La pelea entre los fans de Aitana y Cruz Cafuné y el funcionamiento de la industria de la música actual

El nuevo y rompedor look de Aitana
Aitana durante la gala de Los40Music Awards
Getty Images
El nuevo y rompedor look de Aitana

Un vídeo tomado durante un concierto en el Palacio de Vistalegre (con el cártel de “sold-out” colgado hace meses) ha desatado un cisma en redes sociales sobre la minusvaloración a los artistas independientes en los grandes saraos musicales.

Este sábado, el canario Cruz Cafuné, artista que se encuentra en plena gira de su álbum Me Muevo Con Dios, se convertía en el protagonista de una inesperada polémica cuando en X, red social conocida anteriormente como Twitter, se difundía un fragmento de su concierto en el Vistalegre de Madrid.

En el vídeo, se podía ver al artista tinerfeño preparándose para cantar Sangre y fe, tema interpretado a medias con el también canario Quevedo, cuando se empezaron a proyectar unas imágenes tras él. En ellas, se reproducía el momento exacto, durante la gala de Los40Music Awards, en el que se anunciaba que Aitana, exconcursante de Operación Triunfo, ganaba el premio a mejor disco del año por su álbum Alpha.

Además, se empezaron a proyectar diferentes tuits e imágenes, como la página de nominaciones de los Grammy, en las que se dejaba caer que Cruz Cafuné había sido minusvalorado no solo por el jurado de Los40Music, sino por la industria de la música en general.

Inmediatamente, el vídeo empezó a circular rápidamente por redes sociales y tanto Cruz Cafuné como Aitana se hicieron tendencia gracias a – o por culpa de – sus fans, quienes iniciaron una guerra dialéctica por ver cuál de los dos artistas era mejor.

Por un lado, los fans de Aitana publicaban vídeos de conciertos de la artista en los que se presumían gigantescos recintos repletos y dejaban caer que Cruz Cafuné había proyectado esas imágenes para ganar notoriedad, pues no sería tan conocido como la ex de OT; mientras por el otro, los acérrimos del tinerfeño recordaban que el tour de Me Muevo Con Dios colgó el cartel de “no hay tickets” antes siquiera de que saliera el álbum, el cual, además, consiguió el cuarto mejor estreno de toda la historia de Spotify España, solo por detrás de los discos de Quevedo, C. Tangana y Rosalía.

La guerra estaba servida y los seguidores de ambos artistas, como si del juego de estirar la cuerda se tratara, no se paraban de tildar los unos a los otros de fanáticos, de faltos de criterio musical y de carentes de respeto. Sin embargo, lo que ninguno de los dos bandos sabía es que estaban representando las dos caras del mismo negocio musical.

Hace unas semanas, Cruz Cafuné publicaba un tuit con el mensaje “¿Hasta cuándo van a seguir faltándome al respeto?” en el que se enlazaba un artículo de la revista especializada Rolling Stone con, según su criterio editorial, los mejores discos de 2023.

En el artículo, duramente criticado no solo por el tinerfeño, sino también por muchas voces expertas del mundo de la música, no se incluía su álbum (sí el de Aitana, por cierto) justo cuando acababa de saberse que había logrado el segundo mejor lanzamiento global.

Desgranando un poco la lista y los artistas que la conforman, uno encuentra rápidamente la respuesta al por qué de esta situación: la mayoría de ellos están firmados con grandes empresas discográficas que funcionan como máquinas de promoción gigantescas.

Antes, el mundo de la música era mucho más sencillo, pero también mucho más cerrado. La industria tras él consistía en la producción, distribución y venta de un producto físico, un CD o un vinilo, que no todo el mundo podía permitirse fabricar, por lo que encorsetaba a la mayoría de los artistas y los supeditaba a grandes empresas disqueras.

Con el auge del streaming y las redes sociales, Internet se convirtió en la principal plataforma para compartir y descargar música, el negocio empezó a democratizarse abaratándose costes y se permitió que otros muchos artistas, a los que hoy llamaríamos independientes, pudieran empezar a mirar de tú a tú a los grandes lanzamientos. Sin embargo, hoy todavía quedan trazas de esa vieja industria.

El mercado musical, hoy en día, sigue copado por las tres grandes multinacionales afincadas en EEUU, las conocidas como majors: Sony, Universal y Warner. Entre ellas, actualmente dominan el 83% de la cuota de mercado, según datos de Billboard.

Este dominio de las majors, si bien permite que muchos artistas independientes (o firmados con pequeñas discográficas) puedan sacar excelentes resultados, todavía copa la mayoría de canales, sobre todo, de promoción, con los que cuentan los artistas.

Cuando en la guerra entre los fans de Aitana y Cruz Cafuné los primeros sacaban a relucir los números de su referente, muy superiores a los del tinerfeño en muchos aspectos, se olvidaban que esta, la cual publica con Universal Music, se encuentra respaldada por un entramado de recursos promocionales con los que el segundo, miembro del pequeño label independiente Mécén Entertainment, no cuenta.

Aitana, por su naturaleza de cantante de pop en el mejor momento de su carrera, sigue contando con todos los recursos promocionales maintream (más aún, por haber formado parte del elenco de Operación Triunfo) que casi ningún sello independiente puede conseguir. Cuando esta artista consigue un hito en su carrera, como cambiar su imagen pública (esto mismo se vio hace muy poco, por ejemplo) o una gran colaboración, todos los recursos de una industria con muchísimos años de experiencia y recursos ilimitados lo puede promocionar hasta la saciedad. 

Es normal que con todas estas capacidades sus trabajos copen listas y sean nominados a los premios más mainstream del mundillo, pues Cruz Cafuné, a pesar de sus logros, no tiene el mismo peso dentro de este circuito.

Por ejemplo, Cruz Cafuné consiguió, como se dijo más arriba, el cuarto mejor lanzamiento de Spotify España, una gira con todas las entradas agotadas antes siquiera de lanzar el disco, el puesto de mejor álbum del año en muchos rankings de la prensa especializada y una colaboración con Westside Gunn, un importantísimo artista americano que ha participado en el último trabajo de Travis Scott; sin embargo, la industria mainstream sigue sin apoyarle en sus celebraciones y a penas ha tenido en cuenta todos estos logros. 

Aitana y Cruz Cafuné son artistas de dos mundos completamente diferentes, ambos igual de válidos, que, si bien se entremezclan en ocasiones (muchos artistas independientes pueden colaborar sin problema con artistas maintream), siguen siendo muy diferentes.

Si bien cada día las fronteras entre underground y mainstream están cada vez más difusas, pues plataformas multimillonarias como Amazon Music, por ejemplo, apoyan a todo tipo de cantantes, lo cierto es que la industria clásica, la de las galas de premios, los grandes rankings y la prensa tradicional es todavía un terreno muy poco accesible para los artistas que se mueven por libre. 

Los fans de ambos artistas llevaban razón en su visión de la música, solo que desde diferentes lados de la misma moneda.  

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