El Palacio de Liria acoge a partir de hoy una exposición donde se muestra la relación de la Casa de Alba con el mundo de la moda, a través de más de cien piezas que incluyen creaciones de alta costura, pinturas excelsas, esculturas, objetos, complementos de moda y fotografías, gran parte de ellos procedentes de los tres grandes palacios con que cuenta la familia: Liria, Las Dueñas y Monterrey. La muestra está comisariada por Lorenzo Caprile y Eloy Martinez de la Pera, quienes agradecieron las facilidades prestadas para la consecución de la exposición por Carlos Fitz-James Stuart, actual duque de Alba, así como la contribución de Patrimonio Nacional al proporcionar algunas importantes piezas.

A través de estos vestidos y retratos tendremos la oportunidad de hacer un recorrido por los últimos doscientos años de la moda, con el aliciente de observar casi un juego de espejos entre los lienzos y las refinadas telas que ahora se confrontan, reflejos unas de otros.

Jesús Varillas

Entre los pintores insignes representados aparecen nombres como los de Sorolla, Winterhalter, Zuloaga o Federico de Madrazo. Del otro lado, modistas como Charles Frederick Worth, Louise Chéruit, Cristóbal Balenciaga, Flora Villareal o Emanuel Ungaro. La denominación de modista, y no modisto, es defendida con fervor por Lorenzo Caprile. Siempre haciendo gala de buen humor recuerda acertadamente el término con que debemos referirnos a ellos. "¿A que ustedes no son ‘periodistos’, ni acuden al ‘dentisto’? Pues nosotros somos modistas, tanto hombres como mujeres". 

Eugenia de Montijo (Granada, 1826 - Madrid, 1920) es una figura fundamental en esta exposición. Hermana de la duquesa de Alba -María Francisca de Sales Portocarrero, más conocida como Paca-, llegó a ser emperatriz de Francia tras contraer matrimonio con Napoleón III en 1853. Eugenia exportó a Francia elementos muy importantes de la moda española como la mantilla, el abanico o las faldas de volantes, y produjo gran influencia en la moda más allá de los Pirineos.

Ana Vargas

"Con Eugenia de Montijo y el diseñador Charles Frederick Worth comienza la moda moderna, a mediados del siglo XIX -según indica Eloy Martínez de la Pera-, generando desde ese momento unos códigos que se mantienen en la actualidad. A partir de esta alianza se establecen dos temporadas de moda, se instauran las visitas de la clienta al taller del modista y también comienza la moda de autor mediante el etiquetado de las prendas". Lorenzo Caprile recordó otros grandes 'matrimonios de la moda' establecidos en el siglo XX, como los de Givenchy con Audrey Hepburn, Oscar de la Renta con Nati Abascal o Yves Saint Laurent con Catherine Deneuve.

Casa de Alba

En la exposición pueden verse algunas piezas pertenecientes a la emperatriz Eugenia de Montijo que nunca habían salido del Palacio de Compiègne, en Francia. También se puede admirar exquisita indumentaria masculina, muy relevante en la Casa de Alba, representada en retratos de Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, XVII duque de Alba. Como ejemplo más refinado, el uniforme de maestrante de la Maestranza de Sevilla -en una foto anterior-, que sirve para contraer matrimonio a los duques de esta casa, una bella mezcla de la etiqueta civil y militar. Frac, chaqué y esmoquin solían encargarse en Londres, aunque la capa española, como recuerda Lorenzo Caprile, "¡siempre era de Seseña y madrileñísima!". 

Del propio Caprile se expone una de las piezas más recientes de la exposición, un preciosa chaquetilla que confeccionó para Cayetana Rivera Martínez de Irujo con motivo de la corrida goyesca de Ronda en 2020.

Adolfo Ortega

La afición tranquila y sin grandilocuencias que Cayetana Fitz-James Stuart, la famosa duquesa de Alba, profesaba por la moda, simbolizada por algunos modelos también se encuentra representada en la exposición. Sobre su persona comentaba Lorenzo Caprile que "permaneció fiel a la moda española y especialmente a una gran modista injustamente olvidada como Flora Villarreal, oscurecida por la alargada sombra de Balenciaga. Flora fue una gran figura de la moda en los años cuarenta y cincuenta, y queríamos reivindicarla desde aquí". 

"Lo bueno de esta exposición -advierte Eloy Martínez de la Pera- es que todo lo que contamos ocurrió aquí. Muchos de estos vestidos pasearon por estos salones. Los vestidos de la emperatriz Eugenia pudieron estar aquí porque ella falleció en este palacio".  

Ana Vargas

Con esta iniciativa, el Palacio de Liria revive el esplendor de una moda que ha formado parte de su historia. En una de las salas podemos ver fotografías de un desfile benéfico de Christian Dior, celebrado a finales de los años cincuenta, que ocupó todos los salones del palacio, incluyendo el gabinete que ahora sirve como espacio de la muestra. La Duquesa de Alba convenció a Yves Saint Laurent, que acababa de hacerse cargo de la firma Dior, para ofrecer un desfile completo de alta costura en su palacio. Acudieron más de dos mil personas y todos ellos contribuyeron al objetivo de conseguir fondos para construir unas escuelas de los Salesianos. "Ojalá se pudiera volver a hacer un evento de esas características en este palacio", confiesa Eloy Martínez de la Pera, al finalizar la presentación.