Miramos con atención hacia el Acuerdo de París y hacia la Cumbre Internacional del Clima y Energía que hoy tiene lugar en Madrid, con el objetivo, urgente, de limitar el calentamiento global a 1,5ºC. Frenar el aumento de la temperatura es una cuestión de justicia social, un concepto ausente en esta cumbre y que sirve de impulso a una transición energética limpia, justa, equitativa y transformadora.

El reciente informe de la Agencia Internacional de la Energía –Net Zero Roadmap– revela el fracaso de los gobiernos a la hora de limitar la contaminación por combustibles fósiles desde 2021. Es hora de que cambie esa realidad y que los Estados afiancen medidas y acuerdos sólidos y concretos que permitan avanzar colectivamente hacia una transición energética climática y socialmente justa. La crisis climática tiene solución. Para esta transición es fundamental atender a una serie de principios basados en el reconocimiento de los derechos de las personas más afectadas, la participación, la redistribución y la reparación que sirven de guía para garantizar una transición energética justa a nivel mundial.

Los países de renta alta deben reducir las emisiones más rápido y en mayor medida; deben proporcionar financiación climática para apoyar a los países de renta baja y media con bajas emisiones en la transición necesaria para la descarbonización; y, por último, deben garantizar que la financiación climática y las políticas de inversión y comercio protegen los derechos humanos y aseguran la transferencia de conocimiento.

Ribera y la IEA promueven este lunes en Madrid una alianza mundial para respetar el tope al calentamiento global en 1,5ºC

Una transición justa y transformadora ofrece a la humanidad una oportunidad única para, simultáneamente, mitigar el cambio climático y reducir las desigualdades e injusticias existentes e históricas. Si no es así, estaremos ante un escenario donde se afianzarán las desigualdades. Es imprescindible que hoy los acuerdos de la Cumbre en Madrid nos permitan avanzar y no retroceder.