La Policía abate al yihadista de Bruselas tras una noche de persecución: el atentado terrorista deja dos muertos

Abdesalem L, de 45 años y origen tunecino, fue abatido en el barrio de Schaerbeek y ha muerto tras un disparo en el tórax, según ha confirmado la Fiscalía Federal belga.
Abdesalem L, de 45 años y origen tunecino, fue abatido en el barrio de Schaerbeek y ha muerto tras un disparo en el tórax, según ha confirmado la Fiscalía Federal belga.
Abdesalem L, de 45 años y origen tunecino, fue abatido en el barrio de Schaerbeek y ha muerto tras un disparo en el tórax, según ha confirmado la Fiscalía Federal belga.
Abdesalem L, de 45 años y origen tunecino, fue abatido en el barrio de Schaerbeek y ha muerto tras un disparo en el tórax, según ha confirmado la Fiscalía Federal belga.
Europa Press

La noche en Bruselas ha sido larga, pero la Policía ha terminado por abatir este martes al atacante que en el centro de la ciudad dejó dos muertos al asaltarles con un Kalashnikov y darse después a la fuga. Los fallecidos en el atentado terrorista en la capital belga son de nacionalidad sueca, y estaban en la ciudad para disfrutar del partido entre su selección y Bélgica, que acabó siendo suspendido al descanso. Los aficionados, de hecho, tardaron varias horas en ser evacuados del estadio Rey Balduino.

Abdesalem L, de 45 años y origen tunecino, fue abatido en el barrio de Schaerbeek y ha muerto tras un disparo en el tórax, según ha confirmado la Fiscalía Federal belga. Tal como cuenta el diario Le Soir ya estaba fichado por la Policía y había sido condenado por terrorismo en su país, además de tener delitos por tráfico de personas y por resistencia a la autoridad. Bélgica le había denegado la solicitud de asilo en el año 2019 y residía en el país de manera irregular.  Además, en Túnez había estado también en la cárcel.

Fue a las siete de la tarde de este lunes cuando Abdesalem L. llegó en una motocicleta a una zona cercana al centro de Bruselas, se bajó de ella portando un fusil y vistiendo un abrigo naranja fosforito y abrió fuego “indiscriminadamente” y al grito de “Alahu akbar”, matando a dos personas e hiriendo a una tercera. Después escapó corriendo hasta subirse a otra moto y darse a la fuga, tras lo cual empezó una persecución que ha durado toda la madrugada.

Desde el primer momento la Policía belga desplegó un dispositivo de busca y captura y puso prioridad a la hipótesis de un atentado terrorista, confirmada horas después por el propio primer ministro, Alexander de Croo. La reacción de las autoridades no tardó en llegar y se elevó el nivel de alerta terrorista al máximo, un nivel 4, y se pidió a los ciudadanos que permanecieran en casa y evitaran desplazamientos innecesarios. Ya este martes y una vez que el implicado fue abatido el nivel volvió al 3 porque, apuntaron las autoridades, "el peligro inmediato ha desaparecido".

Según se ha ido revelando con el paso de las horas, el hombre pudo escapar en el vehículo -y sin cambiarse de ropa- durante más de ocho horas, hasta que fue encontrado en un café del barrio de Schaerbeek, donde residía y donde fue abatido. En un primer momento resultó herido grave, y en el reconocimiento de su estado, y antes de ser identificado, el ministro del Interior ya explicó que portaba un fusil igual que el que se había empleado en el ataque. 

A lo largo de la madrugada, de hecho, se le vio deambular a toda velocidad por las calles de Bruselas, siendo grabado por algunos vecinos e incluso perseguido por ciudadanos que circulaban en sus coches. Las fuentes consultadas han confirmado a este medio que la operación acabó siendo "tediosa". Asimismo, durante la madrugada las sirenas de policía se escucharon en diferentes zonas de la capital belga. No obstante, el Ministerio de Defensa descarta el despliegue del Ejército para colaborar en la investigación, algo que sí hizo tras los ataques de 2015.

"Nosotros vivimos por nuestra religión y morimos por nuestra religión", habría dicho antes de disparar, según recoge también Le Soir. La grabación del ataque, que fue publicada a los pocos minutos en las redes sociales, muestra al ahora fallecido bajándose del vehículo y cargando el fusil, al tiempo que empieza a disparar y se ve gente corriendo para escapar de la zona. Después entra en un edificio y sigue disparando; ahí es donde hiere a la tercera persona.

En un primer momento, tras el ataque, el hombre proclama su pertenencia a Estado Islámico y se jacta de haber matado a "tres suecos" a los que califica de "infieles". El tercer afectado resultó herido. Eso sí, se identifica con un nombre que no se corresponde con el suyo real. Antes también había publicado un vídeo sobre el niño palestino de seis años asesinado este domingo por un hombre en Chicago "por ser musulmán". Si hubiera sido cristiano "lo habríamos llamado terrorismo y no crimen brutal", añadió. Otras hipótesis no obstante recogen que el ataque podría ser una respuesta a la quema de coranes en Suecia en los últimos meses, por lo que la elección de las víctimas habría sido premeditada.

El terrorismo y el extremismo no pueden infiltrarse en nuestras sociedades. La gente debe sentirse segura

Las reacciones no han tardado en llegar. La primera, la del primer ministro belga, Alexander de Croo, quien aseguró estar siguiendo la situación "junto a los ministros de Justicia e Interior" y ha ofrecido toda la colaboración a los ciudadanos suecos desplazados a la capital belga. En la misma línea se pronunció el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel: "El corazón de Europa está golpeado por la violencia. Mi corazón está con las familias de las víctimas del mortal ataque en el centro de Bruselas. Mi apoyo a las autoridades belgas y a los servicios de seguridad que están siguiendo la situación". 

Por otro lado, el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, ha informado de que el atacante había estado en Suecia de forma ocasional. No obstante, la Policía no le tenía entre su lista de sospechosos, según recogió el medio local SVT. Asimismo, Kristersson ha confirmado que el hombre "tenía como objetivo a ciudadanos suecos" y ha dejado claro que ahora "la prioridad es estar en contacto con las familias", al tiempo que mantiene una comunicación fluida con el Gobierno belga y estará en Bruselas este miércoles para acudir a un homenaje a las víctimas. Las autoridades suecas, eso sí, no consideran necesario elevar la alerta terrorista en el país.

Por su parte, la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, ha publicado que "el terrorismo y el extremismo no pueden infiltrarse en nuestras sociedades. La gente debe sentirse segura. El odio no ganará". La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, reiteró "la unión de todos contra el terrorismo". Precisamente en la ciudad de Estrasburgo, donde esta semana se celebra pleno de la Eurocámara, las banderas tanto de Suecia como de Bélgica ondean a media asta.

Bruselas ha rememorado en las últimas horas el horror que ya vivió en el año 2016, cuando dos ataques terroristas reivindicados por el Dáesh, que se dieron tanto en el aeropuerto de Zaventem como en el metro de Maelbeek, justo al lado del barrio europeo, dejaron un total de 32 fallecidos y en torno a 300 heridos. Dada la situación, el centro de Crisis ha abierto también líneas telefónicas por si los ciudadanos necesitan atención médica y psicológica.

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