Los argentinos tuvieron que decidir el pasado domingo entre tener como presidente de la república al ministro de Economía con la inflación al 140% o a tener a un gurú del sexo tántrico que está conectado con el más allá a través de una médium y que recibe consejos de estrategia política y económica de su perro muerto.

Este era el dilema que tenían delante, y lo resolvieron a favor del gurú del sexo, el anarcocapitalista radical y populista Javier Milei.

En un artículo reciente, me preguntaba qué habría hecho Argentina para ser castigada de esa manera y me lo continúo preguntando: ¿Qué ha hecho Argentina para ser castigada con el peronismo y ahora con este impresentable de Milei?

Dejándonos de bromas, la izquierda exquisita va a ventilar el asunto con el manido “es un ultraderechista”, y con esto les parecerá que ya habrán liquidado el tema. Ya pasó con Trump y Bolsonaro. Y no, no es así. El análisis, intentar saber las causas que llevan a millones de personas a votar a un personaje como Milei, Trump, Bolsonaro, Maduro..., no es fácil. Conlleva no actuar como palmeros, no actuar como miembros de sectas ideológicas, sean del color que sean.

Con todo, se quiera o no, cada vez es más evidente que el malestar anida en capas lo suficientemente amplias de la sociedad para que esos personajes sean elegidos. Entre sus votantes están los más desfavorecidos (en Argentina, el 40% de la población es pobre) y una clase media que teme perder sus conquistas.

Ahora, un utópico de derechas radical y populista, que está a favor de privatizarlo todo, y todo es todo, desde los ríos a los mares pasando por la policía y órganos humanos, que ha dicho que prefiere la mafia al Estado y los manteros a los comerciantes, porque la mafia no miente y los manteros no pagan impuestos, gobernará Argentina con sólo el 15% de los diputados. ¿Podrá?, ¿cumplirá sus promesas electorales?