Las calles de Uman celebran el año nuevo judío en mitad de la guerra de Ucrania: "Mi fe es más importante que mi miedo"

Varios peregrinos juegan en Umán durante el año nuevo judío.
Varios peregrinos juegan en Umán durante el año nuevo judío.
Olha Kosova
Varios peregrinos juegan en Umán durante el año nuevo judío.

¿No le dio miedo volver a Uman este año por la guerra?, le pregunto a un peregrino de Mánchester que, junto a sus compañeros, se encontraba sentado en un banco cerca de un enorme comedor. Lleva ya 15 años viniendo a esta pequeña ciudad de 80.000 habitantes a 200 kilómetros de Kiev. Este otoño, a pesar de los advertencias de primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y del Gobierno ucraniano, unos 35.000 judíos ortodoxos de todo el mundo se han reunido en la ciudad para pasar tres días celebrando Rosh Hashaná, el año nuevo judío.

Mi interlocutor sonríe ante la pregunta y me contesta con la misma, en un tono desafiante: "¿Y usted? Por lo que veo también está aquí… Creo que mis oraciones y mi fe son más importantes que mi miedo. Tampoco en esta zona vemos batallas".

Y no le falta razón. Mientras se escuchan bonitos cantos que llegan desde unos edificios de varias plantas, en el exterior el tiempo de veranillo llama a las celebraciones callejeras. Los peregrinos se sientan cerca del río y pasean por la calle con los libros sagrados sin importarles la gente a su alrededor. Los niños sonríen y corren por las calles. En esos días, no había guerra: la felicidad es lo que acerca a los 'jasidas' -movimiento del judaísmo ortodoxo- a Dios.

Entrar a la zona del centro de la ciudad en la que se reúnen los 'jasidas' cada año es bastante problemático, especialmente para una mujer. En el checkpoint, se revisan los documentos. La policía ucraniana insiste en que alguno de sus agentes me acompañe ante supuestos casos de agresión que ha habido "contra las mujeres". Joseph, periodista francés de origen judío, comenta que se trata de "un prejuicio", ya que pegar a una mujer está prohibido en judaísmo. En cualquier caso, la cantidad de las mujeres en la zona se puede contar con los dedos de una mano.

"Esto no parece Ucrania, es Israel", comenta mi acompañante, fascinado. Al entrar en la calle de Pushkin, uno ve un contraste drástico con el resto de la ciudad de Uman. Todos los anuncios están en hebreo, hasta "un Starbucks judío", donde este shabat todo era gratis. Por la calle central, una multitud de gente viste trajes de colores blancos y negros y, de vez en cuanto, aparecen gorras de piel Shtreimel, que llevan algunos judíos casados. La diferencia en los trajes y comportamiento se debe a las diferentes ramas del judaísmo. Más y menos conservadores, los que solamente vinieron para "la fiesta", los que beben alcohol y los que no...

En uno de los banners aparece el mensaje "Rezamos por Ucrania" y el viernes se celebra una oración comunitaria por la paz para el pueblo ucraniano. Aunque no todos acuden.

Varios peregrinos en Umán durante el año nuevo judío.
Varios peregrinos en Umán durante el año nuevo judío.
Olha Kosova

¿Usted reza por Ucrania?

"Sinceramente, no. No me preocupo mucho por los ucranianos. Aún recuerdo que hace unos siglos aquí mataban a mis ancestros. Espero que lo entienda: lo primero para cada uno es su familia y su comunidad. Para mí, es mi prioridad", comenta uno de los judíos que pasea por la calle.

Mi acompañante se llama Daniel. Es un judío de Estados Unidos. No vino para Rosh Hashaná, emprendió su viaje a Ucrania por curiosidad y por vivir una aventura. Daniel es procurador público, no es muy religioso, pero cree en el destino. Nos paramos a hablar con dos peregrinos de unos 40 años que han venido desde Israel y que se definen como "más abiertos". Uno de ellos admite que ahora no es muy conservador, porque creció en un ambiente estrictamente religioso y desde entonces siente cierto rechazo a "los marcos". Su compañero insiste en que las preguntas se las haga Daniel, porque sus preguntas le parecen "más importantes". Este peregrinaje que llevan 25 años haciendo les hace felices y marca toda su vida.

Los judíos ortodoxos me explican que en Uman visitan la tumba del rabino Nahman, que es como su abogado frente a Dios. "Los judíos queremos estar apuntados en el Libro de Vida. El día de Yom Kipur ya está todo sellado y no se puede cambiar nada, pero desde Rosh Hashana todavía tenemos 10 días", me explica Ilaya, uno de los visitantes a la ciudad.

El factor del judaísmo en guerra de Ucrania

De una forma u otra, el tema del judaísmo se ha convertido en uno de los factores que influyen en la guerra en Ucrania. El argumento que utilizó la propaganda rusa para justificar la invasión a gran escala fue "el nazismo creciente" en el país. Dentro de Ucrania, estas acusaciones no se tomaban en serio por varios motivos. Entre los contraargumentos se encontraba el origen judío del propio presidente Zelenski y la gran comunidad judía que existe en algunas ciudades como Odesa o Dnipro. Incluso al principio de la invasión, según vecinos de Dnipro, gran parte de la población se negaba a evacuar la ciudad por una leyenda urbana: "Los judíos siguen en la ciudad y entonces Putin no se atreverá atacar para no meterse en líos con Israel".

Pero los acontecimientos posteriores mostraron que Israel, al depender del espacio aéreo controlado por Rusia sobre Siria para atacar a sus aliados iraníes en la región, ha tenido cuidado de no irritar a Moscú. Para ello ha tenido que andar con pies de plomo. Una posición que no ha gustado a Kiev, que incluso acusó en junio al gobierno de Netanyahu de tener simpatías prorrusas. Durante esa Asamblea General en la ONU, el presidente Zelenski intentó encontrar un terreno común con Israel y presionar en persona a Netanyahu para que preste más ayuda y haga un frente más coordinado contra las transferencias de armas iraníes a las fuerzas rusas en Ucrania.

Un peregrino en Umán durante el año nuevo judío.
Un peregrino en Umán durante el año nuevo judío.
Olha Kosova

Mientras tanto, la narrativa sobre el "nazismo ucraniano" en Rusia sufrió algunos cambios. Al principio del septiembre, Putin afirmó que Occidente "puso a un judío étnico a la cabeza de la Ucrania moderna" para "encubrir la naturaleza antihumana" del país. "Esto hace que toda la situación sea extremadamente repugnante, que un judío étnico encubra la glorificación del nazismo y encubra a los que en su día dirigieron el Holocausto en Ucrania, que supuso la muerte de un millón y medio de personas...", dijo en un comentario a un periodista de un canal de televisión rusa.

Pero los datos no confirman estas afirmaciones de Putin. El Pew Research Centre, un instituto estadounidense, ha descubierto que los ucranianos se encuentran entre las personas menos antisemitas de Europa. Según una de sus encuestas, solo el 5% de los ucranianos declaran no estar dispuestos a aceptar a los judíos como conciudadanos, frente al 14% de Rusia, el 18% de Polonia y el 16% de Grecia.

Todo este contexto ha convertido la celebración de Rosh Hashaná en Uman, uno de los fundadores de los movimientos jasídicos, que muchas veces pasa desapercibida por la mayoría de los ucranianos, en uno de los eventos más importantes de este otoño. Los usuarios en las redes lo vieron como una señal de que "los judíos ortodoxos" creen en el poder de las Fuerzas Armadas ucranianas.

Después de la celebración, el proyecto de periodismo de datos Texty.org.ua incluso confirmó una de "las leyendas urbanas" tras analizar el trayecto de los drones rusos que lanzaron la noche del sábado 16 de septiembre, y concluyó que los drones rusos "evitaron entrar en Uman aunque les pillaba de camino".

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