El ejército de Estados Unidos ha informado de que un avión de combate de China se ha acercado este martes a tan solo tres metros de un bombardero B-52 de la Fuerza Aérea estadounidense, que se encontraba sobrevolando el Mar de China Meridional.

Han sido ambos países los que han publicado las imágenes este jueves. Utilizándolas como evidencia, se acusan mutuamente de realizar maniobras provocativas en el mar citado y sus alrededores y de tensar más la cuerda del conflicto fluvial.

El Pentágono traslada que el efectivo asiático ha avanzado a una "velocidad excesiva e incontrolada, volando por debajo, delante y sobre 10 pies del B-52, poniendo a ambos aviones en peligro de una colisión". 

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Estados Unidos ha achacado al conductor el hecho de haber volado "de una manera insegura y poco profesional", demostrando una "mala habilidad aérea". "Nos preocupa que este piloto no fuera consciente de lo cerca que estuvo de provocar una colisión", ha lamentado el Comando del Indopacífico en un comunicado este jueves.

El suceso se produjo de noche, con visibilidad limitada, y según el mando contraviene las reglas y normas internacionales de seguridad aérea. La institución militar mantiene que desde otoño de 2021, se han producido 180 "interacciones" como ésta. 

La versión de China

Si bien China aún no se ha defendido aún de la acusación de EE UU, en previas tensiones marinas con los occidentales, los señalamientos son siempre cruzadas. El portavoz del Ministerio de Defensa chino, Wu Qian, en unas declaraciones recogidas por CNN, tachó al país norteamericano como "el verdadero lado provocador, tomador de riesgos y perturbador".

Además, Wu amenazó con emprender acciones en contra de los norteamericanos si continuaba la excesiva presencia estadounidenses en torno al Mar de China Meridional: "China tomará todas las medidas necesarias para salvaguardar resueltamente la soberanía nacional".

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Este nuevo episodio coincide con la reunión del secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, y el ministro de Exteriores de China, Wang Yi, en Washington, para intentar encauzar la relación entre ambas potencias y preparar un posible encuentro entre los presidentes Joe Biden y Xi Jinping en noviembre.