Gina Lollobrigida murió sola, esquilmada y en unas condiciones inimaginables para una de las actrices de mayor relumbrón internacional. Víctima de la técnica de la persuasión de la mente, se deshizo de su patrimonio, subastó sus joyas y se dejó llevar por Andrea Piazzola, un joven italiano al que contrató como personal doméstico y que terminó controlando toda su fortuna.
Hace unos días, la Justicia italiana le sentenció por haber expoliado a Lollobrigida, desviando sus riquezas a cuentas y fondos que le pertenecen. Una victoria para el hijo, el nieto y el viudo de la fallecida que, desde que fueron conscientes de la grave situación en la que se encontraba, activaron la maquinaria necesaria para salvaguardar su fortuna pero sobre todo su dignidad.
No llegaron a tiempo, pero los continuos viajes a Roma, la lucha inagotable en los tribunales y la convicción de que estaban haciendo lo correcto les han permitido recuperar parte de lo robado.
Es la primera de las muchas batallas judiciales que quedan por librar: "Todavía hay varias querellas en marcha, por lo que esto es el principio de lo que queda. Han desaparecido más de 14 millones de euros que este señor tendrá que devolver", dice Javier Rigau a 20minutos.
El empresario, que protagonizó junto a Gina una preciosa historia de amor, ha demostrado que ni el tiempo ni los continuos obstáculos le han impedido salvaguardar el honor de su esposa. Él es guardián de infinidad de instantes, secretos y vivencias que no cuenta ni relata en público, pero que le emocionan hasta el llanto en privado.
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