Las subidas de los tipos de interés con las que el Banco Central Europeo (BCE) trata de combatir la inflación han provocado que pedir dinero prestado en cualquier entidad financiera sea cada vez más caro para los consumidores.
Esto está dificultando el acceso de los ciudadanos a la compra, entre otros, de un coche o de una vivienda, donde la concesión de hipotecas cayó el pasado agosto hasta un 26,8% frente al mismo mes de 2022, según la última estadística del Consejo General del Notariado.
Sin embargo, los bancos no son el único camino que conduce al crédito. Existe una fórmula legal para poder comprar un piso o un coche sin tener ahorros y sin tener que pagar intereses -o al menos no tan altos como en la actualidad-: el préstamo familiar.
"Un préstamo familiar, o entre familiares, se considera a aquel en el que la entrega de una cantidad concreta de dinero se lleva a cabo entre dos personas físicas, siendo habitual que estas sean de la misma familia, amigos o allegados. En este caso, no interviene ninguna entidad bancaria", explican desde el BBVA.
La compañía detalla en su blog financiero que este tipo de préstamos debe devolverse siempre, pero que será "el prestamista -la persona que presta el dinero- el que decide si se pagan intereses o no".
Para realizar correctamente este tipo de operaciones, es imprescindible que todo quede perfectamente plasmado en un contrato. En dicho documento, deben figurar la fecha de la firma, los datos del prestamista y del prestatario, el importe y el interés del préstamo, el plazo de devolución y cualquier cuestión que pueda ser relevante, como la posibilidad de cancelar la deuda anticipadamente o el modo de actuar en caso de que se produzca un impago.
¿Tengo que declararlo en Hacienda?
Desde HelpMyCash precisan que los préstamos familiares deben declararse ante Hacienda, aunque "están exentos de tributación", lo que supone que la liquidación del tributo tendrá un coste cero. "Es un paso imprescindible para demostrar que no se trata de una donación encubierta de dinero, por la que hay que pagar un impuesto determinado", justifica el comparador financiero.
Esta clase de financiación figura dentro del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados, en su modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas, que recoge los intercambios de patrimonio entre personas vivas a cambio de una cantidad de dinero.
Para este trámite, es el prestatario -la persona que recibe el dinero- quien debe presentar, junto al contrato original, el modelo 600 en la Delegación de Hacienda que le corresponda. El plazo legal establecido para presentar el documento de liquidación es de 30 días desde el ingreso del dinero.
En el caso de que el préstamo conlleve el pago de intereses, el prestamista deberá declarar ese beneficio -no el capital devuelto- ante Hacienda como rendimiento de capital mobiliario. Por ejemplo, si la cantidad prestada asciende a 60.000 euros y el prestamista ha recibido 63.000 contando los intereses, debe declarar solo esos 3.000 euros de ganancias.
¿Qué pasa si fallece la persona?
Puede darse la circunstancia de que algunas de las partes fallezca antes de que se haya saldado el préstamo. En caso de que el fallecido sea el prestamista, la deuda pasará a ser con sus herederos.
Por otra parte, si el que falleces es el prestatario, la deuda también pasará a sus herederos, que tendrán que pagarla según lo indicado en el contrato. En este punto, no obstante, hay que precisar que los herederos quedarían exentos del pago en caso de renunciar a la totalidad de su herencia.
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