Por qué Azerbaiyán ha conquistado ahora Nagorno Karabaj y cómo la disolución de la república no acabará con el conflicto

Conflicto de Nagorno Karabaj.
Conflicto de Nagorno Karabaj.
Carlos Gámez
Conflicto de Nagorno Karabaj.

Un día. Poco más de 24 horas es lo que duró la ofensiva de Azerbaiyán en lo que probablemente ha sido la última guerra en Nagorno Karabaj. Que no el último conflicto entre Azerbaiyán y Armenia. Después de treinta años, el pasado 20 de septiembre las autoridades de la autodenominada República de Artsaj (antes Alto Karabaj) capitularon y este jueves anunciaron que a partir del próximo uno de enero de 2024 se disolverán como Estado. Nagorno Karabaj no existirá; pero su población sí. 

Más del 80% de las 120.000 personas que vivían en esa región han abandonado ya sus hogares en dirección a Armenia. La rapidez de este último enfrentamiento bélico entre karabajíes y azeríes suscita muchas dudas. ¿Por qué han decidido dar la estocada final ahora? ¿Cómo ha ocurrido tan rápido? Y, sobre todo, ¿es este el final de un conflicto histórico?

"Los armenios consideran esa región su patria ancestral y tiene gran significación histórica para ellos. Es el fin de una presencia armenia milenaria en la zona", explica a 20minutos Ana Belén Soage, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Internacional de La Rioja. Este territorio, de mayoría armenia y reclamado por Azerbaiyán, se convirtió en Estado Soberano (sin apenas reconocimiento internacional) durante la disolución de la Unión Soviética. Comenzaba entonces un periodo de guerra intermitente que ha costado la vida de miles de personas y ha terminado con un nuevo éxodo masivo. 

¿Por qué ahora?

Si hay algo que los analistas consultados tienen claro es que hay dos elementos para entender por qué después de tanto tiempo el conflicto se ha desmoronado tan rápido: Rusia y el enriquecimiento de Azerbaiyán. Así como la primera guerra tras la autoproclamación de la República terminó con la vitoria armenia, desde hace años la situación entre ambos países ha cambiado. 

"Azerbaiyán tiene muchísimo más armamento y mejor que Armenia. Procedente de Rusia e Israel, entre otros. Mientras tanto, en la República de Astraj no tiene nada, las armas incautadas estos días son soviéticas, ni siquiera rusas. Son antiguas y pocas. No tenían ni Ejército ni tanques, como hacía creer Azerbaiyán. Nada. Unos fusiles y poco más", asegura a este medio Francisco A. Zurián, director de la Cátedra de Estudios Armenios de la Universidad Complutense de Madrid.

¿Estaba entonces apoyando Rusia a Azerbaiyán en esta contienda? Sí y no. Rusia ha jugado a dos bandas en este conflicto. Por un lado, tenía un pacto de defensa mutua con Armenia y ha sido su aliado principal. Por el  otro, suministraba armas a Azerbaiyán, con quien también tiene acuerdos. Además, las fuerzas rusas de paz eran las encargadas de vigilar la zona y las garantes de que se cumpliera el pacto de alto el fuego. Algo que no ha ocurrido. 

La segunda guerra entre los karabajíes y azeríes se produjo entre septiembre y noviembre de 2020. En aquel momento, el Ejército azerí había mejorado considerablemente. El país era cada vez más rico gracias a la venta de hidrocarburos y el apoyo que le suministraba Turquía seguía aumentando. Azerbaiyán consiguió hacerse con territorio de Nagorno Karabaj, pero no con su totalidad. "Rusia impuso un tratado de paz que Azerbaiyán no ha cumplido. De hecho, hace meses bloqueó el único acceso que comunicaba Artsaj con Armenia, que era por donde llegaba la comida, la electricidad o los medicamentos", recuerda Zurián.

El rol de Rusia en el Cáucaso Sur con las antiguas repúblicas soviéticas se ha visto mermado por el esfuerzo bélico que está desarrollando en Ucrania. "Rusia es elemento clave para entender lo que ha pasado y, en este momento, está ocupada con Ucrania", afirma Soage, que agrega que, además, "Putin se sintió traicionado en 2018 cuando se produjo el levantamiento popular en Armenia que puso fin a un régimen respaldado por Rusia". 

Armenia ha acusado a Rusia de pasividad por no actuar contra los azeríes. La tensión entre Ereván y Moscú viene de lejos. La aparente inacción del Kremlin ha sido criticada en reiteradas ocasiones por el primer ministro armenio, Nikol Pashinián. El líder armenio ha llegado a decir que su país debe modificar su política exterior y de seguridad con el fin de reducir su dependencia de Rusia y "cooperar con todos los socios que estén dispuestos a dar pasos mutuamente beneficiosos". 

Miedo a una limpieza étnica

Este escenario fue el momento perfecto para Azerbaiyán para terminar lo que habían comenzado en 2020. La población de Artsaj, en vista de la rápida capitulación de sus gobernantes ha decidido huir, pese a que el Gobierno azerí ha asegurado que si quieren quedarse no habrá represalias. Algo que pocos ciudadanos karabajíes creen. "Están en una situación de pánico y prefieren irse. Hay mucho odio entre ambas comunidades y a lo largo de los años se han producido muchas atrocidades", asegura la profesora de la UNIR. "Azerbaiyán tiene un régimen autoritario que comete abusos contra los derechos de sus propios ciudadanos, con lo que tienen motivos para desconfiar". 

Este viernes casi 100.000 personas habían cruzado la frontera con Armenia en poco más de cinco días. El primer ministro armenio, Nikol Pashinián, ha asegurado que lo que se está viviendo es "un acto directo de limpieza étnica y provocación de la apatridia". En el mismo sentido se expresa Zurián, que recuerda que ya en 2020 se vivió lo que hacen las autoridades de Azerbaiyán con el territorio que gestionan: "No solamente no queda un armenio allí, es que han borrado cualquier señal de que estuvieron; han tirado las iglesias; han entrado en los camposantos con tractores para quitar todas las cruces; han eliminado los monumentos".

"Abandonan su tierra porque no saben si los van a matar. Ya ha pasado antes. En los pogromos de final de siglo -que son como genocidios a menor escala- miles de armenios se vieron afectados con centenares de muertos y desplazamientos", dice el director de la Cátedra de Estudios Armenios. "¿A esa gente quién les repara el dejar sus casas?", se pregunta el profesor. "Dejan sus enseres y sus cosas, pero también sus muertos. Es la tierra de sus padres, de sus abuelos, bisabuelos, tatarabuelos...".

¿Termina con la disolución de Artsaj el conflicto?

Entre tanto, las fuerzas karabajíes están ya en proceso de desarme. Poco a poco Nagorno Karabaj se vacía. Por lo menos de armenios. El conflicto podría parecer que llega a su fin, pero las derivadas de todo lo que está ocurriendo hacen creer que no. Azerbaiyán y Armenia podrían firmar el próximo 5 de octubre, en la Cumbre Europea que se celebrará en Granada, un acuerdo del que todavía no ha trascendido su contenido. 

Con todo, se han producido manifestaciones en Armenia que piden la destitución de Pashinián, al que acusan de traicionar la causa. Está todavía por ver qué aceptan las partes en el acuerdo y cómo reacciona la población karabají, ahora refugiada en Armenia. Ambos países todavía tienen tensiones por resolver, como la intención azerí de crear un corredor terrestre con Turquía a través del sur de Armenia.

Tras Nagorno Karabaj podría llegarle el turno al sur de Syunik. "Quizás no es el fin del conflicto", advierte Soage, que añade que esto aumentaría la tensión con Irán, que ya ha dicho que no permitirá que esto ocurra. Para Zurián, Turquía ha sido clave en el apoyo público a Ilham Aliyev, presidente azerí. "La República de Armenia ha aguantado entre otras cosas para que la escalada militar no fuera a más, porque evidentemente el plan tanto de Aliyev como de Erdogan es unir las 'dos turquías'. El eslogan de Erdogan es una nación, dos Estados". Las tensiones en esta región del mundo no tienen visos de terminar a corto plazo.

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