmente virado hacia planteamientos de izquierda radical.

Además de la pérdida de fuelle vista en España la derrota más relevante de la derecha radical en los últimos tiempos se dio en Polonia, donde el PiS ha perdido el poder después de más de una década en él. El Gobierno de Mateuzs Morawiecki formó un frente importante con Hungría hasta el inicio de la invasión rusa y después apostó por una sociedad con la Italia de Meloni. ¿Cómo? Mezclando discursos euroescépticos con apoyo sin paliativos a Ucrania y un abrazo total a la OTAN y a la apuesta por la Defensa. No podrá seguir con el bastón el mando, pero sí ganó las últimas elecciones... aunque sin mayoría para repetir.

¿Hay preocupación en la UE con estas dinámicas?

El mapa político de Europa ahora mismo, con un auge muy claro y una aceptación casi total de la ultraderecha, mantiene a Bruselas con los ojos bien abiertos. Si en 2002 se puso coto al pacto que hizo la derecha austriaca precisamente con el FPÖ ahora ese tipo de gobiernos ya se aceptan. "Es lo que eligen los ciudadanos libremente en las urnas, ni más ni menos", se limitan a apuntar las fuentes consultadas por este medio. La Comisión Europea, de hecho, "no comenta resultados electorales de los Estados miembros", pero la mirada ya está puesta en los comicios europeos del próximo mes de junio: servirán para medir la fuerza de la derecha radical en el futuro Parlamento Europeo.

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