Marcelo Criminal: de la tragedia de lo cotidiano a la belleza de lo mundano

Marcelo Criminal, en una imagen promocional de su nuevo disco.
Marcelo Criminal, en una imagen promocional de su nuevo disco.
MARÍA CAPARRÓS
Marcelo Criminal, en una imagen promocional de su nuevo disco.

Viste de poeta-soldado, a lo Garcilaso, y posa en unos grandes almacenes. Pone los ojos en lo –aparentemente– insignificante, esas cosas leves que, mientras para algunos pasan desapercibidas, para otros pesan más de la cuenta. Y canta con ternura, ironía y un aire tristón relatos cotidianos y trágicos. El protagonista de esta historia es Marcelo Criminal, autor de La última casa de apuestas (Sonido Muchacho), su cuarto disco. Sus 22 canciones son un reflejo más de la obra del cantautor murciano, tan genuina, sencilla e inteligente. 

El artista, cuyo nombre real es Marcelo García (Murcia, 1997), regresa con un álbum "largo y apocalíptico", una definición que tiene mucho sentido teniendo en cuenta que se gestó durante la pandemia. "Quería lograr una derivación del mundo moderno en una especie de fantasía feudalista, como si todos fuéramos supervivientes en medio del caos", dice Marcelo. Después, ríe: "Esta era mi idea, pero vaya, que al final todo son historias propias". El imaginario que construye pasa por lugares que van desde el bajo de su psicoanalista –donde una vez se quedó encerrado– hasta El Corte Inglés, el parque de Fofó o la madrileña Avenida de Juan Carlos I.

Para ello, el músico fusiona con sorna elementos que son fruto de la imaginación y las experiencias propias. "El sentido del humor es importantísimo para mí. No me atrevería a hablar de cosas serias o dramáticas si no hubiera un poco de risa por el medio. Suelo presentar algún giro o sorpresas. Casi todas las cosas que me gustan suelen ser un poquito graciosas", explica. Una muestra de ello es la canción en la que colabora con Nacho Vegas, El día que murió Pedro Sánchez. El tema, que surgió a raíz de la canción de Bob Dylan Murder Most Foul, sobre el asesinato de Kennedy, cuenta una historia ficticia que aúna humor y política, una cuestión por la que el músico se siente muy interesado.

Marcelo Criminal, en una imagen promocional de su nuevo disco
Marcelo Criminal, en una imagen promocional de su nuevo disco
MARÍA CAPARRÓS

"La gente habla mucho de política en su vida, y la música no debería presentar ese rechazo recurrente hacia algo que está tan presente en nuestro día a día. La política está en las casas y en los telediarios". El cantante considera que la música mainstream evita los temas incómodos, lo que, de alguna manera, retrata a nuestra sociedad.

"En el pop a veces da mucho miedo salirse del amor y el desamor, aunque haya canciones preciosas sobre esos temas. La política es un tema estigmatizado. Se toca poco pese a lo presente que está en nuestras vidas. Para mí tiene sentido hablar de lo que tienes cerca, por eso aparecen con frecuencia asuntos municipales en mi música", señala.

Marcelo Criminal, en una imagen promocional de su nuevo disco.
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MARÍA CAPARRÓS

Otra clave en la obra de Marcelo es la relación con sus raíces y su entorno cotidiano. Cansado de que le pregunten por qué no se muda a Madrid, defiende su vida Murcia, una ciudad que ha educado su forma de observar y crear. "La influencia se aprecia, por ejemplo, a nivel estético. Pienso en la época de la crisis: yo he crecido en las afueras, rodeado de solares a medio construir, así que los paseos por esa zona han influido en mi pasión por las cosas a medio hacer, la basura, lo mundano", dice. Unas palabras que transportan a uno de los primeros temas del artista, Murcia nos pertenece, en el que cantaba: "Después de todas las cartas / que mandamos al alcalde / para quitar las farolas / y ahora estoy aquí solo / mirando las estrellas / podemos hacer lo que queramos / Murcia es nuestra / podemos hacer lo que queramos / Murcia nos pertenece".

El músico, que ha sido comparado en innumerables ocasiones con Daniel Johnston –un genio al que admira–, reconoce que el sonido de su música es "cada vez más sofisticado". Sin embargo, pretende alejarse de "lo perfeccionista y preciosista". No le interesa.

Marcelo Criminal, en una imagen promocional de su nuevo disco.
Marcelo Criminal, en una imagen promocional de su nuevo disco.
MARÍA CAPARRÓS

Más allá de alcanzar este resultado y de sucumbir a la urgencia de lanzar canciones a un ritmo frenético, bajo los requerimientos de la industria y la necesidad de ser escuchado por encima de cualquier cosa –"Si no sueno en Radio 3, me dispararé en el pie y diré a todos que solo era una broma", canta en Dentro y en contra–, para Marcelo hay otras cosas más importantes, como crear una conexión emocional con su público, que "ya no son 100 personas". En Spotify cuenta con más de 37.000 oyentes mensuales, y en Twitter, donde reúne desde hace años a una comunidad fiel, le siguen unos 11.000 usuarios.

En algunos momentos ha bromeado con que sus canciones son para escucharlas "con auriculares de la Renfe medio rotos". En otros, ya hablando en serio, que hace "música para músicos, o para gente que está muy metida en la escena, con el cerebro muy comido por determinados sonidos". Le es imposible definir lo que es una buena canción, pero da su visión personal sobre ello: "Supongo que es la que te enseña algo nuevo del mundo a través de la letra y la parte instrumental. Nadie podría pensar en una experiencia, un sentimiento... sin acordarse de ella. Yo me conformo con que la gente se sienta comprendida", sentencia.

Algo así es lo que probablemente consigue con canciones como Miedo a salir de noche. En un mundo que nos obliga a estar en toda conversación, el artista habla de algo tan cercano como la timidez, el miedo al rechazo y la necesidad de aportar. Un relato "exagerado", valora, que tiene algo de universal. Una historia, como tantas, sobre la vida, tan insoportablemente exigente, pero bella al fin y al cabo. Y todo ello gracias a esas cosas pequeñitas que merecen ser cantadas, porque hacen de lo individual lo común, una forma de compañía, un abrazo. Y así el dolor se transforma en guasa. Y el desastre, en una fantasía maravillosa, la de Marcelo.

MARCELO CRIMINAL

  • Nacido en Murcia, en 1997, Marcelo Criminal es el alter ego de Marcelo García. Ha lanzado cuatro discos: 'Acepta su cruz', 'Repentino brote de añoranza y amor', 'Momento de auténtica realidad' y 'La última casa de apuestas'. Este último ha sido grabado junto con Álex López y Juana García, que también canta los coros en muchas de las canciones. La masterización corrió a cargo de Bernardo Calvo; y la edición, de Sonido Muchacho. Anabel Colazo diseñó el arte del disco, y de las fotografías y el vídeo se encargaron María Caparrós y Pablo Amores. La popularidad de Marcelo Criminal ha crecido considerablemente en los últimos años, sobre todo después de que Carolina Durante versionara su canción 'Perdona (ahora sí que sí)'. Graduado en Filología Hispánica, es un amante de la literatura y el cine, pasiones que están muy presentes en su obra.
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