Polonia afronta hoy unas elecciones decisivas para los equilibrios políticos en la UE y el futuro de la guerra en Ucrania

  • El PiS aspira a mantener el Gobierno frente a la alternativa de una coalición liderada por Donald Tusk.
  • Una victoria de la derecha radical consolidaría el eje euroescéptico en Bruselas junto a la Italia de Meloni.
Mateusz Morawiecki y Donald Tusk.
Mateusz Morawiecki y Donald Tusk.
Henar de Pedro
Mateusz Morawiecki y Donald Tusk.

Las elecciones de este domingo en Polonia pueden parecer unas más dentro de todas las que se celebran en Europa a lo largo del año. Pero no es así. Su importancia es capital, no solo para el país, sino también desde el punto de vista de la UE, que mira a Varsovia preguntándose cómo el resultado de los comicios puede reequilibrar o alterar los repartos de poder en clave comunitaria. ¿Por qué? Porque no solo compiten dos ideologías; lo hacen dos maneras de ver a Polonia y a la Unión. Y las encuestas no dejan nada claro.

Con un 34,6%, el ultraconservador Ley y Justicia, que gobierna el país desde 2015 en coalición con otras formaciones de derechas, mantiene, según los últimos sondeos, la diferencia con respecto a su principal oponente, la Plataforma Cívica de Donald Tusk -ex primer ministro y expresidente del Consejo Europeo-, a la que dicen apoyar el 27,9% de los encuestados y que pese a recoger a una amalgama de partidos también mantiene planteamientos propios de los conservadores clásicos europeos. Tusk, de hecho, es el presidente del PPE.

Pero, ¿quién es quién en las elecciones polacas? El favorito en los sondeos es Mateusz Morawiecki, actual primer ministro y que es uno de los líderes de derecha radical más influyentes ahora mismo. Su posición está consolidada dentro de un partido que defiende los valores de la familia tradicional, mantiene un discurso antiinmigración y ha sido acusado de "perseguir" al colectivo LGTBI. En este sentido algunos lugares del país aprobaron zonas "libres de LGTBI", por lo que recibieron la reprimenda de Bruselas. La figura de Morawiecki, además, ha salido reforzada desde el inicio de la guerra en Ucrania.

En el otro lado del tablero está Tusk. El expresidente del Consejo Europeo es visto por muchos como la figura más capaz de competirle los comicios al PiS, y además ha estado en el punto de mira en los últimos meses por una ley aprobada precisamente por el Gobierno (conocida incluso como la ley Tusk) que buscaba perseguir a quienes tuvieran "algún vínculo con Rusia" durante los últimos años. En el caso del dirigente conservador la clave estaba en su papel en Bruselas precisamente durante la anexión ilegal de Crimea por parte de Moscú en el año 2014.

Así como el PiS es un partido abiertamente de derecha radical, Plataforma Cívica tiene más matices. Inicialmente posicionado como un partido democristiano con fuertes tendencias económicamente liberales, pronto adoptó el conservadurismo liberal a lo largo de la década de 2000, aunque durante su tiempo en el poder se alinearon con puntos de vista más pragmáticos y centristas, y se caracterizaron por ser un partido comodín. 

En la década de 2010, la Plataforma Cívica adoptó políticas socialmente más liberales, acercándose ya al liberalismo conservador, y desde entonces se ha posicionado en el centro e inclinándose hacia el centro-derecha. En 2023, los líderes del partido avivaron los sentimientos patrióticos, antiinmigración y anticomunistas de cara a estas elecciones. También aboga firmemente por la pertenencia de Polonia a la Unión Europea y a la OTAN. Pese a haberse movido más a la derecha en los últimos meses precisamente para arrancarle votos a Ley y Justicia es la "esperanza europeísta" en este paso por las urnas.

Bruselas mira con mucha atención

La siguiente pregunta es qué se juega la UE en el paso por las urnas. Bruselas no habla demasiado, como siempre en estos casos. "No entramos a valorar los procesos electorales de los Estados miembros", se limitan a decir desde la Comisión Europea, al ser consultados por 20minutos. El PiS busca un equilibrio interesante para expandir su ideología: el apoyo a Ucrania de Varsovia es clave para Bruselas y mientras Morawiecki trabaja en una alianza con la Italia de Meloni que suponga a su vez un contrapeso al eje europeísta tradicional, que es el formado por Francia y Alemania.

Temas como la migración han servido para reforzar la alianza Varsovia-Roma, como se ha visto en las últimas cumbres del Consejo Europeo. Polonia, con todo, es el quinto país en términos de población y por tanto uno de los mayores receptores de fondos; necesita a la UE, y a su vez le lanza un pulso casi constante: ha sido multada por vulnerar la independencia judicial o por no respetar las políticas de transición ecológica y no cerrar las minas, lo que le ha supuesto una sanción millonaria diaria. Además, hay un expediente abierto por parte de la Comisión sobre la mencionada ley Tusk.

¿Es precisamente Tusk la esperanza de Bruselas? Puede parecer que sí. Un Ejecutivo liderado por él, aunque poco pragmático en algunos asuntos, podría acercar a Polonia a los postulados de Bruselas, con un conservadurismo más clásico y con una deriva que tenga mejor relación con París, Berlín, Madrid o Amsterdam (Países Bajos también está pendiente de sus elecciones del próximo noviembre). Para la Comisión Europea atraer a Varsovia al europeísmo supondría además acorralar en cierto modo a los gobiernos más críticos con la Unión, como son el italiano o el húngaro.

Con todo, hay que tener en cuenta también la relevancia de la invasión rusa de Ucrania en la campaña electoral. Polonia se ha convertido en el soporte más importante de Kiev, no solo a nivel de envío de armas -junto a los Bálticos en general-, sino con la acogida de 1,6 millones de refugiados. Ahora, la entrada en campaña ha provocado los primeros cismas: Varsovia impidió el paso de grano ucraniano para defender a los agricultores nacionales, el Gobierno de Zelenski respondió con una denuncia ante la OMC y el Ejecutivo de Morawiecki avisó que no enviaría más munición y armamento hasta no armar a sus propias tropas. Falta por ver si tras las elecciones todas las aguas vuelven a su cauce. Este domingo no solo se la juega Polonia, también la UE y Ucrania.

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