Señalan desde la conselleria de Territorio que las obras para prolongar la L8 de los Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC) deben empezar este mismo "otoño", pero el conflicto vecinal que Govern y Ayuntamiento de Barcelona se comprometieron a solucionar antes sigue vivo. El consistorio continúa sin alternativa a que se use el parque Joan Miró como centro de operaciones, después de que el Parlament aprobara en junio que el ejecutivo catalán estudie la que le ofrezca el gobierno municipal, que defendió preservar esta zona verde. Mientras, los vecinos, contrarios a que este espacio quede afectado, advierten de que preparan actuaciones de protesta "in crescendo", que empezarán esta misma semana.
Desde el Ayuntamiento explican que "continúan los trabajos técnicos para cerrar una propuesta". "Se están valorando todas las alternativas de localización posibles", dicen, pero no descartan que finalmente se elija "el propio parque".
"Es inaceptable seguir a piñón fijo. Yo creo que al final no se atreverán", afirma Xavier Riu, vicepresidente y vocal de Urbanismo de la Associació de Veïns de l’Esquerra de l’Eixample. Cuenta que desde el 4 de octubre no se han reunido con representantes municipales y que salieron del último encuentro "muy decepcionados y preocupados". "Nos dijeron que la alternativa menos mala para ellos es cargarse el parque", asegura, aunque matiza que vio predisposición a seguir "trabajando" para encontrar otra opción.
La plataforma Salvem el Parc de Joan Miró, en la que está integrada la Associació de Veïns de l’Esquerra de l’Eixample, ha convocado una concentración de protesta el próximo jueves 26 de octubre a las 18 horas en la confluencia de Bruc con Aragó, junto a la sede del distrito. "Una delegación entrará al pleno para que paren esta animalada", cuenta Riu, que advierte: "Será el primer golpe de fuerza, pero irán in crescendo".
Si finalmente se eligiera el parque Joan Miró como centro de operaciones de las obras de los FGC, quedaría afectada un tercio de su superficie durante entre 18 y 20 meses y se deberían talar 174 de sus árboles, los "únicos de más de 40 años" que tiene este espacio verde, señala. Inicialmente, solo se contemplaba replantar una cuarentena y sustituir los demás por otros nuevos. Ahora el Ayuntamiento se ha comprometido a intentar replantarlos todos, explica, pero asegura que los técnicos municipales les advirtieron de que "la inmensa mayoría morirán".
Riu señala que no quieren que el parque quede afectado porque "el Eixample es el distrito de Barcelona con más contaminación" y porque lo usan a la hora del recreo más de mil alumnos de dos centros educativos cercanos, la escuela Joan Miró y el instituto Ernest Lluch. Desde la plataforma proponen como alternativas a esta zona verde el último tramo de Diputació, en su confluencia con Tarragona, o "el local de Fira de Barcelona que está junto al Paral·lel". Pero "les es más cómodo talar árboles que cortar el tráfico de una calle", lamenta Riu, que recuerda que, sin embargo, "para arreglar el mercado de Sant Antoni se cortó durante ocho años la Ronda".
Desde la conselleria de Territorio explican que si finalmente se usa el parque Joan Miró como centro de operaciones de los trabajos de los FGC, además de talar alrededor de 174 árboles, está previsto retirar "bancos, papeleras, barandas y una marquesina". Detallan que se contempla "implantar la zona logística de explotación de la tuneladora que perforará el túnel" para alargar la L8. "Allí se emplazarán tierras excavadas y los elementos auxiliares de la obra", afirman.
La Generalitat estima poner en funcionamiento la prolongación de la L8 de FGC entre 2029 y 2030, tras unos trabajos que costarán 430 millones de euros. El nuevo tramo, que unirá las estaciones de Plaça Espanya y Gràcia, tendrá unos cuatro kilómetros y dos paradas intermedias en Francesc Macià y el Hospital Clínic. Se calcula que permitirá que la línea pase de 23 millones de viajes anuales a 38 millones.
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