Todas las miradas estaban puestas en ella. Firme, sin pestañear, siguiendo junto al resto de sus compañeros de academia las instrucciones precisas y milimetradas que marcaban el relevante acto castrense, la princesa de Asturias juró bandera el sábado en un acto solemne y emotivo. Leonor no defraudó, controló la presión del momento y cumplió las expectativas. El rey no ocultó lo orgulloso que como padres estaban de su hija, la dama cadete Borbón Ortiz. 

Desde que cumplió los ocho años, Leonor ha asistido junto a su hermana Sofía al desfile del Día de la Fiesta Nacional. Era una de las escasas ocasiones que permitían seguir su evolución, una cita a la que solo faltó cuando estudiaba en Gales. Este año, el 12 de octubre adquirió para ella un especial significado: por primera vez presidía junto a los Reyes el desfile de las Fuerzas Armadas vestida con el uniforme de gala de la Academia Militar. Desde la tribuna siguió con especial interés el paso de sus compañeros de curso, que participaron en el acto. También ha sido la primera ocasión en la que ha presidido junto a los Reyes la recepción en el Palacio Real. 

En este mes, que tantas nuevas responsabilidades traen a su vida, la princesa de Asturias tiene pendientes otros compromisos, como la entrega, la próxima semana en Oviedo, de los premios que llevan su nombre, y muy especialmente el día más significativo, el 31 de octubre, cuando cumplirá la mayoría de edad y jurara la Constitución ante las Cortes.